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Los Peralta elevan con su savia nueva la herencia cantaora de Canela y San Roque

I Bienal Canela de San Roque

El recital abarrota nuevamente Los Gobernadores en una noche para el recuerdo

Manuel peralta, en plena actuación ayer en San Roque.
José Manuel Serrano San Roque

14 de octubre 2016 - 05:00

Abarrotado como estaba el salón de actos del palacio de Los Gobernadores, eran lógicos los nervios previos del cantaor Manuel Peralta en uno de sus pasillos laterales mientras el presidente de la Peña Flamenca Cultural Linense, Enrique Morales, hacía un profundo repaso a su trayectoria para presentarlo. Afinaba su guitarra el hermano, Antonio Peralta, El Kuko, y luego los más pujantes representantes de esta casa cantaora de San Roque se hicieron presentes con sus impecables trajes negros y sus camisas blancas en el escenario de la bienal dedicada a Alejandro Segovia Camacho, Canela: "Él merece que llevemos esta cita flamenca a la altura de las bienales de Sevilla o Málaga". El alcalde, Juan Carlos Ruiz Boix, ya había asegurado segundos antes que la masiva afluencia de público y cuanto están dando de sí los artistas garantiza la continuidad del recuerdo a Canela con este ciclo.

Manuel Peralta empezó por malagueñas con su voz llena de colores, su capacidad de sostener la emoción en este palo tan complicado, el sentimiento que es capaz de imprimirle en mitad de un silencio que solo El Kuko rompe con su musicalidad. "El Frasco, mi abuela Manuela, mi tío Frasquito y Canela, que era la joya del diamante. Todos ellos echaron arriba el flamenco de San Roque", dijo Manuel tras recibir los primeros aplausos y preparado para encarar la soleá.

"Dicen que la pena mata y yo digo que no, que si la pena matara ya me hubiera muerto yo", fue su cante en uno de los momentos en los que su voz y la guitarra de su hermano brillaron con más conjunción.

El público vivía para entonces embarcado en la emoción de ver a Manuel Peralta honrando con su cante joven y poderoso a quienes pusieron las semillas y las raíces del flamenco en San Roque, uno de los municipios más jondos de Andalucía por nombres y tradición. Se adentró luego por seguiriyas y en este punto logró momentos plenos de emotividad: "Nunca yo he pensao en aborrecerte, pero si sigues por ese camino te aborrezco a muerte".

Manuel Peralta fue luego a romper la noche por bulerías, en las que los momentos iniciales y solitarios de la guitarra de El Kuko no hicieron sino confirmar que es uno de los tocaores con más presente y futuro de los que pueden disfrutarse ahora en el panorama flamenco del Campo de Gibraltar. Aquí les acompañaron con sus palmas Marote y el Nene. Manuel Peralta es un artista total. Llama la atención por su variedad, por su riqueza y por su entrega en los escenarios. Por un referente para él -como lo fue Canela- lo dio todo y eso llega al corazón de cada espectador. No hay trampa ni cartón. Pero sí profetas en su propia tierra como anoche lo fueron él y su hermano El Kuko.

"Estoy ya muerto pero me voy a acordar de él por fandangos", anunció antes de la recta final y pedir permiso al público para cantar de pie. Flamenco de muchos quilates, con la cabeza puesta en Canela de San Roque y los instantes más profundos en su garganta. Puro dolor y sentimiento. Puro Peralta.

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