Motos acuáticas campan sin control junto a los bañistas en la playa de El Rinconcillo de Algeciras
Vecinos denuncian que, un verano más, la ausencia de balizas y vigilancia convierte la zona cercana al río Palmones en un punto de riesgo permanente
El mar también tiene sus kamikazes: exigen endurecer la titulación para conducir motos de agua tras los últimos accidentes mortales
La preocupación se repite año tras año en la playa de El Rinconcillo, en Algeciras. Bañistas que acuden a la zona más próxima a la desembocadura del río Palmones denuncian que las motos acuáticas circulan a gran velocidad a escasos metros de la orilla, sin que ninguna autoridad actúe para frenar una situación que consideran peligrosa y desesperante.
“Nos bañamos con miedo, porque tienes que estar pendiente de que no se te cruce una moto a dos metros”, relata un lector de Europa Sur, que veranea en la zona y que ha enviado imágenes de los últimos días en las que se aprecian dos y hasta tres motos de agua circulando junto a bañistas. “El señor alcalde y el concejal de Playas siguen en su línea, sin hacer nada. No es justo que tengamos que soportar esto cada verano”, lamenta.
No se trata de una queja aislada. A finales de julio, otros usuarios de la playa ya advirtieron del mismo problema: la ausencia de balizas marinas en el tramo comprendido entre el búnker –a la altura del Botavara– y la desembocadura del Palmones. Esa franja queda, de facto, desprotegida frente a la entrada de embarcaciones a motor. “Las motos pasan a 20 metros de la orilla, con el peligro evidente de atropellar a alguien”, señalaba entonces un vecino.
El riesgo no se limita a las motos de agua. Los bañistas denuncian también la pesca con caña en pleno horario de baño, así como la falta de vigilancia por parte de socorristas o Policía Local. “Ni hay balizas, ni contenedores, ni vigilancia. Este año, otra vez, estamos desprotegidos”, se queja el veraneante.
Una normativa clara, pero incumplida
La normativa sobre el uso de motos acuáticas en la costa andaluza es estricta. La velocidad máxima permitida en los primeros 200 metros desde la orilla es de 3 nudos (unos 5,5 km/h), y está prohibido navegar dentro de las zonas de baño balizadas o demasiado cerca de los bañistas. Además, es obligatorio mantener una distancia mínima de 50 metros con respecto a otras embarcaciones o deportistas acuáticos.
Para conducir una moto de agua de propiedad particular se requiere, al menos, la licencia de navegación, que habilita para embarcaciones de hasta seis metros y permite navegar de día y hasta dos millas de la costa. Las excursiones organizadas o de alquiler, en cambio, no exigen titulación, siempre que se realicen en circuitos o recorridos guiados.
Las infracciones pueden ser muy severas: navegar en zonas acotadas al baño, carecer de seguro o no poseer la titulación correspondiente se consideran faltas graves, sancionadas con hasta 120.000 euros. Incluso las leves –como no llevar a bordo la póliza del seguro o el título de patrón– pueden suponer multas de hasta 60.000 euros.
Sin coordinación institucional
Los vecinos también critican la falta de respuesta institucional. Un usuario aseguró que, tras llamar a la Policía Local y a la Guardia Civil para alertar de la presencia de motos peligrosamente cerca de los bañistas, ninguno de los dos cuerpos acudió a la zona. A ello se suma la indefinición competencial: el Ayuntamiento asegura que corresponde a la Junta de Andalucía, y desde Medio Ambiente se señala al Ayuntamiento. Mientras tanto, denuncian los afectados, “nadie hace nada y los ciudadanos pagamos las consecuencias”.
Con agosto a punto de terminar, los vecinos temen que la historia vuelva a repetirse: un verano marcado por el miedo a que un accidente en el agua confirme lo que hoy son solo advertencias.
Temas relacionados
No hay comentarios