Museo de Algeciras

La pieza del mes: 'La Vocación'

  • La obra escultórica de José Román Corzánego representa a un joven hermano limosnero

La pieza del mes: 'La Vocación'

La pieza del mes: 'La Vocación'

En el Museo Municipal de Algeciras se encuentra el busto Vocación, uno de los que José Lino Román Corzánego (Algeciras 1871-Madrid 1957) hiciera en su etapa granadina (1920-1923) y con el que participó en la Exposición Regional de 1920 en la ciudad de la Alhambra y en la que obtendría el primer premio con su busto el Mestizo.

El busto Vocación está registrado en el inventario general del Museo con el número 2.994, mide 39 cm del alto y 26 cm de ancho. En él se combinan dos materiales, la piedra blanca para el busto propiamente dicho y la madera para el arranque del hábito. En la base una placa metálica recoge el título del tema representado y su autoría, no así su datación.

Procede del Legado de Florentina Román Manzanete que fue entregado a beneficio de la ciudad de Algeciras gracias a Ramiro Beneytez Pérez, ahijado de Florentina Román Manzanete.

Cada obra de arte tiene un porqué y el de esta pieza es el siguiente: Un día, un hermano limosnero de San Juan de Dios, se presentó en la casa de la familia Román para recoger el donativo que quisiera ofrecer la familia. Román se quedó impresionado por la juventud del hermano y le pidió si podía ser su modelo, a lo que éste accedió y cuyo resultado es el podemos contemplar.

Se trata del retrato de un hermano limosnero y en él Román ha sabido captar la esencia de la vocación religiosa, a través del recogimiento que se palpa en esta obra, de puro carácter ascético. El juego de luces y sombras que actúan sobre la pieza, ayudan a crearle ese halo de inmaterialidad que se desprende de ella.

La contraposición a través del engarce de dos materiales, piedra blanca para el rostro y madera para el arranque del hábito, sirven para darle un gran realismo a este busto. Una pieza singular dentro de su escultura en el período granadino, en la que este busto junto a los de Sacromonte y Concha, son sus obras más representativas.

Esta obra fue una de las 27 que expuso en Algeciras al año siguiente de su exposición granadina y una de las tres con las que participó en la exposición organizada por la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en Málaga en 1927, junto a Sacromonte y Fin de Historia, y en la que obtuvo una medalla de bronce.

De ella se diría: “Hay en la faz del novicio un acertado toque de serenidad, de reposo espiritual, de voluntaria resignación, de ésas que sólo resplandece en los elegidos… Y, una dulcísima sonrisa, la de triunfo, acaso, iniciase en el comienzo de las mejillas y rodeando pausadamente, viene a morir en la comisura labial, que se frunce con docilidad, sin esfuerzo”.

Dentro del legado plástico de este artista polifacético y amateur que fue Román (porque no podemos olvidar que profesionalmente pertenecía al cuerpo de Aduanas en la administración de Hacienda), estos bustos representan su primera incursión en la expresión escultórica, de la que hasta ahora sólo teníamos presencia en la ciudad del busto del doctor Ventura Morón y su escultura religiosa.

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