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La extrema derecha promete moderar su tono para lograr formar Gobierno en Países Bajos

  • El ultraderechista Wilders reitera que quiere ser primer ministro de "todos los neerlandeses" tras su sorprendente victoria

El líder del partido por la Libertad, Geert Wilders, celebra su victoria en las elecciones en Países Bajos.

El líder del partido por la Libertad, Geert Wilders, celebra su victoria en las elecciones en Países Bajos. / REMKO DE WAAL (Efe)

Las elecciones que abren la nueva era sin el liberal Mark Rutte en Países Bajos han concluido con una sorprendente victoria de la extrema derecha de Geert Wilders, según el recuento oficial, que le da 37 de los 150 escaños del Parlamento, y abre unas negociaciones duras en las que el ultraderechista promete moderar el tono.

El partido por la Libertad (PVV), de Wilders, tenía hasta ahora 17 escaños y nunca ha sido tan grande como para imponerse en un Gobierno, más bien lo contrario: ha estado condenado a la oposición debido a su postura dura e inmutable de extrema derecha.

En términos de contenido, su programa electoral mantiene las mismas ideas: congelar el asilo y la inmigración, prohibir el velo en los edificios gubernamentales, cerrar escuelas islámicas y mezquitas, prohibir el Corán, y celebrar un referéndum sobre la permanencia en la UE, un tema sobre el que no se ha pronunciado en la campaña.

Pero, admitiendo que es difícil alcanzar acuerdos que acepten la totalidad de su programa electoral, Wilders moderó su tono, prometió "adherirse a la Constitución" y dejar en un segundo plano las medidas que buscan la "desislamización" de Países Bajos, aunque todos los partidos han sido escépticos hacia esta promesa y le han recordado el fondo del PVV.

"No vamos a hablar de mezquitas, coranes y escuelas islámicas. No todos los esfuerzos se centran en la lucha contra el islam, pero se hará todo lo posible para que los intereses de los neerlandeses vuelvan a estar en primer lugar", enfatizó Wilders, que prometió frenar "el tsunami del asilo" y mejorar la atención médica y la seguridad social.

En la reunión con su partido esta mañana, Wilders repitió que quiere ser primer ministro de "todos los neerlandeses, sea cual sea su fe u orígenes".

Este cambio de tono le dio a Wilders la contundente victoria del miércoles y, en base a los resultados del recuento oficial, una coalición de derechas con el liberal VVD, el democristiano NSC e incluso el partido de los campesinos BBB, es la opción más obvia a negociar. Los cuatro sumarían 88 escaños, más de los 76 necesarios.

Futuro incierto

VVD y NSC no descartaron de antemano a Wilders. La líder del VVD, Dilan Yesilgöz, no quiso aclarar si se sentará a la mesa con el PVV y aseguró que primero quiere discutir esto con sus compañeros de partido, aunque admitió "la gran decepción" que supone que el VVD haya perdido 10 escaños de golpe, quedando en tercer lugar con 24 diputados.

Pieter Omtzigt, de NSC, ha criticado repetidamente varios puntos del programa electoral del PVV porque "son contrarios a los derechos fundamentales básicos" y violan el Estado de derecho, aunque, después de conseguir que su partido entrara por primera vez al Parlamento con 20 escaños, dice ahora que está "disponible para traducir esta confianza en acciones".

Admitió que "con este resultado electoral no será fácil", pero no descartó concesiones, algo a lo que Wilders contestó reafirmando que sólo hará propuestas "en el marco de la ley y la Constitución" y prometió ser "razonable, a pesar de esta maravillosa victoria" electoral.

A modo de ejemplo, el ultraderechista señaló la posibilidad de llegar a acuerdos en temas como limitar la inmigración, el fin de la crisis del nitrógeno, la defensa de la energía nuclear y el problema nacional de la vivienda, donde estos partidos comparten puntos de vista.

En cambio, el centroderecha se aleja particularmente del rechazo de Wilders a temas como la UE, la política climática y el apoyo a Ucrania contra la invasión rusa.

Organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional, han reaccionado con sorpresa a la victoria de Wilders. "En las elecciones neerlandesas ha ganado un partido racista que descarta determinados grupos de población clasificándolos de inferiores" y es un partido que "está dispuesto a socavar el Estado de derecho y la Constitución", denunció.

La Fundación neerlandesa para los Refugiados también consideró "inaceptable que Países Bajos corra el riesgo de ser gobernado por un partido que excluye a la gente" y prometió "seguir haciendo todo lo posible para seguir luchando por los más vulnerables".

Grupos antifascistas por un lado, y partidos de la oposición de izquierdas, por otro, han llamado a protestar contra el resultado electoral. 

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