Hace algunos días el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez mantuvo una conversación telefónica con el primer ministro británico Rishi Sunak abordando la cuestión del tratado que lleva meses negociándose entre la Unión Europea y el Reino Unido en relación con el estatuto europeo de Gibraltar después del Brexit y coincidieron ambos en la importancia de que se cierre cuanto antes. La fuente de la información y su contenido ha sido Dowing Street. Esto no es un detalle menor. Raramente se informan de conversaciones telefónicas de trámite entre dirigentes de alto nivel en asuntos que no están suficientemente maduros y desarrollados y si no va en ello un interés directo o hay un mensaje importante que trasladar a la opinión pública. Como quiera que la pelota está en el tejado británico que debe contestar a la última propuesta europea, el mensaje deja interpretar ente líneas que se está cerca de superar los obstáculos y el cierre de las negociaciones podría ser inminente con un posible anuncio del futuro acuerdo en las próximas semanas.

En este sentido hay también que interpretar las recientes palabras en Vigo del ministro de Asuntos Exteriores José Manuel Albares que comentando esta conversación telefónica dijo que ve "más cerca" el acuerdo ahora y que si fuera por el Gobierno español se firmaría hoy mismo y que cada día que pasa sin firmar es un día perdido. No obstante, es necesario subrayar que ante la opacidad de las negociaciones y la falta de transparencia desconocemos la situación de los puntos conflictivos en la negociación y, en consecuencia, también desconocemos cómo afectara el acuerdo al territorio europeo más cercano a Gibraltar, esto es, nuestra comarca. Convendría volver a insistir una vez más que durante todas las negociaciones los Gobiernos central y el autonómico han ignorado los principales problemas de esta zona tan singular, salvo parcialmente las cuestiones de seguridad y lucha contra el narcotráfico (y esto de forma incompleta al no prever la necesidad de abordar las necesidades de la administración de justicia).

La ausencia de una planificación estratégica sobre las consecuencias del Brexit en la zona es un grave error, haya acuerdo o no. Ese ambiguo concepto de Zona de Prosperidad Compartida parece que es solo un recurso retorico, unas palabras huecas, y que significan que en realidad no se ha previsto nada para el Campo de Gibraltar y que su suerte queda vinculada a que sea Gibraltar quien con el nuevo estatuto europeo sea el único motor de desarrollo de la zona que quedará como mero proveedor de recursos, bienes y mano de obra. En definitiva, con acuerdo o sin acuerdo los desafíos y retos del Campo de Gibraltar siguen pendientes.

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