El pascuero no es planta exclusiva de NavidadExperiencia de nuestra infinita pequeñez

El pascuero (Euphorbia pulcherrima para los botánicos) es una planta ornamental simbólica para la decoración navideña del hogar y, profusamente, para adorno de calles, rotondas y jardines de las ciudades por su vistosidad... y bajo precio, gracias a su cultivo intensivo en viveros. Sobre todo porque es en esta época del año cuando adquiere su llamativo color rojo y, precisamente, dejaron de florecer casi todas las plantas ornamentales.

No es un árbol propiamente dicho, sino un arbusto que puede llegar a alcanzar 3 ó 4 metros de altura. Sus grandes hojas lucen un bonito color verde y llegan a alcanzar 30 centímetros de longitud.

La floración es vistosa, abundante y prolongada. Sin embargo, esas grandes "flores" rojas son aparentes, son hojas convertidas en las llamadas brácteas (hojas transformadas en aparentes pétalos coloreados); tan auténticas hojas que conservan la forma y nervación de las que permanecen verdes. Las auténticas flores son pequeñas y blancas, enracimadas enmedio de los engañosos pétalos rojos, dispuestas en minúsculos ramilletes, con una flor femenina central y muchas masculinas, reducidas a un estambre; alrededor como si la cortejaran.

El pascuero, además de adornar el salón durante las fiestas navideñas, es adecuado para la decoración de vestíbulos, miradores y similares. Con los debidos cuidados puede durar varios años (en un jardín de la Urbanización Carteya, de Algeciras, se encuentra un ejemplar muy veterano), pero normalmente se adquiere como planta de ciclo anual para interiores y para el masivo y efímero adorno de calles y rotondas en Navidad. Muchas personas lo adquieren como un ramo de flores, que cuando pierde las brácteas y parte del follaje lo tiran a la basura.

Las técnicas de desarrollo y floración forzada de esta planta multiplicada en viveros son muy complicadas para el aficionado, pero si se anima, ha de tener en cuenta que el ambiente natural del pascuero es el cálido y húmedo de Méjico y Centro de América, de donde es oriundo, y que si bien nuestro clima es benigno, las condiciones idóneas depende de la orientación, resguardo y exposición al sol (más bien reducida). En el interior de las viviendas, la calefacción y el aire seco, enrarecido por falta de ventilación, le perjudican tanto como para que sucumba tempranamente, en cuestión de pocos días.

El sustrato idóneo para esta planta es una mezcla a partes iguales de tierra vegetal (turba o brezo), arena de río (la de la playa no sirve) y tierra de jardín de calidad. Los riegos han de ser abundantes en primavera y verano y moderados en invierno; después de la floración se deben reducirse a una vez por semana.

Utilizar agua a temperatura ambiente. Un exceso de humedad o sequedad puede provocar la caída de las hojas. Cuando deje de tener flores, conviene podar los tallos unos 12 centímetros desde el punto de arranque, y situar la planta en sitio resguardado.

Epicuro de Samos "¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes sino en disminuir tu codicia ".

Anónimo "En esta sociedad de codicioso consumo, bastante no es suficiente".

Hellen Keller "La felicidad consiste en valorar lo que se tiene".

Li Tai-Po "El mundo está lleno de pequeñas alegrías, el arte de vivir consiste en saber distinguirlas".

Joaquin Leguina "No hay ninguna razón humana que merezca sacrificar una vida".

Isabel Allende "¿Qué es libertad? No tener miedo de nada".

Manuel Vicent "La política es cosa de los profesionales del ramo, una de cuyas prácticas consiste en insultarse furiosamente en público y abrazarse en privado".

Al sureste de la provincia de León, en la rivera del río Esla, afluente del Duero, en unos 350 kilómetros cuadrados (la extensión del término municipal de Jimena, 345 kms. cuadrados), se encuentran nada menos que 19 localidades -ninguna con más de 400 habitantes-, que tienen el "apellido" de Los Oteros (otero = cerro aislado que domina un llano. Por orden alfabético: Corbellos de los Oteros, Cubillas de los O., Fuentes de los O., Gigosos de los O., Gusendos de los O., Jabares de los O., Matadeón de los O., Morilla de los O., Nava de los O., Pajares de los O., Pobladura de los O., Quintanilla de los O., Rebollar de los O., San Justo de los O., San Pedro de los O., San Román de los O., Santa María de los O., Valdesaz de los O., y Velilla de los Oteros.

En la provincia de Burgos son diez las localidades que se "apellidan" de Muñó: Arenillas, Arroyo, Barco, Mazuelo, Olmillos, Palazuelo, Pedrosa, Villamel, Villavieja, Quintanilla y Somuño de Muñó. No he podido averiguar, por curiosidad, quién o qué cosa es o fue 'Muñó'.

Me ocurrió hace muchos años, cuando trabajaba y residía en Almorchón, una pequeña localidad ferroviaria en el sur de la provincia de Badajoz, un lugar despoblado que, por su dilatada y llana extensión e intensos fríos invernales, llaman "La Siberia Extremeña".

De regreso de una tarde de pesca en un embalse, a la mitad de la única y rectilínea carretera que cruza la llanura, siendo noche cerrada, una avería en el coche nos dejó varados en la inmensidad del lugar. Como no pasaba vehículo ni persona alguna -por entonces no había móviles-, mi amigo decidió ir a un cortijo que se vislumbraba por una solitaria luz, por si tenían teléfono.

Mientras tanto, me quedé junto al coche con las luces apagadas. El silencio se hizo absoluto, denso. Sumido en la infinitud insondable de la llanura desarbolada, lo que se podía contemplar era el endrino cielo sin nubes, tachonado de nítidas estrellas, muchísimo más numerosas que las que se perciben en las ciudades por las contaminaciones.

Contemplar astros tan lejanos que su luz, a 300.000 kilómetros por segundo tarda años en llegar a la Tierra, me impresionó vivamente, llegando a la revelación realista y filosófica de nuestra infinita pequeñez y transitoriedad.