Lo que ha sucedido con el bolero Dos extraños del canario St. Pedro no suele suceder. Se ha convertido en pocas horas en la gran esperanza para contar con una eurovisiva canción distinta y universal. Tranquilos, claro, que todavía queda mucho y van a pasar muchas cosas, pero este tema por lo pronto toca el pecho a cada uno de los espectadores que lo escucha.

No deja indiferente y tiene ese aire descarado de hacer cosas que parecen tan pasadas de moda que son muy actuales como narrar con voz rota al oído mientras la orquesta parece elevarse por el cielo. Es una canción para emocionarse y es lo que va a hacer cuando aparezca en el Benidorm Fest.

La buena noticia es que hay otras opciones diferentes y potentes que irán ganando firmes adeptos porque les sobra aspiraciones para dar la talla en Malmö. Nebulossa, Lérica o Miss Caffeina tienen ya credenciales que confirmarán en las galas que dan el pasaporte a Suecia. Y habrá más nombres que vayan saltando.

Pero a estas alturas, y con todo lo que aún tiene que pasar con las candidatura española y con la del resto de países, qué bonito es soñar al ritmo de una balada que evoca a Gloria Lasso, a Armando Manzanero o a los Panchos. Un académico bolero con una voz de las de ahora, que une España con América: es el mejor valor que siempre podemos presentar a Europa. Y al propio Eurovisión.

Si esto no es un “winner alert”, como advierten los eurofans (los andaluces lo hemos llamado desde hace años “pelotazo”, gracias al Carnaval de Cádiz), se le parece.

Llevar un bolero a Eurovisión es tan deliciosamente anacrónico que parece una osadía posmoderna. Dos extraños parece sacado de la partitura de Agustín Lara y sin embargo está escrito en 2023 con la transversalidad de arrancarle el corazón a todas las generaciones. Si no es elegida en Benidorm, o si en Malmö miran para otro lado, St Pedro se va a quedar en el spotify de millones de seguidores.

Pedro perdió adrede en La Voz para tomar un rumbo propio. Ojalá le lleve al micrófono de cristal.