Observatorio de la Trocha | Nuestra arquitectura contemporánea

Una vía monumental en Algeciras: la avenida de la Hispanidad

  • Esta calle recoge alguno de los edificios más importantes de la localidad

  • El espacio data del pasado siglo XX y está creado sobre los límites naturales de la geografía algecireña

El tren de vía estrecha de la cantera de Guijos al muelle de la Galera en 1927.

El tren de vía estrecha de la cantera de Guijos al muelle de la Galera en 1927. / APBA

Algeciras tiene mucho y bueno que decir en ingeniería civil y arquitectura contemporánea y el ejemplo más claro de ello lo tenemos en la avenida de la Hispanidad, en la que se aúnan ambas artes. Se trata de un espacio colmatado sobre las aguas de la bahía que acariciaban la Villa Vieja tradicional. Sobre esta área se han construido una plaza y varios edificios representativos que merecen una reflexión.

Afortunadamente este espacio conserva prácticamente incólumes las edificaciones que allí se construyeron desde sus inicios, allá por los lejanos años 50 del siglo pasado. Sólo se han visto remozados y ampliados, respetando su estética primitiva, en el caso de los inmuebles históricos (Aduana, Junta de Obras del Puerto y Comandancia de Marina) y en el caso de los de estética más vanguardista (Plaza del Río de la Miel, Auditorio Millán Picazo-Sestibalsa y Autoridad Portuaria), cabe señalar el valor añadido de la apuesta decidida de sus patrocinadores por la irrupción de la modernidad en el entramado urbano.

La avenida de la Hispanidad de Algeciras puede y debe ser considerada sin duda como la vía monumental de la ciudad. Se trata de un espacio nuevo, tan reciente como el pasado siglo XX, creado sobre los límites naturales que la geografía le dio al marco inigualable de Algeciras. En ella tienen su asiento un conjunto de edificios y espacios representativos, que se han ido asentando sobre los solares cedidos por la generosa mano del hombre y con el permiso de las aguas que bañan la orilla de la Villa Vieja, en la Bahía de Algeciras.

A partir del Paseo de la Conferencia, que ese es el nombre de la vía que bordea la meseta sobre la que se asentó la ciudad romana de Iulia Traducta, nuestra madre histórica, fue creciendo este espacio emblemático a lo largo del siglo XX. La Junta de Obras del Puerto de Algeciras, desde 1906, y hoy la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras desde 1993, son las instituciones históricas responsables de este territorio ganado al mar.

El Paseo de la Conferencia es el límite físico al oeste de este novísimo territorio. 1906 es el año en el que se celebró la Conferencia Internacional sobre Marruecos en Algeciras, también es el año en el que se creó la Junta de Obras del Puerto y también lo es de cuando se le puso nombre a esta bisoña vía urbana, que se proyecta como la antesala y arranque de este espacio singular, que servía de acceso y recogimiento de los plenipotenciarios residentes en el emblemático Hotel Reina Cristina, al que acudieron los representantes de las trece naciones involucradas en el apaciguamiento de las potencias envueltas en la crisis marroquí de 1905 y que se resolvería parcialmente en la conferencia algecireña en 1906.

Al norte el límite lo ponía el muelle de madera de la compañía ferroviaria británica Algeciras (Gibraltar) Railway Company Limited, que en 1894 creará en la margen derecha de la desembocadura del río de la Miel este atracadero para el acceso, carga y descarga de pasajeros y mercancías que se trasladaban a o desde Gibraltar y Algeciras al interior del país, a través de la línea ferroviaria Algeciras-Bobadilla. Su vida terminó en 1928 y sería sustituido en 1932 por un nuevo embarcadero, de mayor consistencia, a partir del cual se desarrollaría el muelle de embarcaciones menores en los años 50.

En el otro extremo, en el frente sur, el límite lo marcaría el puente del ferrocarril sobre pilotes que conectaba la playa del Chorruelo, en el continente, con la Isla Verde, convirtiéndola en el esbozo de una península desde 1926. Poco antes de esta unión nacería el dique norte (el rompeolas) entre 1921 y 1932, y gracias a su conexión con la isla pudo desarrollarse el dique sur a partir de 1933, el muelle de Pasajeros, conocido como “de la peseta”, que nunca llegó a entrar en funcionamiento y el esbozo del muelle homónimo, que engulliría definitivamente al puente en 1958.

