La enseñanza ha muerto

19 de diciembre 2025 - 03:07

En los últimos dos años, el cambio de mentalidad de mi alumnado ha sido radical y, quizá, catastrófico. Tener pensamiento abstracto que te permita hacer generalizaciones y relacionar ideas dispares o hechos distantes es una capacidad desarrollada lentamente, empieza a hacer su aparición con la formación básica... el trabajo de las Secundarias era encauzar esta virtud y prepararla para un estadio superior. Salvo excepciones, ya no existe en los jóvenes esta facultad.

El sistema falla estrepitosamente; cuando miramos sus ideologías llenas de simbología barata y populismos ultramontanos es aquí donde habría que buscar una de las causas. Las pantallas devoran su salud mental, su capacidad de atención, su descanso, su sexualidad, su autoestima, su disciplina, su paz, su autocontención, su tolerancia a la frustración... son adictos.

Y qué hacemos: pantallas en clase, plataformas educativas en los móviles, grupos de mensajería para organizar... en vez de dotar aulas específicas donde no perder el contacto con la realidad tecnológica, dejando empero al profesorado su función ejemplar de conocimiento y trabajo. No: rúbricas, cuadernos imaginarios y masturbaciones virtuales como dejarles creer que porque copien de una IA un párrafo ya son escritoras, investigadores o desarrolladoras de contenido... ¡Proyectos!

Ya no hay clases, y le hablo a usted porque, si tiene el periódico en su mano, ya goza de una edad provecta y sabe qué digo; no se puede impartir una clase porque ni hay público, alumnado, ni docentes que usen sus conocimientos para estimular esta cadena de saberes que hemos llamado Humanismo, esto es, la búsqueda de una vida digna sin promesas celestes ni fantasías de felicidad: consciencia, conocimiento, respeto por el otro, debate, Belleza. Ahora se comparten archivos, miran un esquema que les leen redundantemente en pantalla, se practican modelos resueltos de pruebas, te propinan temarios, se acumula el dato pero eso de estudiar para entender no es que lo haya perdido la adolescente, el chaval, es que ya no lo practican ni los docentes.

Estos días he constatado ya la muerte de mi oficio: profesor. No sé qué viene ahora, pero no me compete. Mi mundo son los textos, el Arte, la política y compartir esas inquietudes para sobrevivir a la basura de la vida. El vacío repletado de ilusiones sin ideas: no. Qué futuro más antiguo.

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