“Transmitir valores a la cantera es más importante que formarlos como costaleros”
Entrevista | Félix Gálvez Hermoso, pregonero del costal 2023
El próximo viernes 24 de febrero, a partir de las 21:00, la Iglesia de María Auxiliadora acoge la jornada grande desde el atril para el mundo de las trabajaderas
¿Cómo recibiste la noticia del nombramiento por parte de Borriquita como pregonero del costal? ¿Qué te supone este desafío?
Recibí la noticia de la manera más inverosímil posible [ríe], pero que a la vez retrata el enorme cariño que me ata con toda la actual junta de gobierno de mi Hermandad de las Borriquita y de la que formé parte durante años. Con la excusa de una duda profesional, un conocido miembro me hizo una videollamada y para mí sorpresa, al girar la cámara, se encontraba toda la junta reunida en pleno y ahí me hicieron la propuesta. Algo que, tras algunas lágrimas, encajé como todo un honor, un privilegio y una responsabilidad. Para mí es muy difícil decir que no a casi cualquier cosa que venga mi hermanad y en particular, de mi hermana mayor -Mayte Jurado, pregonera de la Semana Santa de Algeciras 2023-. Esa espontaneidad forma parte de la personalidad tan bonita que tiene Borriquita.
Y desde esa noche, imagino que en todas las que han venido después, sólo ronda la idea de cómo plantear el pregón…
Aquella noche ya no pude dormir [bromea]. Mi asistencia a los pregones ha sido directamente proporcional a mi relación personal o afectiva con el pregonero, por lo que he acudido a aquellos muy cercanos, principalmente. Por ello, he dedicado tiempo a estudiar y analizar un buen grupo de obras y tratar de encontrar un planteamiento acorde y una estructura en la que encajase lo que quería contar. Además del trabajo de plasmar por escrito todo lo que venía a mi cabeza, quién no está precisamente acostumbrado diariamente a enfrentarse a un folio en blanco puede ponerse en mi lugar y sabe lo complicado que es. Y por supuesto, filtrar vivencias y reflexiones que sean o no de interés. Un trabajo bonito pero una gran responsabilidad. Ayer mismo me deshice de dos folios [ríe].
¿Cómo llegas al costal y las trabajaderas?
Como la mayoría de costaleros de mi generación, a través de esa gran escuela que es la familia salesiana y que se renueva cada 24 de mayo en el paso de María Auxiliadora. Yo ya llevaba un par de años cargando a varal pero en ese momento, gracias a la adquisición de un nuevo paso a costal, probé aquello y me enganchó. ¿Qué decir de aquel primer año? Debuté junto a una cuadrilla de muchos quilares que aquel año acudieron a María Auxiliadora, sin duda, los mejores costaleros del momento en la ciudad, nombres muy míticos de las cuadrillas algecireñas. Recuerdo comprarme la faja en la hermandad y que el primer costal que me puse me lo prestó Jesús Pelayo. Fue una experiencia única y eso abrió ante mí una nueva forma de vivir la Semana Santa que hasta día de hoy, veinte años después, sigo sintiendo de una manera muy intensa. Ésa fue una cantera natural y muy importante, de la que han salido renombrados costaleros de todas las cuadrillas actuales de Algeciras.
Pepe Jurado en su momento, y más tarde la escuela de costaleros, jugaron un papel importante en tu vida.
Como muchos de la épica, guardo cariñosas anécdotas con él. Entre mis titulares, siempre tuve una mayor devoción hacía mi Virgen de la Alegría y de cuya cuadrilla formé parte durante algunos pero dado a mi alta estatura, cada Cuaresma se hacía peligrar mi pertenencia a ella por exceso de centímetros. Pepe Jurado siempre me decía: “Félix, vente conmigo al Cristo”. Tuve la suerte de compartir con él momentos increíbles en el Resucitado y otras muchas ocasiones, era un poeta en esto del martillo y sabía transmitirle a su gente lo que hacía falta. Luego, la escuela de costaleros de Pepe Jurado fue un legado que se puso en marcha en Borriquita; un gran proyecto que ha servido tanto a nuestra corporación como a otras muchas de la ciudad para formar a jóvenes; no sólo en el ámbito del conocimiento de las trabajaderas, sino para inculcarles valores, lo que es verdaderamente mucho más importante.
