Renuncio a ser español

18 de febrero 2025 - 03:06

Renuncio a ser español. Y no lo hago porque no me sienta orgulloso de serlo, sino porque quiero ser europeo. Estamos leyendo estas últimas semanas cómo la Unión Europea se encuentra en una indefinición entre China y Estados Unidos. Sobre todo, a raíz del ataque arancelario de Trump contra la Unión. Desde que Mario Draghi publicara hace algunos meses su informe sobre la competitividad europea, muchas cosas se están moviendo en Bruselas con un objetivo: situarnos en el nuevo esquema mundial como un actor relevante.

Este mes hemos podido ver como China ha lanzado DeepSeek, su herramienta de inteligencia artificial para competir con la estadounidense OpenAI y su ChatGPT. Mientras tanto, Europa parece limitarse a regular los límites de dicha IA sin contar con ninguna herramienta destacable. Algo parecido sucede con el cuidado del medio ambiente. 2025 es el primer año en el que las empresas grandes y cotizadas debían publicar sus primeros informes de sostenibilidad siguiendo la directiva CSRD. Sin embargo, parece que, tras varios años de trabajo conjunto, la Comisión va a limitar su alcance (y quién sabe si contenido) de forma unilateral para no perjudicar a sus empresas. Algo similar a lo que ocurre con la agricultura o pesca. Mucha regulación para las empresas comunitarias y luego se importan productos sin ser sometidos a dicha regulación. Generando una desventaja competitiva para las empresas de la UE. Tres ejemplos que muestran como la UE está descolocada en este nuevo contexto global de desglobalización.

Sin embargo, esta misma semana el analista estadounidense Abraham Newman y el premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz, coincidían al afirmar que Europa tiene complejo de inferioridad y se siente inferior a otras potencias como China o Estados Unidos. El principal motivo, la falta de cohesión. Europa está en un punto en el que si quiere participar de las decisiones globales debe actuar como una, no como 27. La guerra de Ucrania nos ha mostrado que por separado somos actores secundarios, pero unidos somos un actor de primer nivel.

Es por ello que el debate europeo debería ser sobre cómo podemos integrarnos políticamente para dejar de ser 27 y ser 1. ¿Debemos ser 27? Igual algún estado prefiere actuar de forma independiente. ¿Lo dejamos ir? Son preguntas que se deberían plantear, como si deberíamos someter a cualquier empresa que quiera vender en el mercado común a la misma regulación que a nuestras empresas, como qué reparto de competencias se harían entre los Estados y las autoridades comunitarias, o qué mercados pueden integrarse aún más, véanse las telecomunicaciones o el sector bancario. Ya hemos visto el ejemplo del euro o el roaming, y dudo que nadie quiera renunciar a la comodidad de ir a cualquier país vecino y pagar con la misma moneda y tener cobertura.

La Unión Europa debe decidir si quiere ser un actor global y si para ello debe plantearse relegar el ser español al mismo nivel que tiene hoy en día ser de una u otra región. Estoy dispuesto a hacerlo.

stats