Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Observatorio de La Trocha
La calle Fernando IV, en sus extremos muestra en sus dos esquinas sendos ángulos rectos, pero cuando se construyeron los bloques de pisos en el solar donde estuvo la feria, se olvidó este trazado ortogonal y la calle se trazó de forma absolutamente irregular. Con lo fácil que hubiera sido coger una cuerda y estirarla de un extremo al otro para construir de forma recta y en el plano emplear una regla. A partir de esta calle y de la de Rafael Argelés el desorden urbano llega al summum.
Se trazan callejas estrechas y bloques de pisos sin ninguna alineación lógica ni ortogonal, impropia de un verdadero ensanche urbano de una ciudad. En las calles Fernando IV y Rafael Argelés termina el ensanche del centro urbano y comienzan las barriadas. La avenida del Capitán Ontañón no se continúa con la misma anchura y recta hacia la barriada de la Cuesta del Rayo, asumiendo la actual calle Millán Picazo; sino que se estrecha porque se construye la calle donde había un sendero y a nadie se le ocurrió tomar una regla y ponerla sobre el plano.
La calle José Carlos de Luna, surgida de otro sendero transversal, no se continúa hacia la avenida de las Fuerzas Armadas, su prolongación es la estrecha, irregular y corta calle del Conde Lous. Las calles Almanzor, Infante don Pedro y Flores el Gaditano se interrumpen en la calle Fernando IV sin ser continuadas en forma recta, paralelas a la avenida de las Fuerzas Armadas. Solo la calle Almanzor se continúa por la de Mateo Mercader, pero más estrecha e irregular. Esta calle de Fernando IV supone el límite entre un urbanismo medianamente racional y otro absolutamente irracional.
La frustrada avenida Virgen de Europa, de la que queda solo un pequeño tramo junto al Instituto Kursaal, perdió la mitad de su longitud al construirse la plaza de Andalucía; podría haberse continuado de forma recta y ortogonal hacia el Norte, asumiendo la actual avenida Ramón Puyol. Esta avenida se trazó por donde discurría un sendero o cañada y -claro está- a nadie se le pasó por la mente coger una regla y trazar una avenida recta. Es irregular y se estrecha absurdamente en su cruce con la calle sindicalista Luis Cobos (ctra. A Málaga).
Si nos vamos a la barriada de San José Artesano, nos encontramos con la amplia avenida de España, que va de ningún sitio a ninguna parte. Por un extremo se corta en la mal llamada Prolongación de la Avda. Virgen del Carmen, y por el otro extremo, en un extenso descampado en la calle Mónaco. ¿Cómo es posible que haya un enorme descampado sin urbanizar entre la barriada de San José Artesano y la zona de la ermita? ¿Por qué no se prolongó esta avenida hasta la de la Diputación? Por el otro extremo, ¿por qué no se enlazó con la rotonda del Milenio?
La barriada de San García muestra un trazado totalmente irregular en sus calles y lo que es más incomprensible es el hecho de que todas las casas de las calles Rosa de los Vientos y Delfín se hayan construido de espaldas al mar. No se puede entender, si pensamos de forma lógica, que no se haya construido un extenso paseo marítimo a lo largo todo el litoral de esta barriada, cuyas viviendas estuvieran orientadas a él. ¿Cómo es posible que la playa de El Chinarral carezca de un paseo marítimo? Algeciras siempre estuvo y estará de espaldas al mar. Recordemos el callejón del Muro. Se argumenta que no se construyen paseos marítimos por culpa de los temporales de levante. Pero ¿cuántos temporales se producen al año? Excusa absurda y estúpida.
Y si seguimos refiriéndonos a los paseos marítimos, ¿cómo la playa de El Rinconcillo no posee un largo paseo marítimo, con hoteles, cafeterías, bares, etc. como cualquier ciudad turística de la Costa del Sol, por ejemplo? El urbanismo de esta barriada refleja en su mayor parte, al igual que la barriada de ElAcebuchal, el desorden urbanístico, con pequeños callejones, en lugar de calles anchas y rectas. En cuanto a la playa de Getares, su paseo marítimo se interrumpe por una infravivienda, que más o menos es considerada como monumento local.
La barriada de La Bajadilla, más o menos sigue un diseño también ortogonal, si exceptuamos, entre otras, las calles Vicente Paúl, Cid Campeador y Sta. María Micaela; también es digno de mención que la avenida de la Cañada se interrumpe en la placita de España. Por el otro extremo, no se supo continuar hacia la barriada de La Reconquista de forma recta y ancha. En cuanto al barrio de La Yesera, reproduce fielmente el urbanismo propio de los pueblos de la Serranía.
La barriada de La Piñera refleja el típico urbanismo de las barriadas del desarrollismo de los años 60: rectilíneo pero incoherente. Para ir finalizando, me referiré someramente a las barriadas de Sotorrebolo, San Bernabé y La Colonia Sa Miguel. La primera barriada está trazada en forma ortogonal, aunque bien hay que decir que la continuación de la avenida del 28 de febrero, gira para dar lugar a la del alcalde Paco Esteban. Las calles paralelas terminan en un gran descampado y no van a ninguna parte. La segunda se caracteriza por unas calles trazadas de forma curva, debido a la topografía del terreno, y toda la barriada se halla rodeada de amplísimos descampados. Y la tercera, muestra un entramado totalmente irracional de calles laberínticas, algunas sin salida.
La barriada de El Saladillo se pudo haber trazado de forma más ortogonal, pero eso es imposible en esta ciudad. Las barriadas de Cortijo Vides y de Los Toreros más o menos presentan un plano rectilíneo.
Como no quiero pecar de exhaustivo, concluyo refiriéndome al enorme descampado que se extiende entre la zona sur y norte de la ciudad, junto a la estación de ferrocarril y el puente del matadero. Hace años se habló de construir un gran bulevar como acceso central al puerto; pero aquel proyecto quedó en el olvido. Verba volant: las palabras vuelan. Algeciras carece de una proyección de futuro, siempre construye para el pasado. Sobre El Secano, en el tramo entre la urbanización Villa Palma y la calle María Auxiliadora, es mejor no hablar.
Si observamos el plano de nuestra ciudad, vemos una población desperdigada en barriadas mal conectadas, con enormes “calvas” en su entramado urbano, con calles de trazado irregular, con muy pocas avenidas y menos paseos marítimos. Varias calles se trazaron en el lugar de antiguas cañadas. A esto hay que añadir las calles que se cortan en un descampado, sin que tengan continuidad hacia el más cercano núcleo urbanizado. Otro de los factores negativos de la falta de planificación urbana es la carencia de amplias zonas verdes. La mayoría de las barriadas algecireñas, que constituyen el 99% de la población, no cuentan con zonas verdes ni de amplia ni de mediana extensión. Vuelvo a repetir: Nuestra ciudad no posee una homogeneidad ni unidad urbana; es una aglomeración de barriadas. Algeciras es un intento fallido de ciudad en lo referente al urbanismo, y no solo al urbanismo.
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