Andalucía

El soldado ahogado en Cerro Muriano llevaba sobrepeso en la mochila como castigo

Uno de los dos militares muertos en Cerro Muriano supuestamente llevaba sobrecarga en la mochila.

Uno de los dos militares muertos en Cerro Muriano supuestamente llevaba sobrecarga en la mochila. / M. G.

El soldado que falleció ahogado el pasado 21 de diciembre en unas maniobras en un pantano en la base de Cerro Muriano llevaba sobrepeso en su mochila como castigo por un ejercicio anterior. Un tercio de los 60 soldados que participaron en el ejercicio llevaban ese lastre, entre ellos el soldado Carlos León Rico, según confirmó ayer el abogado penalista Luis Romero, que representa a la familia del militar fallecido.

El sobrepeso lo llevaban en la mochila alrededor de una veintena de los 60 soldados que iban a participar en las maniobras. Llevaban, concretamente, una mina inerte en su macuto, mientras que ni los mandos ni los soldados de la segunda sección portaban dicho peso extra, que presuntamente fue colocado por el mando.

En los ejercicios, además, “no había línea de vida”, “ni ambulancia ni flotadores o salvavidas” a los que poder asirse en caso de peligro, ya que en la balsa “no se hacía pie”, según avanzó la Cadena Ser.

Preguntados previamente por los mandos, varios soldados quedaron excluidos del ejercicio al no saber nadar. La práctica se frustró unos minutos después de entrar en el agua los primeros efectivos por el accidente en el que fallecieron el soldado Carlos León y el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar. De hecho, la segunda compañía no llegó ni siquiera a iniciar el ejercicio.

El soldado León y el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar fallecieron en un ejercicio de entrenamiento durante la sexta semana de instrucción, denominado “cruce de paso de río”, que comenzó a las 09:00 y que se realiza con equipamiento, aunque la actividad de los militares se había iniciado horas antes, todavía de madrugada, alrededor de las 06:00, con una práctica de topografía y otra subterránea.

Se explicaron los objetivos y la manera de llevarlos a cabo, se dieron las instrucciones, e incluso se llevó a cabo previamente una prueba fallida antes de que los efectivos entraran en el agua. Además, los soldados entraron en el agua sin chaleco para aligerar el peso, según las fuentes. Al respecto, se había dispuesto una cuerda atada a dos encinas, una especie de guía que dividía la superficie del agua por su parte más corta –la distancia entre orilla y orilla era de unos cien metros–, al tiempo que “no había línea de vida, ni ambulancia ni flotadores o salvavidas a los que poder asirse en caso de peligro”, según remarcan las fuentes, para agregar que en la balsa “no se hacía pie”.

Los mandos y el resto de soldados que estaban fuera del agua fueron los primeros en socorrer a los compañeros, que pedían auxilio desde el agua, entre ellos, el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar.

Otro de los soldados fue rescatado del agua en parada cardiorrespiratoria. Le salvó la vida otro militar antes incluso de que llegara la ambulancia, al hacerle la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP). Algunos de los efectivos que iniciaron el rescate terminaron teniendo que ser a su vez rescatados y atendidos por hipotermia. El Ministerio de Defensa apartó del mando al capitán que ordenó el ejercicio horas después del suceso.

En concreto, el soldado Carlos León Rico estaba a punto de terminar la instrucción requerida por Defensa para el ingreso en el Ejército de Tierra. Había dejado su carrera de Derecho para incorporarse al Ejército. Ya había culminado las dos primeras fases de formación en el Centro de Formación de Tropa, número 1, ubicado en Cáceres y hacía poco más de mes y medio que había llegado a la Base de Cerro Muriano para completarla en la unidad de destino.

Mientras, el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar estaba casado y esperaba un hijo. Había ingresado en el Ejército en 2011 y tenía dos condecoraciones al mérito tras haber participado en las misiones de Líbano y Letonia.

Los militares están recibiendo atención psicológica y los testigos del siniestro están siendo llamados a declarar dentro de las diligencias previas abiertas por el Juzgado de Instrucción número 4 de Córdoba.

¿Qué jurisdicción debe instruir el caso?

Entretanto, la Fiscalía considera que “la jurisdicción militar es la competente para continuar con la investigación” de este caso, según ha comunicado el Ministerio Público en un informe remitido al Juzgado de Instrucción número 4. Al hilo de ello, el Juzgado Togado Militar Territorial número 21, con sede en Sevilla, ha pedido al Juzgado de Instrucción que se inhiba a su favor en este caso. Las familias de ambos militares están personadas en las diligencias.

El abogado del cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar considera que la responsabilidad de los hechos está en los mandos inferiores. El letrado José Antonio Cumplido ha expresado que es “un planteamiento erróneo” centrarse en la cadena de oficiales y ha defendido hacerlo en la de “los suboficiales, el sargento o el teniente que dieron la orden y que eran los que tenían que tener en cuenta que se diesen todos los requisitos de seguridad que no se llevaron a cabo”.

Y el abogado de la familia del soldado Carlos León Rico, Luis Romero, ha presentado denuncia contra el capitán responsable del ejercicio y sus tres superiores inmediatos. El letrado ha informado de que la denuncia se dirige contra dicho capitán, retirado del mando por el Ejército de Tierra a cuenta de los hechos; el teniente coronel inmediatamente superior a él, un coronel y un general, con petición de que todos ellos sean llamados como investigados en el procedimiento judicial.

Las diligencias previas, según el letrado, giran en torno a la supuesta comisión de dos delitos de homicidio imprudente, toda vez que ambos efectivos fallecieron ahogados en un lago de la base, realizando un ejercicio práctico.

La Unidad de Preparación Básica de la que formaban parte los fallecidos estaba integrada por 76 soldados, 72 hombres y cuatro mujeres, al mando de un capitán y de la que son parte dos tenientes como jefes de sección, cinco instructores, entre brigadas y sargentos, y diez auxiliares, cinco cabos y soldados con experiencia en la Brigada.

El castigo físico, delito de abuso de autoridad

El castigo físico en las Fuerzas Armadas se considera un delito de abuso de autoridad en la modalidad de trato degradante tipificado en el Código Penal Militar, si bien fuentes jurídicas consultadas advierten de que no está claro que lo ocurrido en la base de Cerro Muriano encaje en este supuesto.

Algunos de los militares que participaron llevaban ese lastre, entre ellos el soldado Carlos León Rico, según confirmó el abogado penalista Luis Romero, que representa a la familia del militar fallecido. El sobrepeso lo llevaban en la mochila alrededor de una veintena de los sesenta soldados que iban a participar en las maniobras en las que, además del soldado, también falleció el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar.

El respeto a la dignidad humana está presente en la ley de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas y en su código de conducta militar, por lo que el castigo físico está totalmente prohibido, señalan fuentes militares. Así, la ley orgánica 9/2011 de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas establece que “la dignidad y los derechos inviolable de la persona son valores que tiene obligación de respetar y derecho a exigir. En ningún caso los militares estarán sometidos, ni someterán a otros, a medidas que supongan menoscabo de la dignidad personal o limitación indebida de sus derechos”.

La Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas (Asfaspro) ha manifestado su rechazo a cualquier tipo de castigo físico y defiende, en un comunicado, el “estricto cumplimiento de la normativa de aplicación en cada caso”. No obstante, esta asociación considera que es necesario aguardar a los resultados de la investigación del accidente en el que también falleció el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar y pide no interferir en la misma.

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