El cantaor Manuel Abadía 'El Lolo' recibe este jueves la insignia de Algeciras
Algeciras
Dejó el flamenco para trabajar en la empresa de recogida de basura y cantaba para colaborar en actos benéficos
El cantaor Manuel Abadía El Lolo recibirá este jueves a las 12:00 en el Salón de Plenos de Algecirasla insignia de la ciudad en reconocimiento a su trayectoria como flamenco y trabajador de las distintas empresas de recogida de basura. El reconocimiento le llega tras una solicitud presentada por el Sindicato Independiente de Trabajadores de Algesa.
El Lolo dejó el cante profesional para tener un trabajo estable y solo cantaba en los muchos actos benéficos para ayudar a personas necesitadas, lo que le ha valido para recibir este homenaje.
El recordado Paco Prieto-Poza entrevistó a El Lolo en su sección El túnel del tiempo del diario Europa Sur. A continuación reproducimos el artículo publicado el 20 de mayo de 2003.
“Entre el cante y la basura saqué mi familia adelante”
Fue profesional del cante flamenco durante 20 años y lleva 24 como empleado del servicio municipal de limpieza pública. Manuel Abadía Torres, El Lolo, nombre artístico por el que se le conoce, cambió de actividad laboral por necesidades de la vida. Pero sigue cantando, aunque sólo lo hace con fines benéficos, para matar el gusanillo. Un negro sombrero cordobés, a lo El Cabrero, que lleva desde hace 30 años, es su santo y seña inconfundible.
El cante flamenco lo lleva en sus genes. Cantaor fue su padre, "El Richar", que le inculcó la afición. Manuel Torres Abadía, popularmente conocido por "El Lolo ", con 12 años ganó ya su primer concurso. "Fue en el programa de Salto a la fama, que organizaba Radio Sevilla. Armé un alboroto y me llevé el primer premio", recuerda. Dos más tarde ganaría el segundo, en un festival flamenco celebrado en el Casino Cinema de Algeciras, y otro más en el Colegio de los Salesianos. Comenzaba a ser conocido, famoso, y a los 17 años decidió hacerse profesional. "Me inicié en la venta de Los Pastores, donde estuve cinco años cantando en reuniones de noches y madrugás. De allí pasé a las salas de fiestas de El Rey Chico, Pasaje Andaluz, Bolonia, Berrechina, y tablaos flamencos como el Zambra, de Roque Montoya, Jarrito, etc...
Cantaba en cuadros y espectáculos flamencos, con artistas de gran categoría", dice. Juanito Villar, Camarón de la Isla, Fosforito. Lole y Manuel , La Marelu, Pastora de Algeciras, fueron algunos de los más destacadas figuras de cuyos grupos y conjuntos artísticos formó parte. También cantó, en solitario, a La Tati, Cipri y Manuela Salazar, las Hermanas Mendoza y otras bailaoras y bailarines, que brillaban en su tiempos. "Pero el mejor recuerdo lo tengo cuando en el hotel Reina Cristina acompañé al cante a ese genio que fue Antonio el bailarín. Nunca lo olvidaré", destaca.
A los veinte años de estar entre la élite del arte, las cosas empiezan a irle mal. En los primeros años de la democracia, el trabajo escasea cuando más lo necesitaba por haberse casado. Las actuaciones empiezan a espaciarse en exceso y hay que sacar la casa adelante. El Lolo no se lo piensa dos veces. Va a ver al alcalde, Paco Esteban, y le pide trabajo. "Me dijo que sólo podía colocarme en el servicio municipal de la limpieza pública y que, si no me daba vergüenza, una plaza era mía. Le contesté: ¿Cuándo empiezo? Se quedó cortao y, para probarme, me mandó en pleno día a barrer la Plaza Alta, calle Sevilla, Convento y otras del centro. Así estuve un año, hasta que pasé a la recogida nocturna de basura en los camiones. Y 25 años voy a cumplir en servicio. De vergüenza naita; al revés, orgulloso de tener un trabajo fijo que me ha permitido sacar mi gente p'alante, mujer y dos hijos preciosos que tienen ya, mi Manuel, 22 años y mi niña, Mariana, 18" alardea.
Su jornada laboral empieza a las 22.30 horas y acaba a las 5.30 de la madrugada. Ayuntamiento, primero, Lycasa, Sogeresa y Urbaser, ésta la actual, son las empresas para las que ha trabajado durante un cuarto de siglo. "En los primeros años, como era joven, al terminar, me iba a cantar en juergas y saraos que había en las ventas, hasta las ocho o las nueve de la mañana, hora en la que me iba a dormir. De esa forma ganaba un dinerito extra que venía muy bien a la familia explica. Ahora, aunque sigo cantando después del trabajo, lo hago sólo en festivales benéficos que se organizan para ayudar a personas necesitadas; así mató el gusanillo de mi afición, porque yo seré cantaor hasta que me muera, y hago el bien a los demás, que es algo muy bonito", plantea.
Actuaciones benéficas que cuenta a montones. Empezó con el Padre Flores, para recaudar fondos con destino a la barriada que lleva su nombre; la Cruz Blanca, desde hace 16 años; los presos, en el día de su patrona, la Virgen de La Merced; Navidad con Amor, de la SER, etc... "Donde me llamen para ayudar o alegrar a alguien que le haga falta, ahí está El Lolo siempre dispuesto", asegura. ¿Cómo no llegaste a figura del cante, después de 20 años entre los mejores? "Porque soy un cantaor del montón y de esos, la palabra lo dice, hay montones", responde sin vacilar. Sincero, humano. Así es Manuel Abadía Torres, El Lolo , con el cante y sombrero como El Cabrero, por bandera, santo y seña.
Ecologista convencido, enamorado de la canaricultura y hombre feliz
Vive de la recogida de basuras y canta flamenco cuando la ocasión se presenta. "Pero por ese orden, que lo primero, es lo primero", precisa. Actuó con y para los mejores y, hasta grabó un disco, sólo uno: "En la noche callada", que tuvo su chance. De padre cantaor, siguen la tradición sus hijos, Manuel y Mariana, que cantan en el grupo "Nanai su primo". Para más contactar con sonidos musicales, es un apasionado de la canaricultura, con dos centenares de pájaros entre jilgueros, canarios, verdones, pardillos... "Los acollero y crío para mí solo. Disfruto oyéndolos. Es la forma de pasar mis ratos libres", expone. Dice que no imita a José Domínguez, El Cabrero, por lo del sombrero, y explica. "Me lo puse un buen día, hace 30 años, me sentí cómodo con él y... hasta hoy. Sólo me lo quito para dormir", afirma. Camarón de la Isla y José de la Merced son, para él, "los dioses del cante", que admira. Ecologista hasta la médula, El Lolo , es un hombre feliz que se conforma con poco. "Porque no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita", sostiene.
No hay comentarios