Real Balompédica Linense

Roger: "La derrota en Algeciras me crucificó"

  • El exentrenador de la Balona sostiene que no merecía la destitución

  • "Estamos a un punto del sexto con todo lo que hemos pasado", recuerda

  • “Desde dentro del club nos han puesto piedras en el camino”, denuncia

Jordi Roger, de rodillas, conversa con Sergio Rodríguez durante un entrenamiento

Jordi Roger, de rodillas, conversa con Sergio Rodríguez durante un entrenamiento / Erasmo Fenoy

Jordi Roger ha pasado de ser entrenador de la Real Balompédica Linense a formar parte de la historia reciente de la centenaria entidad de La Línea de un plumazo. Como le sucede, más tarde o más temprano, a todos los inquilinos de los banquillos. El preparador catalán considera que no se merece la destitución de que fue objeto a última hora del domingo, aunque entiende la respuesta del presidente, Raffaele Pandalone, tras la bronca que puso fin al revés ante el Córdoba horas antes. El míster está convencido de que la derrota en el Clásico comarcal del pasado día ocho en Algeciras puso el último clavo sobre su tumba deportiva, recuerda las infinitas dificultades con las que se ha visto obligado a trabajar en los últimos meses, sobre todo en forma de lesiones, y denuncia que desde dentro del club han puesto “piedras en el camino” para que fracasase su proyecto, sin querer concretar más.

Roger, que no solo mantendrá su residencia en la zona hasta final del curso escolar sino que no le hace ni mucho menos ascos a volver a entrenar en Andalucía, se somete al enésimo cuestionario del día después del obligado cese de sus actividades serio, cansado, pero decidido a defender sus razonamientos.

“Hasta el mismo día del partido con el Córdoba no me esperaba que esto pudiese suceder”, reconoce el ya exentrenador balono, que a lo largo de la entrevista se refiere en todo momento al equipo de La Línea en primera personal del plural, como si aún continuase formando parte del mismo. “Cuando acaba el partido y vi como estaba la afición ya era consciente de que al presidente le podía pesar y sabía que existía esa posibilidad, pero hasta ese momento, no”.

Todo viene por el partido del Algeciras”, sostiene Jordi Roger. “El Clásico me sentencia, me crucifica. Era el partido que en caso de ganar me hubiese dado crédito para llegar a la segunda vuelta y poder afrontarla con la casi totalidad de la plantilla y al perder... pues a la tumba. Pasó eso y con el Córdoba se demostró”.

"Me merecía más que no me renovasen tras las ocho derrotas de la temporada pasada que esta destitución"

¿Merecérmelo? Pues sinceramente creo que no”, sostiene el preparador barcelonés. “Si me apuran, casi me merecía más que no me hubiesen renovado la temporada pasada después de perder los ocho últimos partidos que ahora que me echen”.

“Hay que tener en cuenta que hasta esta última jornada no habíamos bajado de la octava posición, que estamos novenos con el Recreativo de Huelva, ojo con un equipo del potencial del Recreativo de Huelva, a un punto del sexto clasificado”, reivindica. “Creo que no íbamos mal teniendo en cuenta todas las circunstancias que hemos tenido que sortear”.

“Estoy convencido de que si no hubiésemos sufrido la plaga de lesiones que hemos padecido tendríamos al menos cinco puntitos más y estaríamos arriba”, defiende Roger. “También es verdad que eso es algo que yo creo, pero que no vamos a poder saber nunca”.

“Por eso digo que creo que no me lo merezco, porque hay que tener en cuenta todo lo que hemos pasado”, insiste. “Si hubiésemos tenido a toda la plantilla y fuésemos el décimo pues... pero la sensación que he tenido toda la primera vuelta es que hemos estado rodeados de un ambiente muy negativo, parecía que estábamos en descenso”.

“Ha sido una pasada y estábamos ahí metidos”, lamenta. “Yo tenía la sensación de que la Balona, antes de mi llegada, había hecho play-off todos los años, porque íbamos sextos, séptimos, octavos y se nos criticaba todo”.

Jordi Roger explica que las adversidades con las que ha tenido que lidiar no se circunscriben a las ausencias de jugadores, que llegaron a ser hasta ocho en una misma jornada y que comenzaron en pretemporada, cuando la Balona se vio obligada a suspender un amistoso con el Marbella por la falta de efectivos. “Nos hemos encontrado muchas piedras en el camino, incluso dentro del club”, denuncia.

