Por mi tierra también tenemos palabras peculiares. Mi madre me decía "Qué choco tiene el niño", refiriéndose a la risa manglosa o desvaída, la sin motivo equivalente al pavo nacional. Muy típica es la expresión "trochería" o "trocho", que es algo a medio camino entre surreal, cachondo, absurdo o sinsentido.

La política nacional es muy trocha, uno no sabe si reír o llorar. Ahora que la Moción de Censura es anecdótica del Parlamento, hay que convenir lo bien que lo pasan Sus Señorías, cómo hacen sus estrategias para salir en la tele y divertir a su público... y la prensa retransmitiendo. Quizá, y esto sería revolucionario, la claque periodística debería considerar hacer huelga o un mutis en el foro de estas basuras, no sea que estemos contribuyendo a la elevación de una panda de "artistas", esto es, "aprovechaos".

Isabel... y España cierra. El ayusismo es nuestro peligro mayor, o habría que decir el "miguelangelrodriguismo". Estos aprendices cutres de El cuento de la criada son el nuevo neorreaccionarismo y la violencia del futuro, la participación de fanáticos religiosos en el terreno político es la antesala de una guerra; mientras se limiten a su fuero privado y no adoctrinen a su descendencia contra los derechos fundamentales (reconocidos por nuestras Leyes) por mí pueden comer laca de pelo tieso, pero ese discurso hecho público es una mecha que explota en ejecuciones, y yo acuso a la chipichanga directiva del PP ("Cheap & Change", negociante chungo) de abrir una puerta cuyas consecuencias sólo tienen que ver con el arrepentimiento, ¿cómo se puede comulgar con este detrito intelectual?

Ponsatí, paseando por Barcelona propalando en directo su detención ¿era consciente de que podía haber generado un altercado público? Éste para mí es un delito de verdad, lo de la independencia de Catalunya me la suda, como todos los nacionalismos, pero jugar con el daño a personas: para mí es cárcel. Y qué me dicen de ese libro escrito por una excompañera que llama a Pedro Sánchez caudillo, evocando a Lenin en la cubierta... ¿se puede estar más "apollardá" ("Más pesao que la polla de un viejo" se dice por aquí, ¿conexión semántica?)?

Y Yolanda Díaz arranca el Domingo de Ramos; esperemos que vaya de estreno, que no se le caigan las manos y que no emule al judío aquél que entró en borrica y salió crucificado. Ignatius Farray, verdadero Perro Diógenes admirable, contundente y laxo a la vez, nunca cerrado en una idea, alude a la libertad única que nos corresponde: no creer en esa libertad sino en el movimiento, el cambio y la vida, la de verdad y no la de un palo santo; Ignatius sí interesa. Vaya semanita.

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