Al amparo de la base del puente se desarrollarían las primitivas instalaciones del Real Club Náutico entre 1943 y 1992, cuando se cubrió el espacio de su dársena y el de embarcaciones menores, para construir un acceso viario entre el muelle de la Isla verde y el muelle de la Galera.

Así al este, sobre los indefensos dominios de la bahía, solo se extendería una lámina de agua que, por obra y gracia de las necesidades de conexión entre los muelles del puerto, alejó definitivamente al mar de su costa natural, con la ventaja prevista de unir las distintas áreas portuarias y permitiendo que naciera sobre la zona recién colmatada el Parque de la Conferencia en 2006, entre esta vía y el frente edificado, en la flamante Avenida de la Hispanidad, nacida en paralelo y al amparo del Paseo de la Conferencia.

Este parque, nacido sobre las aguas domesticadas de la brava bahía, se configura como el palco escénico que nos permite visualizar el telón arquitectónico de la Avenida de la Hispanidad, un territorio que se va a ir configurando como el eje de representación de las instituciones allí asentadas, dejando en un segundo plano visual la línea de residencias, ya en decadencia en la segunda mitad del siglo XX, del Paseo de la Conferencia, esas que le dieron a la Villa Vieja ese aire distintivo sobre el tradicional que mantenía la Villa Nueva y que reflejó José Román en su opúsculo sobre la Algeciras de principios del siglo XX, titulado El Panorama.

La primera obra que se asentó en paralelo a la vía urbana del Paseo de la Conferencia fue la línea del ferrocarril de vía estrecha sobre pilotes, que entre 1919 y 1924 serviría para trasportar el material extraído de la cantera de los Guijos desde la playa del Saladillo hasta el muelle de la Galera. Sobre ella, a partir de los años 50, va a pivotar este espacio, que comienza a cambiar radicalmente el paisaje, al desplazar paulatina y definitivamente, en esta zona, la línea de costa hacia el interior de la bahía, primero con la ampliación del Paseo de la Conferencia sobre la que nacería la Avenida de la Hispanidad, luego con el inicio de las obras del muelle de embarcaciones menores hacia 1950 y finalmente con su colmatación en el emblemático 1992, configurándose como el espacio de representación y de tránsito entre las zonas portuarias, ya que ambas zonas se encuentran divididas por la pantalla que las separa.

Si pasamos del Paseo Marítimo al Paseo de la Conferencia, lo haremos sobre el lecho abovedado del río de la Miel y en paralelo al último puente que se construyó sobre el río en 1972, como conexión indispensable entre estas dos arterias. Estaremos pisando la flamante avenida del Río de la Miel, el proyecto urbanístico que se sobrepuso al abovedamiento de los años 70, que oculta nuestro río a propios y extraños.

En esta zona el edificio más significativo que hubo fue el edificio de Sanidad Exterior creado en 1918, con proyecto del muy reconocido ingeniero director de la Junta de Obras del Puerto de Algeciras, Cástor Rodríguez del Valle y Quintanilla (Verín -Orense-, 1863-1940, Madrid), y la antigua estación del ferrocarril, que una vez trasladado el ferrocarril al muelle de la Galera serviría primero de pósito de pescadores y luego de escuela. Sobre los solares que ocuparon se llevarían a cabo por un lado el ensanche del Paseo de la Conferencia y la construcción de dos proyectos en los que intervendría Guillermo Pérez Villalta en la década de los noventa del pasado siglo.

El primer encuentro lo tendremos con la plaza del Río de la Miel, junto al edificio de Sestibalsa-Auditorio Millán Picazo, que bien podrían formar junto al edificio Guillermo Pérez Villalta un espacio urbano dedicado a este insigne artífice tarifeño, que aquí en Algeciras ha desarrollado su vertiente de diseño urbanístico y arquitectónico.

Edificio Sestibalsa-Auditorio Millán Picazo. Edificio Sestibalsa-Auditorio Millán Picazo.