Preguntado por el contenido de esa última reflexión, responde: “Es muy fácil, hay gente dentro del club que no nos ha ayudado, sino que ha ido poniendo piedras en el camino”, insiste.

“Está claro que también ha habido mucha gente dentro y fuera que sí ha colaborado y en ese apartado estoy obligado a agradecer especialmente al presidente todo lo que ha hecho”, abunda. “Hemos trabajado codo con codo, hablábamos cada día porque era mi presidente, mi director deportivo, hicimos el equipo juntos en verano... Es un presidente atípico y creo que la Balona tiene al frente una gran persona y un gran presidente, aunque como todos pueda cometer sus fallos”.

“Personalmente le reconozco que me haya apoyado hasta el final, es más diría que la decisión de destituirme le ha dolido tanto o más que a mí, porque su proyecto era conmigo y le ha salido mal”, valora el entrenador catalán. “Creo que lo ha hecho incluso pensando en mí”.

Jordi Roger sostiene que en el balance de este año y medio en el que se ha mantenido al frente de la primera plantilla de la Real Balompédica le ha quedado claro que la entidad tiene “una serie de dificultades” que vienen dadas por una ambición “de ser un club profesional, cuando la realidad es que faltan muchísimas cosas”.

“Podemos empezar por las infraestructuras, tenemos un estadio que se nos cae a trozos”, señala. “La temporada pasada cuando mejor íbamos, que estábamos metidos en play-off, nos quitaron la visera”.

"Había martes que a las siete de la tarde no sabíamos dónde íbamos a entrenar el miércoles"

“Después tenemos unos campos de entrenamiento que dan pena”, en referencia a los de la Ciudad Deportiva. “Hubo martes que a las siete de la tarde no sabíamos dónde podíamos entrenar el miércoles y así cuesta mucho trabajar”.

Cuestionado por la cuota de responsabilidad que él mismo tiene en el desenlace de los acontecimientos, responde: “No me queda ninguna duda de que el principal responsable soy yo. Me habré equivocado en muchas cosas, entre otras cosas porque el que se equivoca es el que toma decisiones y por mi cargo tengo que tomar muchas cada día, así que seguro que me he equivocado”.

“Es evidente que a toro pasado en determinados momentos hubiese hecho tal cambio y no otro, que hubiese planteado determinada situación de otra manera, pero yo no soy de buscar excusas también creo que la suerte me ha sido esquiva”, asegura.

“En momentos puntuales, la balanza siempre se ha inclinado para mal, llámale el gol en el último minuto en Sevilla, la forma en que perdimos en Murcia cuando estábamos a un paso de la eliminatoria grande de la Copa, el disparo de Dopi en el último minuto contra el Cádiz B que iba a la escuadra y se fue a un centímetro, la ocasión de Manu Molina en Algeciras...” detalla. “A veces en el fútbol como en cualquier otro apartado de la vida necesitas de la suerte... y al final de todo se aprende”.

"Ahora lo que siento es decepción, rabia, cabreo acumulado"

“Lo que quiero que quede claro es que no me arrepiento para nada de haber venido a La Línea, a la que le estamos muy agradecidos tanto mi familia como yo”, desliza. “Creo que dirigir a la Balona me ha hecho crecer como persona, me voy súper curtido... parece que he hecho un Máster y me ha ido bien”.

“Estoy seguro de que cuando lo analice más tranquilo podré valorarlo en su justa medida porque ahora lo que tengo dentro es una especie de decepción, rabia, cabreo acumulado y no lo sé ver, pero cuando regrese de las vacaciones de Navidad, cuando ya haya desconectado me resultará más fácil ver los apartados positivos”, vaticina.

“Lo que sí tengo claro es que soy de quedarme con lo positivo y me siento en la necesidad de dar las gracias a todos los que me han apoyado”, finaliza. “Ha habido mucha gente que tanto en las derrotas como en las victorias me han dado su apoyo, aunque soy consciente de que las cosas negativas hacen mucho más ruido por mucho que sean minoría”.

“Como todos los entrenadores, a uno les gustaré más y a otros menos, pero estoy convencido de que nadie podrá poner en duda mi profesionalidad, mi honestidad y mi trabajo”, se despide.

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