No encontraríamos cura mejor que quien consiguiere dar misa repicando, pues ya está bien de esto del conmigo o contra mí. Qué tendrá que ver el contenido de la entrevista de Garzón en The Guardian con ser enemigo de la ganadería, es más: un ministro puede tener ideología dentro de los límites de la legalidad, los sectores afectados protestar, lo que no es normal es un revuelo causado por un asunto que no existe movido por intereses que no coinciden exactamente con los de los ganaderos.

Si me apuran, este peligroso comunista en sus declaraciones hace apología del lujo: porque una mayoría de la población no puede acceder por sus ingresos a comprar las carnes criadas de forma tradicional que propone como futuro sostenible de la ganadería, consume productos procesados, bandejas de lomitos semiplasticosos que, curiosamente, jamás comerán sus críticos más voraces.

Fíjense: los amigos del chuletón madurado, del buey libérrimo y la carne de cerdo ibérico más certificada, de la cacería agreste, ésos que llevan décadas sin probar la pitanza mecanizada de los hipermercados, estos exclusivos sumilleres del tinto exquisito y la ternera al punto servida en locales de 100 euros por cubierto, defienden con capa (española) y espada a la supuestamente afrentada industria... que ellos no compran.

Analicen: se quejan del ministro que, al parecer, suprime la libertad para consumir lo que queramos precisamente aquéllos que causan las diferencias de clase que condenan a sectores enteros de la población a no tener posibilidad de elegir, obligados a comprar la cárnica barata "ofendida" por su gestión.

¿Qué hay detrás? Derribo practicado por politicastros sin ideas que encarrilan a una sociedad, narcotizada por las redes sociales, al enfrentamiento sin debate. Repugna esta incoherencia, porque no pretende una denuncia real sino la promoción de una violencia que consiste en considerar al diferente como eliminable.

Los datos sobre la ganadería perniciosa, las advertencias de la medicina preventiva, las alertas ecológicas, las cifras que afectan al futuro de la vida están ahí para todos, lo que querríamos es oír a los partidos defender una posición de futuro clara, coherente y no demagógica, mojándose sin lamer orejas de la forma más rastrera y servil.

No lea este artículo como una defensa de Garzón, no lo es. Léalo como una invitación a no dejarse manipular por vocingleras, tómelo como un empujón cariñoso a la lectura de las fuentes y a la formación de la opinión a través del conocimiento y no la adscripción gratuita a un grupo, nada más valioso que la libertad de la individualidad... para convivir.

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