Edificio Sestibalsa-Auditorio Millán Picazo.

Esta obra, inaugurada en 1996, destaca por el dominio de un color vibrante y las formas ameboides sobre los parterres cerámicos que acompañan a los asientos distribuidos en su interior y de los que el que mira a la avenida destaca por su orla en forma de orla y el craquelado de su cerámica de color amarillo. Con ello se define este espacio tan actual como contrario a la sintonía de los edificios de corte tradicionalista que la acompañan en el arranque de la avenida. Con su diseño se le ha dado vida a un espacio de tránsito, que hasta la fecha no tenía mayor significación en el entramado urbano. Si pudiéramos verla desde arriba, contemplaríamos un cuadro tridimensional, en el que la vegetación ayuda a darle su dimensión volumétrica.

A su lado se encuentra la decoración de la fachada del edificio Sestibalsa-Auditorio Millán Picazo. Su colaboración en esta obra se sobrepone a un proyecto de 1993 que corrió a cargo del arquitecto Pablo García Villanueva. La obra se concluyó al año siguiente, pero resultaba fría, por lo que se decidió contar en 1995 con la participación de Guillermo Pérez Villalta y no se daría por terminada hasta 2005 cuando se construyó la entrada lateral del auditorio, separando así definitivamente las dos entidades del edificio, la sociedad de estiba-desestiba y el auditorio.

En su intervención sobre las fachadas del edificio se valió de la combinación del azulejo y la estética pop armonizada con el op-art y el humor, no en balde él mismo se adelantó al chiste popular al llamar a su creación “Porcelanosa”.

Las cuatro fachadas del edificio parecen responder a un proyecto común, aunque con dos planteamientos sobrepuestos diferentes. El diseño común está basado en una serie de bandas paralelas en las que se alternan el azul claro y el blanco. Sobre la fachada oeste, la que mira al Paseo de la Conferencia y la Avenida del Río de la Miel, donde el único vano real es el primitivo acceso al auditorio en una puerta angular, ha superpuesto al fondo común dos bandas de ventanas en la parte superior y en la inferior una de puertas, ambas fingidas, con lo que ha conseguido focalizar la visión del espectador hacia los trampantojos.

En la fachada este, la principal, la que mira al puerto, optó por darle un mayor protagonismo a la policromía. De las tres calles en las que se puede dividir, la central cobra mayor protagonismo sobre las laterales al adentrarse ligeramente en la calzada. En ella es donde se produce el mayor efecto plástico entre las series de ventanas fingidas, las dos ventanas reales alargadas y el colorido y efectista acceso, que hoy aparece enmascarado tras una puerta acristalada.

Si la fachada oeste tiene un diseño recreado en la estética del op-art, en la fachada este hace concesiones al constructivismo holandés mediante los juegos lineales cruzados y la irrupción de los colores negro, rojo y amarillo.

En el resto de las fachadas combina elementos de ambas, de ellas en la pared norte es donde se ha producido la mayor modificación del edificio al añadirle un prisma negro, acostado y acristalado para darle acceso al auditorio.

A su izquierda se encuentra el edificio de Aduanas, activo hacia 1955 o 1956. Se estableció en la parcela que ocupa por cesión de la Junta de Obras del Puerto al Ministerio de Hacienda en 1944, con ello terminó el peregrinaje de esta institución, desde que le fuera concedida a la ciudad por primera vez en 1742 y luego en 1766.

Edificio de Aduanas. Edificio de Aduanas.

Edificio de Aduanas.

El edificio actual ha recibido a finales de la centuria anterior una ampliación, que le ha llevado a agrandar notablemente sus dimensiones, aunque se ha sabido conservar su sino primitivo. Su estructura es bastante simple. Dos cuerpos laterales de menores dimensiones y uno central de mayor monumentalidad donde su ubica la entrada principal, decorada al gusto historicista propio de la España del momento, mediante un arco triunfal y un frontón partido entre este arco y la balconada del primer piso. La planta superior en retroceso respecto a la fachada principal, en las alas laterales, se decora en su balconada corrida con los pináculos típicos de la decoración escurialense, que se repetirán tanto en el edificio de la Junta de obras del Puerto como en la Comandancia de Marina. El dominio del blanco en los paramentos alterna con la decoración pétrea sobre el entablamento de la fachada principal y las simuladas pilastras que se alternan rítmicamente a lo largo de este frente.

