Más que un profesor para un aula
Un empresario da clases voluntariamente a niños en exclusión social
Ojalá todos las historias tuvieran un final feliz. En abril este diario se hizo eco de una ausencia, la de un profesor para un aula de apoyo y refuerzo escolar para menores en situación de riesgo de exclusión social. La clase se impartía en una pequeña habitación de la sede vecinal de La Unión de Los Pastores. Gracias al impulso de Barrio Vivo y de la presidenta de los vecinos, Luz, se consiguió ilusionar a estos pequeños, alejándolos de la calle, dándoles merienda, cariño y formación.
Los ajustes y la crisis se llevaron por delante esta iniciativa, dejando a estos niños de entre 6 y 12 años, de familias muy humildes de barrios como Padre Flores, los alrededores de Metalsa o la Carretera del Cobre, sin un profesor. ¿Habrá hoy clase?, preguntaban cada tarde.
La noticia se publicó, como cada día se inundan las páginas de los diarios sin más ánimo que conmover e informar a la sociedad y a las administraciones. Sin embargo hubo una persona que al leerla no se quedó quieta, "me impresionó que en esta sociedad haya escenarios así". Un voluntario se puso en contacto con Barrio Vivo y al día siguiente de publicarse la noticia ya estaba visitando Los Pastores. Su intención era ver la situación y "aportar". Conoció a Luz y le metió automáticamente en el aula para que conociera a los niños, cerró la puerta y ahí dio su primera clase.
Se trata de Juan María de la Cuesta, empresario de gran relevancia del ámbito industrial de la Bahía de Algeciras. Este diario se puso en contacto con él con la mediación del colectivo de La Unión, ya que él, que lleva casi dos meses dando clases lunes y viernes a los menores, pretendía pasar inadvertido con su gesto solidario.
El propio profesor voluntario explicó que les da las clases los días que puede, por motivos laborales, y acude a partir de las 16:30 horas saciando las dudas de los pequeños, desde matemáticas hasta lenguaje. Sin embargo sabe que es mucho más que un aula de apoyo escolar, son cuatro paredes donde se imparte cariño, respecto y valores. La mayoría de los niños acude a merendar, siendo ésta la comida "más fuerte" que pueden hacer al día. "Luz es una santa, les da de merendar y entretiene también a las mujeres en riesgo de exclusión social. Es un caso digno de prestar atención, la labor de ella y su hijo".
El profesor aprecia la falta de cariño que tienen esos niños, esa necesidad de que se fijen en ellos, "que alguien los llame por su nombre". En el aula han aparecido ya hasta 23 menores y a cada uno lo tiene registrado y le aporta un número, a modo de dorsal, para crear lo que denomina "la liga de las estrellas" en la que cada día sortea algo.
"No tenía ni idea de que hubiera guetos sociales hoy día". Invita a que más personas participen, cubrir los huecos del resto de días, proyectar esta idea a más barriadas. Muchos de los alumnos son muy inteligentes, "podrían tener una carrera universitaria", además destaca que la mayoría quiere ser policía o bombero y, entre las chicas, desde modelo a veterinaria. Ha implicado a sus compañeros de trabajo para recoger material escolar y demás, "estoy convencido de que este proyecto será ganador".
Para la asociación de vecinos La Unión de Los Pastores la prestación voluntaria de Cuesta es "una bendición", son unas horas que al menos estos menores hacen algo. Insisten en el deseo de que vuelva a trabajar Barrio Vivo en la barriada, "nos conocen".
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