Pese a tu juventud, llevas casi 20 años en este mundillo ¿Goza de buena salud la figura del costalero en Algeciras?
Es una reflexión recurrente en la mayoría de tertulias oficiales y oficiosas. Soy de perfil optimista y lo veo con buena perspectiva. Uno suele escuchar que siempre somos los mismos y que al crecer el número de hermandades, las cuentas no salen. Pero esto tiene un camino muy sencillo. Si cada cofradía cuida a sus jóvenes y pone los medios e instrumentos necesarios: pasos de gloria, cruces de mayo, etcétera, se irá creando una participación y una cuota de costaleros y hermanos de cara al futuro que asegurarán en un plazo considerable la buena salud de sus cuadrillas. Sé que suena muy fácil y no siempre lo es llevarlo a la práctica. Pero sin duda, sin trabajar la cantera e implicarlos, será complejo asegurar el futuro.
Formas parte de una generación que aprendió a ser costalero viendo trabajar a los mayores, aprendiendo desde abajo. Los jóvenes que hoy se presentan en las igualás vienen con la lección aprendida. ¿Falta algo de humildad e inocencia?
Es algo fundamental. En la actualidad vemos a chicos, con apenas 18 años recién cumplidos, que saben hacerse y tirarse el costal a la perfección, saben cómo tienen que colocarse en el palo, cómo levantar e incluso como trabajar un paso. O al menos ellos creen que saben todo eso. Sin duda, son mejores costaleros de lo que era mi generación a su edad pero esa lectura tiene que ir de la mano con la pregunta anterior. Esa preparación como costalero, tiene que llegar como fruto de un trabajo por la cantera. De un trabajo que lleve implícito una formación en cuanto a valores y conceptos imprescindibles para un buen costalero: educación, honestidad, humildad, respeto, compromiso, compañerismo e incluso capacidad de sacrificio y de pertenencia a un grupo y aun colectivo de iguales. El futuro pasa también por conseguir transmitir esos valores a los jóvenes.
Quiero repasar tu faceta como capataz. ¿Cómo surgió?
Todo vino de la mano de mi amigo y capataz, Pepe Alcalá. Trabajaba con él en la cuadrilla de Mortaja y un día se presentó para ofrecerme salir con él de contraguía en el Palio de la Esperanza, el Martes Santo en Algeciras. Al tiempo, surgió la posibilidad de echar una mano con una cuadrilla que se estaba formando en la Hermandad de Medinaceli de Los Barrios y también contó conmigo. Y al poco tiempo, me llegó la ocasión de dar el salto y trabajar el paso de Palio, algo que me tiene enormemente ilusionado, un proyecto que veo crecer año a año y que forma parte de algo muy bonito que cada Semana Santa va a más, con un grupo de jóvenes muy comprometidos y de gran calidad humana. Es un grupo formidable y una experiencia fantástica, siempre poniendo el valor lo que he aprendido en esto durante casi dos décadas: humildad y compromiso.
Aunque suene manido y a tópico: afición y devoción no son conceptos que vayan reñidos, ¿cierto?
Al contrario. Obviamente, como en casi todo en la vida, para progresar y crecer en algún aspecto hay que tener afición e interés por aprender y mejorar. Pero lo que te hace tener una permanencia y una constante, es la devoción. Para mí siempre hay un punto más, un momento clave, en el que el costalero hace lo que hace y siente lo que siente por estar dónde está. La fe y la devoción, de una manera u otra, siempre está presente en lo que hacemos. Así lo entiendo yo.
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