San Fernando

El Heraldo Real recoge las cartas de los niños de San Fernando que se han portado "bien" o "regular"

El Heraldo Real recoge las cartas de los niños de San Fernando.

La ilusión inunda estos días navideños la ciudad de San Fernando en cada una de las actividades que se desarrollan para los niños y niñas: el encendido del árbol de la Plaza del Rey, la apertura de la Casa de Papá Noel, las actuaciones en el escenario delante del Ayuntamiento, la visita a las estancias de los Reyes Magos o las fiestas de entidades que se organizan a lo largo del municipio. Esta víspera del 5 de enero el encargado es el Heraldo Real que recoge las cartas con los deseos de los más pequeños de la casa, y algún que otro adulto.

"¿Esta de quién es?", pregunta un intrigado emisario de Melchor, Gaspar y Baltasar al coger la misiva de manos de una pequeña que ya ha entregado la suya momentos antes. "De mamá y papa", es la respuesta que recibe a la que sigue la aclaración del progenitor que está delante de la tarima para hacer la foto: "¡Le he pedido que me quite la hipoteca!", dice entre risas. Su comentario será repetido alguna que otra vez más entre otros asistentes.

Un sonriente Heraldo Real, cuya misión ha sido encargada este año al guitarrista Jesús Guerrero, da al bienvenida a los niños que van acercándose poco a poco hasta su trono. "¿Te has portado bien?", ¿has sido  bueno?", "¿has pedido muchas cosas a los Reyes?", son las frases que repite constantemente. Las contestaciones van en casi todos los casos en la misma línea: que se han portado bien, que han sido buenos, que han pedido muchas cosas o señalan el juguete que más desean. Pero la sinceridad también aflora y algún niño reconoce que su comportamiento ha sido "regular", lo que despierta las risas de los presentes.

Algunos pequeños suben con decisión, unos más nerviosos que otros, con más timidez o menos, incluso los de más chicos. Otros dudan, tienen que ser animados por sus padres, y finalmente se arrancan. Los menos suben con sus mayores, que en algunos casos los llevan en brazos a ser casi bebés. Todos los que se han acercado por su propio pie se retiran exultantes, a la carrera y pegan el salto desde la tarima si van hacia el frente y no hacia la rampa. "Por ahí, no", reprende un padre a su hijo. 

Contemplan la estampa quienes hacen pacientemente la cola, solo los que están en la Plaza del Rey, el resto -hay momentos que llega a la Alameda- solo se preocupan por avanzar centímetro a centímetro. También observan curiosos otras personas que llegan con niños o mayores que pasean apoyados en sus bastones o transitan en silla de rueda.

Sonríen, es la opción más repetida del día. Al menos de la mañana, que se ha movido entre un cielo encapotado y el más celeste, con un sol potente en algunos tramos. Va empeorando, así que siguen las dudas sobre la cabalgata de la tarde.

Mientras tanto, los niños siguen a lo suyo: aguardar el momento en el que les toque hablar con el Heraldo Real. "¿Es una carta mágica?", cuestiona el cartero. "Nooo", responde resuelto el pequeño. "¡Ah, se ve bien entonces. No hacen falta las gafas mágicas para leerla. A veces vienen en blanco y son necesarias", explica ante el asombro del menor. Otras veces es el Heraldo el sorprendido: "Tienen que rodear la piscina", advierte una pequeña que no parece llegar a los 4 años sobre cómo deben acceder a su casa Melchor, Gaspar y Baltasar para dejar los regalos. 

También las mujeres del cortejo y los niños que acompañan al emisario de sus Majestades de Oriente tienen trabajo: unas veces llevan al pequeño hasta él, otras les dicen que avancen, se hacen fotos e incluso recogen las cartas de quienes no pueden aguardar en la cola pero quieren que su misiva sea enviada a través del buzón mágico. ¡Dicho y hecho!

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