"Mi sueño es crear una escuela taller para salvar los relojes monumentales"
El Ayuntamiento reconoce, diez años después, la labor altruista de Pavón para recuperar la maquinaria del reloj de la iglesia de La Palma. "En la comarca existen auténticas obras de arte que hay que conservar", dice
José Luis Pavón veía de niño los relojes como juguetes. Su padre era maese relojero y Pavón llevaba la profesión en los genes. Tras el fallecimiento de su mentor, en 1958, se hizo cargo del taller ubicado en el mercado Ingeniero Torroja. Allí, volvía a dar vida a las maquinarias de pulsera y pared. En 1998 Pavón se impuso el reto de recuperar el reloj de la iglesia de Nuestra Señora de La Palma, que data de 1771. "Veía que nos íbamos a quedar sin esta obra de arte. Su estado era lamentable. Por ello fundamos la asociación La Trocha y nos pusimos manos a la obra", comenta. Junto a su equipo, comenzó a restaurarlo artesanalmente en agosto. Fue una laboriosa tarea en la que se resanaron, repararon, restauraron y embellecieron cada una de sus 3.972 piezas. El reloj quedó como nuevo y dio puntual las campanadas que daban la bienvenida a 1999. Ahora, casi diez años después, el Ayuntamiento de Algeciras le ha reconocido su labor altruista nombrándole relojero mayor de la ciudad y otorgándole una de las medallas de La Palma.
"Es un gran honor. Agradezco a la institución y a los partidos políticos el reconocimiento. Se lo dedico a mi familia y a mi padre, con el permiso de mi equipo de trabajo", relata Pavón.
La restauración del reloj de La Palma, sin embargo, no estuvo exenta de obstáculos. La Junta se opuso al principio al afirmar que estaba catalogado. Algo incierto, según Pavón. "Hablamos con el padre Sebastián y con el arquitecto del Obispado, que nos dio permiso para que lo hiciéramos al mismo tiempo que se arreglaba el exterior de la torre del templo. Fue luego cuando catalogamos el reloj", aclara.
Pero la cruzada de este artesano en defensa del patrimonio iba más lejos y, tras su obra en Algeciras, diseñó un proyecto para recuperar los relojes mecánicos monumentales de la provincia. Un camino que le llevó a Tarifa, donde restauró las maquinarias de la Casa Consistorial (1895) y la iglesia de San Francisco (1856). El Ayuntamiento le premió con el cargo honorífico de relojero mayor, una figura poco conocida que sólo existe en algunas ciudades como Madrid o Sevilla. "Temo que se pierda el oficio. La relojería mecánica tiende a extinguirse por la electrónica. Pero en la comarca existen auténticas maravillas que hay que conservar. Por ello confío en que se impliquen los responsables de los ayuntamientos, ya que estamos hablando del patrimonio de todos los ciudadanos", reflexiona Pavón.
El Obispado de Cádiz y Ceuta ya se ha interesado en su proyecto y le ha dado luz verde para que elabore un catálogo de los relojes de los templos de la provincia. Pavón ya ha finalizado el estudio del de la iglesia de San Jorge, en Alcalá de los Gazules. Su misión ha sido valorada por la Unión Europea, que le incluyó este año entre los finalistas del premio Europa Nostra de defensa del patrimonio.
Pero Pavón sabe que le queda mucho trabajo por hacer. Que existen numerosas obras de arte que se están oxidando y cogiendo polvo en algunos rincones gaditanos. Por ello, el maestro relojero tiene un sueño, que evitaría que su legado se perdiera: "Quiero crear una escuela taller para salvar los relojes monumentales. Sería la primera del mundo".
Pavón no puede ocultar la emoción al hablar de su nieta Carmen, de siete años, que ha heredado su gran habilidad para las manualidades. "Me ha dicho que quiere ser relojera. Ojalá coja el testigo", afirma ilusionado.
La labor de este maestro relojero lleva pareja la puesta en valor de la maquinaria y la creación de habitáculos en las iglesias para que sean visitables. En la iglesia de la Plaza Alta y en el Ayuntamiento de Tarifa se han construido camarotes de madera. En el segundo de ellos, hay instalados paneles explicativos sobre la historia y los entresijos del reloj. Algo que también se va a hacer en Algeciras y en el templo de San Francisco.
"Así los ciudadanos los pueden visitar y conocer. Además, sirven como atractivo y reclamo turístico", manifiesta Pavón, que confiesa que le "duele" ver la falta de conservación de parte del patrimonio de la comarca. "Por ello sigo implicado en La Trocha, porque tenemos que luchar por lo poco que nos queda", señala el relojero mayor.
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