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El relator de la ONU ha visto dos Españas: una próspera y otra al borde de sus posibilidades

Philip Alston se encarga de ponerle cara a las cifras. Hace poco nos visitó para colocarnos las cartas sobre la mesa ya que sus conclusiones son demoledoras: España es un país en el que rara vez se toman en serio los derechos sociales y económicos.

Ha recorrido seis de nuestras autonomías para evaluar la desigualdad y así conocer de primera mano la realidad de los más vulnerables. Al concluir su viaje, en la rueda de prensa final que ofreció en nuestra capital, criticó a la clase política, que en su opinión "ha fallado" a los más necesitados.

El 26,1% de la población en España y el 29,5% de los niños se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social, según un informe preliminar de 2018 que no es vinculante. Más de la mitad tuvo dificultades para llegar a fin de mes y la tasa del desempleo es más del doble de la media de la Unión Europea.

Según Alston, los niveles de pobreza no se corresponden con el nivel económico de España. "Es el cuarto país más rico de la UE. Se puede permitir hacer mucho y hacerlo mejor, si quiere, pero ha decidido no hacerlo". Para él la pobreza es una decisión política y han sido nuestros políticos, sus actuaciones, las que han beneficiado a las clases más altas.

"No todo es malo -continúa diciendo- el sistema de salud es una joya y el de pensiones salva a muchos mayores de la exclusión. Pero sí creo que el español promedio y, sobre todo los más vulnerables, lo están pasando muy mal y se les está prestando poca atención. En la última década sus condiciones se han deteriorado". También advierte de un sistema educativo sesgado, una burocracia para solicitar ayudas más propias del siglo XIX que del XXI e insistió en regular los precios de los alquileres en las grandes ciudades. Todas sus conclusiones se acompañan de datos que avalan sus palabras. También advierte que España invirtió significativamente menos que otros países de la UE en discapacidad, políticas de familia y vivienda. Pone su atención en que la burocratización del sistema de protección social es una causa importante de exclusión y los requisitos excesivos de documentos son un obstáculo para el apoyo.

Cuando este relator de la ONU nos visitó con anterioridad, destacaba la diversidad cultural y nuestra riqueza. Esta vez ha visto dos Españas: una próspera y otra al borde de sus posibilidades.

Ahora toca que esta nueva coalición cumpla con lo prometido.

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