sector primario

A río revuelto, no hay ganancia de pescadores

El acuerdo con Marruecos ha dejado de ser rentable. El acuerdo con Marruecos ha dejado de ser rentable.

El acuerdo con Marruecos ha dejado de ser rentable. / Román Ríos/Efe

Escrito por

· Pilar Vera

Redactora

Esta pasada semana, los pescadores de Conil y Barbate protagonizaron una protesta para subrayar los numerosos problemas que vive el sector, entre otros: la invasión del alga asiática, el acuerdo con Marruecos y la cuestión de las ayudas, el precio del gasoil, los caladeros bajo mínimos. Es decir, globalización a rodillo y cambio climático. Desastres del mundo moderno, del tardocapitalismo o de como quieran llamarlo. ‘La UE nos mata’, se leía en una pancarta. “Alguien tendrá que buscar la solución, se llama Madrid, se llama Bruselas, se llaman todos los organismos que tienen que determinar que se hace con nosotros”, exigía en el manifiesto Nicolás Fernández,  secretario de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cádiz.

La reivindicación coincidió con la presencia en Barbate del número uno socialista al Congreso por la provincia, Fernando Grande-Marlaska. En pleno delirio electoral, la problemática de la pesca ha llamado la atención de PSOE –Marlaska–, PP –la consejera de Agricultura de la Junta, Carmen Crespo, reclamó un “cambio de criterio al Gobierno central” respecto a las ayudas a la pesca–, Vox y Adelante Andalucía. Todos juegan. De hecho, la Federación de Pesca Artesanal no secundó a última hora la protesta barbateña por considerarla electoralista.

“Todos más o menos aprovechan la coyuntura –comenta Tomás Pacheco, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Barbate–.  Lo cierto es que los desplantes que nos hemos encontrado cuando hablamos del Gobierno más social de la historia en nuestro país son muy grandes: no han demostrarlo serlo al menos con el sector pesquero”.

Actualmente, el sector se encuentra ante la enorme incógnita de la renovación del acuerdo pesquero  con Marruecos, pendiente de negociaciones y de la resolución del Tribunal de Justicia de la UE sobre aguas saharianas –la resolución judicial está prevista para finales de este año o comienzos del que viene–.  El Frente Polisario ya ha mantenido conversaciones al respecto, de hecho, con cofradías de pescadores de Canarias. Y, como reconocía el propio Luis Planas estos días, no hay plan B más allá de Marruecos.

“Hay que tener en cuenta, además, que el último acuerdo ha sido muy peculiar –explica Tomás Pacheco–, Tras la pandemia, ha venido la guerra de Ucrania, y los costes han aumentado un 60%. Esto ha coincidido biológicamente con que el caladero marroquí no ha estado como en otros años”.

Para Pacheco, el Gobierno de España se ha quedado “dormido en los laureles”: “Cuando sabes que hay una ruptura del acuerdo, no puedes ofrecer una ayuda base: tendría que ser una ayuda extraordinaria –desarrolla–, mientras que las ayudas de ahora están establecidas como acuerdo mínimo a toda la flota. Habría que haber propuesto más subvenciones e indemnización a armadores y trabajadores por la pérdida de dicho caladero”.

El tema de las ayudas: cada barco ha de cotizar un mínimo de veinte días para obtener la subvención estatal del cupo marroquí  –en el Golfo de Cádiz, para tener opción a la compensación tienes que haber faenado 120 días al año–. En esta ocasión, de los 48 barcos andaluces con labores en Marruecos, apenas cuatro han podido registrar las ayudas. Los demás se han quedado fuera.

No han sido las únicas medidas de protección que han estado mal gestionadas, opina Andrés ‘El Moro’, subastador en la lonja de Barbate. Con el tema del alga, las ayudas “se dieron a todo el mundo, a los principales afectados, artesanal y arrastre, pero también a cerco y a otros caladeros”.

