"En Marruecos no podemos estar sin el hammam"

Nació en Rabat aunque procede de Tánger donde se dedicaba a la importación y exportación de material plástico y al alquiler de coches. Antes de venir a Algeciras, donde reside desde hace 4 años, también vivió en Marbella y en San Pedro de Alcántara. A la hora de establecerse aquí, además de conocer a su pareja, lo que le animó es el gran número de marroquíes que hay. "Como aquí no había ningún hammam, pensé que era una buena idea poner uno, como algo nuevo en esta ciudad".

Hace seis meses abrió su negocio en la calle San Antonio y desde entonces se ha hecho una importante clientela. El baño turco ocupa lo que antes era una discoteca y ha tenido que hacer una gran reforma para adaptar las instalaciones. Además regenta una inmobiliaria en Marruecos.

Aquí se siente muy a gusto y está muy satisfecha de la gente que viene a apreciar las bondades del baño turco, un punto de encuentro social que está muy extendido en el país vecino. "En Marruecos es normal que cada barriada tenga un hammam. El marroquí no puede vivir sin él", explica.

Supone toda una experiencia, un ritual, que facilita la reactivación de la circulación, la limpieza de la piel y, muy especialmente la relajación de cuerpo y mente. Y como colofón, la ceremonia del té.