Sanidad público-privada

08 de diciembre 2025 - 03:07

El hospital Universitario de Torrejón, en la Comunidad Autónoma de Madrid, es un centro público de gestión privada, a cargo del grupo Ribera Salud. Éste, junto a Quirón y Vithas, lideran el negocio de los hospitales privados en España. Su modelo de explotación se encuentra muy extendido en nuestro país: comunidades de Valencia, Madrid, Galicia y Extremadura.

La fórmula aplicada se basa en que la empresa privada se encarga de construir el hospital y gestionarlo durante, por ejemplo, los 30 años del de Torrejón. La comunidad autónoma le paga un canon fijo por atender a una determinada población. Es fácil deducir que, cuanto menos dinero gaste el hospital en prestar la asistencia sanitaria, mayores serán sus beneficios.

Esto se llama “mercado” desde antes de que Adam Smith publicase, a finales del siglo XVIII, Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. De manera que nadie debería llamarse a engaño ni revolucionarse tanto porque se hayan divulgado los principios aplicados en el hospital torrejonero para hacerlo más rentable. No para el Estado, ni para la Comunidad de Madrid, ni para sus ciudadanos, sino para su empresa.

¿O alguien pensaba que el espíritu indómito y beatífico de las hermanitas de la Caridad iba a inspirar la gestión capitalista de este centro sanitario? Es un modelo muy del gusto de la sensibilidad política liberal, favorable a la privatización de servicios sociales del llamado estado del bienestar. Éste es el que pretende reducir las desigualdades sociales y mejorar la calidad de vida mínima para todos los ciudadanos, que dependería también de las políticas del Estado, no sólo del éxito personal. Y ahí es donde chocan los conceptos de interés público y rentabilidad empresarial, siendo ésta absolutamente legítima en nuestro sistema económico-social y creadora de empleo y prosperidad. Pero detrás de garantizar sus beneficios empresariales.

Aunque se haga a base de aumentar, a propósito, las listas de espera de sus hospitales; que seleccionan a los pacientes más rentables; que alargan la espera para intervenir a los menos rentables; que ordenan reutilizar hasta 10 veces catéteres cardiológicos de un solo uso; que despiden a quienes los critican y que reciben inyecciones de millones de euros de las arcas públicas cuando las cuentas no les salen. Por eso tienen 8 hospitales y 60 centros de salud.

Ese es un ejemplo del titular de que la izquierda apuesta por una sanidad pública insostenible y que la derecha la hace sostenible con participación privada.

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