El sector pesquero llora la muerte inesperada de Rafael Montoya Joya. El marrajero falleció en la mañana de ayer a los 76 años en el hospital Punta de Europa de Algeciras tras sufrir una complicación a raíz de una intervención quirúrgica. El cuerpo permanecerá en el tanatorio de la Cuesta del Rayo durante esta mañana hasta que sea trasladado al cementerio para ser incinerado.

Montoya nació en el barrio almeriense de Pescadería y como si de una gracia del destino se tratara, su vida estuvo marcada por la pesca. Hasta 1987 Montoya fue patriarca de los mares del sur.

Este algecireño de adopción que desde los 14 años ligó su vida a las artes del mar también fue patrón mayor de la Cofradía de Algeciras y presidente de la Federación Andaluza de Cofradías durante varias legislaturas, cargos que abandonó cuando llegó su jubilación. Sin embargo, su relación con el muelle pesquero nunca desapareció ya que no faltaba a su cita diaria con sus antiguos compañeros. Desde la Cofradía algecireña, su presidente, Francisco Soler, manifestó emocionado cómo les había cogido por sorpresa la pérdida. "Vamos a echar de menos en el sector pesquero su sencillez. Era un ejemplo para todos de dignidad y honradez. Era un buen y sincero amigo", afirmó.

Soler quiso trasladar el pésame de los pescadores a la familia de Rafael Montoya. "Nos ha dejado una gran huella. Era un buen hombre inolvidable", aseveró. Este lobo de mar, patrón de barcos marrajeros durante 40 años, escribió varios libros aunque él se consideraba sólo un pescador, "de ahí no paso". Numerosas colaboraciones en Europa Sur le llevaron a publicar su primer libro El Rasque y yo. El segundo, igualmente, A la mar maera también sirvió para recopilar las innumerables experiencias recogidas por este diario. Su última publicación Aguja Palá cierra sus relatos directos que esconden la sabiduría de este hombre que nunca olvidó el mar.