A su izquierda se sitúa el edificio de la Junta de Obras del Puerto de Algeciras, el primer edificio que se construyó en esta área en 1951, pero en su caso la estética dominante, siendo historicista, es de corte regionalista. También ha tenido una ampliación que ha seguido, afortunadamente, la línea estética que la inspiró en sus inicios. Como resultado ha dado un edificio en el que destaca el cuerpo central constituido por tres volúmenes, del que el central se abre la entrada monumental sobre un pórtico clasicista de seis pilares al modo neomudéjar, de ladrillo y sobre él una balconada, de la que retranquea la planta superior, que ostenta el emblema del organismo del que depende. Los nuevos volúmenes laterales son de menor tamaño y complementan a los anteriores en el sentido de que en ellos domina la horizontalidad sobre la verticalidad.

Edificio de la Junta de Obras del Puerto de Algeciras. Edificio de la Junta de Obras del Puerto de Algeciras.

Edificio de la Junta de Obras del Puerto de Algeciras.

A su izquierda se encuentra el edificio de la Comandancia de Marina de la provincia marítima de Algeciras, aunque hoy en día está en desuso desde que en 2004 se integró en el Mando de Acción Marítima de Cádiz. En él domina la estética historicista de corte clásico, tan apreciado por la dictadura. El proyecto, al igual que el del edificio de Aduanas, se llevó a cabo sobre terrenos cedidos por la Junta de Obras del Puerto en 1946, aunque no entró en funcionamiento hasta 1963. Vuelve a dominar el él, al igual que en el de Aduanas, la bicromía del blanco en los paramentos y la alternancia con la piedra, pero en su caso el dominio de la piedra ha aumentado de tal manera que no domina solo en la fachada principal, a la que se accede mediante una triple arcada a modo de arco de triunfo, también en todo el basamento recordando los almohadillados clásicos.

Antigua Comandancia de Marina de Algeciras. Antigua Comandancia de Marina de Algeciras.

Antigua Comandancia de Marina de Algeciras.

El conjunto de tres pisos y planta cuadrada se corona sobre el bloque central con un torreón, tras un frontón triangular, que a modo de faro de planta octogonal tenía el mástil para la antena de radio y desde el que se hacían las señales ópticas navales.

A su izquierda, de nuevo, se sitúa el flamante edificio de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras, obra de Pablo García Villanueva, que abrió sus puertas en 1996. Se trata de su segunda obra para este espacio y en él predomina la estética desornamentada de raíz lecorbusiana, por el predominio de los espacios amplios y libres de cualquier ornamentación. Esta estética la podemos encontrar en la Casa del Mar de Tarifa o el teatro Juan Luis Galiardo de San Roque.

Edificio actual de la Autoridad Portuaria Bahía de Algeciras. Edificio actual de la Autoridad Portuaria Bahía de Algeciras.

Edificio actual de la Autoridad Portuaria Bahía de Algeciras.

Se trata del primer edificio inteligente de la zona en el que su volumen se hace rotundo en el espacio en el que se encuentra. Es un edificio de en el que combinan espacios lineales de hormigón y acristalados en paralelo, sobre los que puede coexistir el jardín vertical que sobrevive allí donde no le ha atacado el furor el viento levantino. La única concesión a la estética clásica se encuentra en el pórtico in antis, de dos columnas metálicas, sobre la fachada de acceso. Las líneas del frente en la planta superior, tanto en la fachada de la Avenida de la Hispanidad como la del Paseo de la Conferencia, componen un ritmo de entrantes-salientes que contribuyen a darle un ritmo de grácil movimiento.

El único edificio construido sobre lo que fuera la dársena de las embarcaciones menores es el edificio de la Sede, una concesión a la estética racionalista de Le Corbusier en el que domina el diálogo de los espacios enlazados a través de la U y la triple rampa trasera que conduce a la terraza superior.

Andrés Bolufer Vicioso. Asociación Cultural La Trocha e Instituto de estudios Campogibraltareños.

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