Real Balompédica | Primera Federación

La Primera Federación asfixia a la Balona

  • Pandalone, ante la falta de inversores, abona de su bolsillo la última nómina

  • No es el único caso: el Alcoyano anuncia que tiene dos meses de viabilidad

  • El Nàstic reconoce 1,5 millones de euros de pérdidas el curso pasado

Raffaele Pandalone, junto a Juan Franco, en el palco del Municipal

Raffaele Pandalone, junto a Juan Franco, en el palco del Municipal / Erasmo Fenoy

El presidente de la Real Balompédica Linense, Raffaele Pandalone, ejerció de Nostradamus cuando el pasado mes de agosto advirtió que la delicada situación económica del Dux de Madrid, que ni siquiera pudo empezar a competir, se repetiría y pronto en la Primera Federación si no llegaban ayudas económicas a los clubes. El tiempo no ha tardado en darle la razón. El Alcoyano (líder del grupo II) advierte que solo podrá pagar las dos próximas nóminas y el Nàstic admite que el curso pasado le dejó un déficit de 1.500.000 euros y que en caso de no ascender esta temporada a Segunda división se verá obligado a ampliar capital. La sombra de la disminución de participantes o la desaparición del actual formato de la tercera categoría nacional (es decir, la vuelta a la extinta Segunda B) se extiende.

La Primera Federación no se sostiene en lo que al apartado económico se refiere. Solo los cuatro o cinco equipos de grandes ciudades (Córdoba, La Coruña, Castellón...) que superan los 10.000 abonados o que tiene potentes patrocinadores detrás (con el peligro que eso conlleva a medio plazo) pueden sobrevivir sin problemas. Las dificultades del resto no solo quedan patentes en los anuncios alarmantes por parte de algunos clubes, sino en el día a día.

No es casualidad que de repente muchos equipos hayan sustituido los viajes en avión por el autocar de toda la vida. La excusa de las dificultades para llegar a tiempo por culpa de la huelga de algunas compañías solo esconde que los precios, sobre todo para las jornadas en las que los horarios se conocieron con escaso margen de tiempo, se convertían en prohibitivos. Y todo el mundo está mirando por el euro.

Los clubes, de momento solo en privado, denuncian que la Federación, que no aporta ayudas a los participantes para este fin, no tuvo en cuenta estos costes a la hora de dividir los grupos. E incluso la culpan de poner en peligro sin necesidad la integridad de sus plantillas. Pero, al menos en lo que a la presente temporada se refiere, ya es tarde para eso.

El curso pasado el Extremadura no pudo finalizar la competición. En el presente, el Dux Internacional de Madrid no pudo ni comenzarla.

Fue entonces cuando Raffaele Pandalone denunció la inviabilidad económica de la división (con independencia de su indiscutible atractivo deportivo) con su actual estructura y advirtió que problemas como los del conjunto madrileño podían “repetirse en el futuro” en otras entidades.

No se equivocó. La pasada semana José Luis González, director deportivo del Alcoyano advirtió que la entidad alicantina tiene “como mucho, dos meses de viabilidad” si no llegan inversores. El temor a que se repita la situación del equipo de Almendralejo está en el aire.

Pero que nadie piense, como suele suceder en estos casos, que esos son problemas que atañen a otros clubes. La Balompédica no es una excepción. Es más, el equipo de La Línea atraviesa una situación delicada, por mucho que no se airee.

El pasado 25 de agosto en un reportaje titulado “Pandalone, la palanca de la Balona” Europa Sur advertía de la dependencia económica que el club, que está a muy poco de constituirse de manera oficial en Sociedad Anónima Deportiva (SAD), tiene ahora de su presidente. La situación, lejos de mejorar, ha empeorado, sobre todo tras una campaña de abonados que ha resultado ser el mismo fiasco de todos los años.

Pandalone -con alguna ayuda notable- trabaja para cerrar el acuerdo con un inversor que le acompañe en el camino tras la espantada del jerezano Juan Díaz. Pero mientras llega, el empresario italiano ha tenido que pagar de su propio bolsillo la última nómina a futbolistas, técnicos y empleados. Vaya, que el club no logra ingresos para hacer frente a los pagos corrientes. La Primera Federación aprieta a la Balona... y a otros muchos clubes.

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