Cuaresma

Algeciras se reencuentra este viernes con el Medinaceli tras un año de pandemia

  • La Capilla de San Isidro acoge la solemne veneración de fieles al cautivo del Martes Santo

  • El besapié de 2020 fue la última gran cita cofrade previa al confinamiento

El Medinaceli de Algeciras, preparado ante el altar mayor de San Isidro.

El Medinaceli de Algeciras, preparado ante el altar mayor de San Isidro. / Hdad. Medinaceli Algeciras

Volver a empezar. El retorno al origen y la mirada puesta hacia el corazón de la niñez. La ensoñación de un cita ineludible y el kilómetro cero de la devoción de la ciudad. Cada primer viernes del mes de marzo, se activa el nervio devocional del pueblo y la brújula del algecireño siempre apunta hacia el Barrio de San Isidro. Un pronto amanecer de primavera que desembarca en el despertar del azahar en la plazoleta, pese a que este año tengamos que imaginarlo o simplemente se filtre e impregne en la quirúrgica segunda piel de la moderna mascarilla.

Algeciras se reencuentra este viernes, 5 de marzo, con Jesús Cautivo de Medinaceli un año después del inicio de la pandemia. La hermandad del Martes Santo celebra una solemne veneración de los fieles, un reverencial acto en sustitución del tradicional besapié, el primero de la era postpandemia.

Durante toda la jornada, entre las 8:30 y 20:00, la imagen titular de la corporación presidirá el altar mayor de la capilla de San Isidro y verá pasar ante sus ojos a cientos o incluso miles de fieles, todo ello bajo todas las pertinentes medidas de seguridad y protocolos de prevención previstos. El devocional rito labial con el que se acaricia el empeine más ilustre y moreno del barrio, el tallado por Bravo Nogales, este año se verá reducido a una oración callada pero con la sensación de no estar perdiendo en el limbo uno de los días más señalados en la cuaresma local.

El último besapié celebrado por Medinaceli, la primera semana de marzo de 2020, fue la última gran cita cofrade previa al confinamiento total, la inminente suspensión de la Semana Santa y el decreto del estado de alarma. En aquellos días, en los que el coronavirus ya comenzaba a asomarse con gran violencia en el territorio español, el besapié se organizó bajo unos protocolos un tanto inexactos, propios del desconcierto y la desinformación del momento, aunque con conceptos claros como la distancia de seguridad y el posterior desinfectado de la talla de Jesús de Medinaceli tras el paso de cada fiel. Este se convertiría en el último encuentro, a gran escala, con el Señor de San Isidro.

La Hermandad de Medinaceli lleva celebrando durante toda la semana el triduo del Señor a cargo del director espiritual de la corporación, el reverendo Julián Terán, y tiene fijado para este sábado, 6 de marzo, su función principal a partir de las 19:00. Una semana llena de fervor alrededor la imagen de Jesús Cautivo de Medinaceli. A quien el pueblo y el mundo cofrade se encomienda, casi a diario.

San Isidro presenta un sobrio altar

Detalle del Medinaceli de Algeciras. Detalle del Medinaceli de Algeciras.

Detalle del Medinaceli de Algeciras. / Hdad. Medinaceli Algeciras

La corporación del Martes Santo preparó como cada año, con sumo detalle, el altar en honor a Jesús de Medinaceli para su semana grande que transcurre por triduo, veneración de fieles (en sustitución del devoto besapié) y función principal. Según detalló la hermandad, la imagen del Cautivo se encuentra sobre un peanín barroco sobre dorado envejecido.

El Señor “luce la túnica bordada sobre terciopelo burdeos realizada en los talleres Brenes Sevilla de principios del año 2000, así como el escapulario bordado en oro de los años 60 y la medalla de la ciudad”, explica. Además, el titular de San Isidro está escoltado por dos de los faroles de plata sobredorada junto con otras dos jarras de flores. “Como fondo, aparece dispuesta la cancelería sobre el altar simulado, revestido de los respiraderos de plata del palio de la Santísima Virgen”, explica la corporación.

“Todos los puntos de luz de candelería y farol, se disponen en forma piramidal, jugando con la simetría y la verticalidad de las líneas, donde confluyen como cima de la cúspide la Cruz de Guía, símbolo de la salvación de Cristo, en esta época que vivimos y Triunfo de la Cruz sobre el mundo”, se detalla sobre el altar la hermandad del Martes Santo. Finalmente, a nivel floral, el altar luce “lirios morados, clavel rojo sangre, calas blancas y alhelíes fucsias”. Un sobrio y simbólico altar de cultos, algo falto de luz y de mayor esplendor a nivel de cera, como ocurre en la inmensa mayoría de las cofradías locales. Pero sin duda, se reconoce el trabajo y previsión del de mayordomía en su preparación.

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