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¿Lloverá en la tardebuena del Campo de Gibraltar?

El rastro de las araucarias excelsas

Este árbol está presente en los jardines de las villas donde la arquitectura inglesa dejó impreso su sello l herencia Aranda dice en su obra que donde se encuentra esta especie perdura o no un inmueble de estas características

Algunos ejemplares del Parque de las Acacias, donde destaca la araucaria en el centro, junto a la casa del Señor Smith, ayer.
E. Correa / Algeciras

31 de marzo 2009 - 01:00

La profesora de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y doctora en Historia del Arte, Ana Aranda Bernal, publicó La arquitectura inglesa en el Campo de Gibraltar donde recoge con detalle las casas de la comarca que recibieron la impronta del Reino Unido. Aunque en la selección hay algunas ya desaparecidas, muchas aún persisten al paso del tiempo.

La autora repasa, además de los innumerables edificios, el jardín centenario de la Villa del Señor Smith, ahora en rehabilitación donde se ubicó la Mancomunidad de Municipios. Sobre el jardín matiza que "no siempre ha sido tratado con mimo y que no puede ser idéntico al que se plantó a principios del siglo XX". Aranda destaca la procedencia anglosajona de muchas especies que cuidaban "una decena de jardineros".

De la finca, "sobresale el gran roble, árbol mítico y rarísimo tan al sur". Según la autora, procedía de unas bellotas recogidas por la esposa de Smith en el jardín del colegio inglés en donde estudiaban internos sus hijos.

"También llama la atención los ejemplares de haya y la variedad de palmeras, así como un viejo drago, que aunque de origen canario, era muy habitual en Gibraltar", añade. En definitiva, gracias a la botánica puede buscarse la huella de las casas con influencia inglesa en la zona aunque ya ni siquiera existan. De hecho, la autora asevera que en Villa Smith no faltan dos magníficas araucarias excelsas, el árbol que mejor se identifica con la arquitectura eduardiana del Campo de Gibraltar. "Las araucarias aún señalan a lo largo de la comarca dónde estuvieron muchas de las construcciones desaparecidas", precisa.

Con antelación, la obra contiene un capítulo dedicado a las casas de recreo de la Villa Vieja. La autora incide en que la predilección de los gibraltareños por esta zona no resultó casual. De hecho, explica que éstos "nunca tuvieron ánimo de mezclarse con la población española". Por ello compraron los inmuebles en terrenos separados de los algecireños por el Río de la Miel. Si hubo entonces un protagonista, ése fue Smith Corlett, que bautizó su casa como Villa del Señor Smith. Este personaje no supo cuando adquirió los terrenos la relevancia que alcanzaría la zona.

El resto de la historia es bien conocida. Las obras de su casa finalizaron antes de la Conferencia de Algeciras de 1906 ya que el propietario, cónsul inglés, "invitó a los más ilustres asistentes".

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