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Artritis psoriásica, una reacción del sistema inmunitario al atacar las células sanas por malinterpretarlas como amenaza

Artritis psoriásica, una reacción del sistema inmunitario al atacar las células sanas por malinterpretarlas como amenaza

Artritis psoriásica, una reacción del sistema inmunitario al atacar las células sanas por malinterpretarlas como amenaza

La artritis psoriásica es una enfermedad crónica autoinmune que se manifiesta con un desequilibrio del sistema inmunitario el cual ataca a las células y tejidos sanos porque los confunde como extraños y, como consecuencia, causa inflamación de las articulaciones, lo que puede provocar dolor, rigidez, hinchazón y dificultad para moverse. Además de los síntomas articulares, muchas personas con artritis psoriásica también tienen psoriasis, una enfermedad de la piel que causa enrojecimiento, descamación y picazón.

La artritis psoriásica puede afectar a cualquier articulación del cuerpo y a personas de cualquier rango de edad, pero generalmente se manifiesta entre los 30 y los 50 años. Puede ocurrir también en niños y en adultos mayores, aunque el inicio más común se observa en adultos jóvenes quienes presentan dolor en las articulaciones el cual puede ser constante o intermitente, rigidez articular, hinchazón y calor en las zonas afectadas, limitaciones en la movilidad debido al dolor y a la rigidez, cambios en el aspecto de las uñas e, incluso, fatiga extrema. 

Una sintomatología bastante compleja y completa que, aunque puede variar de unas personas a otras, a grosso modo, es lo que lo que viven las personas con artritis psoriásica y que empeora después de periodos de inactividad, incluso, desde por la mañana. 

La identificación precoz es el mayor reto

Aunque la artritis psoriásica parezca que tiene una sintomatología clara, su diagnóstico definitivo a veces es tardío. Algo que complica mucho más la salud de la persona enferma ya que un retraso de 6 meses en el resultado definitivo de la artritis psoriásica contribuye al desarrollo de erosiones y a un peor diagnóstico a largo plazo pudiendo derivar incluso en discapacidades físicas y/o en deformidades óseas. 

La psoriasis y la artritis psoriásica son enfermedades crónicas que empeoran con el tiempo, aunque se pueden dar periodos en los que los síntomas mejoran o desaparecen por un tiempo. Por ello, la detección temprana es clave para evitar complicaciones, ya que, en la fase inicial de la enfermedad, existen tratamientos realmente eficaces.

Tratamiento

El tratamiento de la artritis psoriásica implica una combinación de diferentes procedimientos que van desde la ingesta de medicamentos de diferentes tipos como los antiinflamatorios para aliviar el dolor y la inflamación, así como también los biológicos que afectan al sistema inmunológico y ayudan a frenar esta hinchazón, también los llamados modificadores de la enfermedad con los que se pueden retrasar su avance, hasta la terapia física en cuyas sesiones se trabaja por mejorar la fuerza muscular, la flexibilidad y la movilidad, o la terapia ocupacional en la que los pacientes aprenden técnicas para que faciliten las actividades diarias. 

La puesta en práctica de este protocolo incluye, además, cambios en el estilo de vida del paciente en el que es crucial mantener un peso saludable y para ello hay que hacer ejercicio de manera regular y evitar el estrés como principales medidas para aliviar los síntomas y mejorar su calidad de vida.  

Descubrimiento de la causa

Una investigación ha determinado la causa genética de la psoriasis a través del descubrimiento de un gen mutado, un hallazgo que permite identificar a los científicos la causa de la progresión de la enfermedad. 

Ha sido a través de un trabajo de laboratorio con ratones en el que pudieron comprobar que esta mutación provocaba una función anómala en un grupo de células inmunitarias conocidas como células T reguladoras, las cuales se consideran las "guardianas del sistema inmunitario", alterando su función, provocando inflamación y la consiguiente aparición de enfermedades que, en este caso, sería la psoriasis. Por lo que al identificar el principio del origen, va a favorecer que haya un mayor control de la enfermedad, así como también arrojar un poco de luz a la calidad de vida de los pacientes.

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