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El Juli, contra viento y marea

El diestro madrileño le corta dos orejas al mejor zalduendo de un infumable encierro

Morante se marcha entre pitos tras una mala tarde

Andrés Roca Rey estrella una voluntariosa tarde ante el peor lote del festejo

Sólo hubo un toro y Juli le buscó las vueltas para arrancarle con fuerza las dos orejas que le proclamaron triunfador de esta segunda de abono. / Reportaje Gráfico: Erasmo Fenoy
Paco Guerrero

Algeciras, 29 de junio 2018 - 01:36

La química, que decía aquel Divino Calvo que fue Rafael El Gallo, de los toros. Los toros tienen química o no. De ahí a tirarse de cabeza al callejón o formar la de Dios solo había un paso. A Morante se le sumó ayer la química, la brisa marinera y la impaciencia del público. Ese cóctel ideal donde el de La Puebla encontró la calle de enmedio y por ahí se fue caminando despacito dejando allí a un torillo con las moscas espantás y al personal mosqueao. Lo de los principios malos o buenos aquí no sirve para justificar una tarde que de paso remató para mal una corrida de Zalduendo muy justa de todo. Nada importante para tan importantes señores del toreo.

Frente al cuarto Morante se quedó sin todo. O sin nada... qué se yo. Después de cuatro lances en el tercio asentados los pies, el capote viajando despacito y escuchando esos oles que perdonaban las rencillas del primero, al mejor vestio de la tarde se le acabó de golpe el moribundo zalduendo que llegó tras la merienda.¡ Porca miseria!...ahora que Morante lo iba a intentar.

El tendido volvió a las andadas y le dijo al de La Puebla cositas al oído...

El Juli sale a hombros de la plaza de toros.

Meta usted todo esto en el contexto de una corrida demasiado justa en todo y entenderá que ese oasis en el que el Juli no le dudó al viento, metió el capote abajo y toreó lo que pudo, le supiera a gloria a una plaza que desde luego tiene vendido todo su papel gracias a la marea tomasista que hoy va a tomar esta ciudad.

Saludó José María Soler en el segundo de la tarde. Dos pares buenos. Inmenso y torerísimo el segundo de ellos. Suficiente para apretar las palmas y que el tendido le reclamara con fuerza el honor de quitarse la montera.

Juli le había endosado inspirado y determinante con el capote un buen manojo de lances a la templada embestida del mejor toro del festejo. Mejor aun en el oficio del madrileño que le supo dar las pausa necesarias para que no se le acabara con la prontitud que la corrida iba teniendo.

Franco de embestida, Juli le fue empapando en la muleta sin romper esa frágil equilibrio de un viaje que empezó brusco pero que terminó templado y alargando en su recorrido. Inteligente Juli, sin agobios y dejándole el aire necesario para que aquello pareciera importante y el zalduendo no terminara protestando por alto cuando el de Velilla quiso emprender la tarea de embarcar el trasteo con la zurda. Nivel de grande en este Juli ambicioso de todo. De triunfo, de poder, de toreo y de afición, que esa es la temporada de Juli este año, de afición para no aburrirse de nada. La estocada trajo tras de si dos orejas pedidas con fuerza y a la postre el triunfo justo para marcharse triunfador de una tarde que no le iba a dejar resquicio alguno para remachar frente al quinto. Un toro refugiado en la brusquedad para tapar su falta de fondo y fuerza. Deslucido y complicado con el que el torero abrevió sin disimulo.

Sin suerte en el lote a Roca Rey no le sirvió su disposición para intentar responder al triunfo de esas dos orejas de Juli. Siempre brusca y sin clase la embestida del tercero. Dos desarmes y una faena que no remontó nunca por mucho que el peruano se enfrascó en terrenos de cercanía en busca de no hacer trabajar demasiado a un toro que nunca entregó la cuchara y que acabó como llegó: sin clase ni fondo en su lidia. Abrevió el torero esperando la ocasión del sexto pero esta llegó con un animal sin gasa de seguir la muleta. Poco alimento para un conjunto que resulta desolador para la voluntad que le puso a toda su tarde el diestro peruano.

Al final Juli a hombros y una feria que ya espera su tercera tarde con la expectación por las nubes y ganas de que por fin los toros no sean parte del argumento por el que se desengaña un tendido.

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