Coincide con Pacheco al afirmar que Marruecos no ha dado lo de otros años. Esa es la realidad tras las cifras:“Los habituales sí que han sacado las licencias por si había pesca. Pero, al final, aquí se han quedado fuera ocho o nueve barcos, más palangre. Tienen contactos allí que les dicen cómo está la cosa y hacen los cálculos: suelen ir y volver en el mismo día porque no tienen opción a otro caladero y la pesca se vende muy bien pero, ¿por qué? Porque hay poca y entonces puedes hacer quinientas cajas a diez o doce euros por caja”.

En parte del litoral gaditano, ya no se dan pargos grandes y el pulpo está desapareciendo

Pero la aventura ha de ser segura: saltar a aguas africanas aumenta los costes un 60% respecto  a cuando se faena en aguas nacionales, ya que el caladero marroquí duplica las millas del Golfo de Cádiz: desde Barbate, son 120 millas. Como mínimo, cinco horas de navegación hasta llegar a la zona de pesca más cercana. El precio del gasoil ha doblado al de 2019. Cubrir un mínimo de un salto Marruecos supone 8.000-9.000 euros.  

Las cuentas de un barco artesanal pueden ser estas: los respectivos seguros de tres tripulantes (900-1000 euros). Después viene  comprar las redes, averías del motor, paradas biológicas... Todos los meses, tiene que hacer al menos entre seis y siete mil euros. Al año, tiene que haber hecho una caja de 70.000 euros para ir muy justito. “Y los arrastreros también lo están pasando fatal: la mitad de las veces tienen que pescar fuera de la zona de Cádiz, porque llegan con las redes destrozadas”. En este caso, la facturación al año tiene que irse a los 150 mil euros. Andrés ‘El Moro’ menciona también al sector de la pesca artesanal de atún, en lucha constante por el tonelaje de capturas.  

Antes, recuerda, te podías tirar tres días reparando las redes: “Ahora haces un apaño y lo resuelves en seis horas”. Pero, con la aparición del alga asiática, se ha vuelto a eso de tirarse tres días enredado, “tienes que extender la malla, dejar que las algas se sequen y sacudirlas, mientras preparas las otras redes del almacén. Los barcos artesanales pueden llevarse hasta las cuatro de la tarde quitando algas de las redes”.

El problema de Marruecos, y de la pesca, no está ni siquiera en Bruselas –piensa Andrés–, sino que va más allá,es de rentabilidad y recurso:“La pesca va a menos, podemos estar hablando de un setenta por ciento menos de captura –asegura–. El barco artesanal hoy pilla menos pescado pero lo está vendiendo a mejor precio, por el tema de la oferta y la demanda. Con menos cantidad, venden igual. Antes se veían pargos grandes, de doce o trece kilos, y ahora ya no se ven. Igual que el borriquete, que se da  en mayo, y solía rondar los cuatro euros, y hoy, los catorce; el lenguado ya lo tenemos por 25 y antes iba a 17-18.  El pulpo está desapareciendo”.

Y suerte con el sadomaquista que quiera criarlo en cautividad: es especialmente difícil, “y lo es con casi todas las especies. La piscifactoría va bien para especies como la lubina, la dorada, y demás”. De la desaparición del cefalópodo es responsable en gran medida nuestra amiga, Rugolupteryx okamurae: fagocita el hábitat de roca que es connatural al pulpo y el animal, al no encontrar ningún hueco en el que meterse, se va a otro sitio. “Se pone sobre los empedrados y ahí no hay nada, ni erizos nada. Lo asfixia todo”, afirma Andrés,  alertando de la posibilidad de que el alga  se termine metiendo en las granjas de atunes.  Al que piense que lo mismo el pulpo –o cualquier otro– podría comerse al alga asiática, decirle que lo hace como última opción. Y hace bien: no dura más de 24 horas tras zampársela.

Actualmente, hay que ir hasta  Sancti Petri para poder pillar algún octópodo. Y eso, con suerte, ya que la invasora “hasta se está metiendo en el río”.