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El Cuco, una foto imposible

La Policía impidió que la prensa fotografiase al menor, cuyos padres fueron insultados y tuvieron que salir corriendo de 'los juzgados con los rostros cubiertos por pasamontañas

Fernando Pérez Ávila / Sevilla

25 de enero 2011 - 01:00

Ocho y media de la mañana. Siete unidades móviles de otras tantas cadenas de televisión permanecen aparcadas entre los juzgados y la estación de autobuses. Detrás, el abuelo de Marta del Castillo, José Antonio Casanueva, atiende una por una a las televisiones. Se apoya en una muleta. Padece artrosis y tienen que operarle para colocarle una prótesis en la rodilla. Dice que ha decidido retrasar la operación para asistir al juicio contra el Cuco, el menor acusado de violar y matar a su nieta. Hasta el jueves, día que declaran los padres de Marta como testigos y a partir del cual podrán entrar en el juicio, José Antonio Casanueva asistirá a las sesiones acompañado por un hermano de su yerno.

"Nos hemos preparado psicológicamente para el juicio. Estoy fuerte, no creo que me derrumbe. Hoy es un día doloroso y complicado porque hace dos años de la muerte de Marta", explica el abuelo, que asegura que la pena de seis años solicitada para el Cuco es "ridícula". "Por eso estamos pidiendo la derogación de la Ley del Menor, porque estamos viendo que lo de Marta no es un caso aislado, está habiendo ya demasiadas Martas".

Mientras el abuelo atiende a la prensa, su hijo Javier, su yerno Antonio y el hermano de éste le esperan en una cafetería. "Espero que el 24 de enero se le quede marcado para siempre igual que lo tenemos nosotros", dice Antonio. En la calle hace ocho grados y apenas hay gente, salvo policías y periodistas. Decenas de agentes de la Policía Nacional custodian las dos entradas al edificio de la Audiencia, donde se celebran las sesiones.

Falta una hora para que comience la vista y el Cuco hace ya un rato que está dentro de los juzgados. La Policía lo trajo a las ocho y cinco minutos de la mañana desde el piso tutelado en el que reside en la provincia de Cádiz. No hay imágenes del menor. El coche en el que viajaba tenía las lunas traseras tintadas y entró hasta el interior del edificio de la Audiencia por el garaje, garantizando que ningún cámara pudiera captar ni su rostro ni su apariencia. Ni siquiera después, a la salida, se le pudo fotografiar porque se tumbó en la parte trasera del vehículo para que tampoco pudiera salir en una imagen tomada desde el frente.

Dentro sí se le pudo ver, aunque la Policía desalojaba a los periodistas de la planta cada vez que él salía de la sala, para evitar que alguien con un teléfono móvil captara su imagen. Está muy cambiado. Ha crecido, está más fuerte y tiene el pelo largo. Nada que ver con aquel adolescente con cara de niño que salía en las fotos de la red social Tuenti junto a Marta del Castillo y a sus amigos Miguel Carcaño y Samuel Benítez, que declararán mañana miércoles. Éste último acudió ayer a firmar su libertad condicional poco antes del inicio del juicio. Minutos después, entran los padres del Cuco con los rostros cubiertos por pasamontañas.

A medida que avanza la mañana va llegando gente al juzgado. Algunos curiosos y aproximadamente unos treinta miembros de la plataforma Todos somos Marta. No hay muchos porque la mañana sigue siendo muy fría y en la puerta de los juzgados corre un aire que incrementa la sensación térmica de frío. Comienza el juicio y llega el receso tras la petición del abogado del Cuco. Antonio del Castillo aprovecha los tiempos muertos para salir a fumar un cigarrillo. Cada vez que lo hace es requerido por algún medio de comunicación.

Termina el receso y coincide con un momento de tensión en la puerta. Salen los abogados del hermano de Carcaño y su novia, a los que no se les permitió asistir al juicio, y son increpados e insultados por un grupo de manifestantes. Lo mismo les ocurrió al final de la jornada a los padres del Cuco, que dejaron el edificio cuando ya no había policías y lo hicieron de nuevo encapuchados, mientras los manifestantes les gritaban "asesinos" y "sinvergüenzas". El matrimonio tuvo incluso que acelerar el paso para huir de la prensa y ambos se vieron obligados a cruzar agachados la barrera del juzgado de guardia. Así, a la carrera, terminó el primer día del juicio contra su hijo.

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