Alberto Pérez de Vargas: un legado enorme
Tribuna de opinión
El farmacéutico Javier Hernández recuerda su relación con el añorado Alberto Pérez de Vargas
La farmacia más bonita del mundo y los Buyitas
Por razones familiares, la figura de Alberto Pérez de Vargas Luque siempre estuvo presente en mi vida. Compartimos familiares, ya que mi tía está casada con su hermano, pero la diferencia de edad y las distintas circunstancias no hicieron que nuestros caminos se cruzaran. Conocía su nivel intelectual y académico, que es algo accesible a todos, pero lo desconocía en la distancia corta.
Fue en la primavera del año 2023 cuando la Peña Los Buyitas me propuso hacer una fachada recreando la farmacia de la que soy titular, la Farmacia Hernández. El proceso creativo de esa fachada daría para otro artículo, pero debo manifestar que es la recreación de un sueño y, si encima una caseta se iba a proponer recrearla en el recinto ferial, era una situación que superaba una ilusión ya existente.
Creí oportuno ponerme en contacto con Alberto. Lo hice a través de mi tía, lo llamé y le expliqué toda esta situación. Fue una conversación telefónica larga y tranquila. Parece que estaba esperando mi llamada, era reconfortante, era maravilloso que alguien pudiera absorber esa ilusión y felicidad que yo le transmitía y que la hiciera suya. Sabía de mí y preguntaba para confirmar sus datos y ampliar la información. Lo hacía con esa suavidad y saber que lo hacen los genios que están destinados a dejar huella con su paso.
Toda esa conversación dio a luz en un artículo en el diario Europa Sur que conservo enmarcado como si fuera una obra de arte, lo que es. A partir de ahí, mi relación con Alberto ya fue como todos lo conocéis. Cercano, no pasaba por la farmacia sin entrar y, por supuesto, en cualquier visita a Algeciras pasaba a verme. A mí me hacía sentirme grande, me sentía honrado que alguien de su nivel simplemente pasara a verme y es que trabajar en un mostrador tiene la ventaja de que se me puede localizar pronto.
Nuestro último encuentro fue en el salón de actos de la Escuela de Ingeniería, en la presentación de su libro. Fue maravilloso escucharlo y maravilloso el público que estaba allí. Estuvo contando historias de Algeciras de una época que evidentemente es la suya, pero que algún día si alguien la estudia podrá documentarse en ese libro. Y por supuesto en otros artículos; la historia costumbrista de nuestra ciudad y seguro que futuras generaciones lo valorarán.
Su marcha ha sido una gran pérdida, pero lo que nos ha dejado es enorme no solo por todo lo que académicamente consiguió en vida, sino porque es un ejemplo para mí de que todo el mundo aporta algo en la vida, de que Algeciras la hacemos entre todos y cada uno de nosotros, que el fuego interior de cada uno debemos sacarlo y poner nuestro granito en esa montaña de arena que es nuestra vida. Yo pienso en Alberto y me sale una ligera sonrisa de satisfacción de haberlo aprovechado, de haber aprendido de él y esa sensación me reconcilia.
Gracias, Alberto.
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