Los estibadores temen que se frustre la próxima escala

El presidente del comité de empresa de la Sociedad de Estiba y Desestiba del puerto de Algeciras-La Línea (Marapie), Carlos Mejías, insistió ayer en que siguen esperando a que los representantes de Total Terminal International Algeciras (TTIA) decidan sentarse con los representantes de los trabajadores para desbloquear la situación que llevó ayer a dejar partir la primera escala sin estrenar la nueva terminal.

"Su actitud es preocupante. Me temo que puede ocurrir lo mismo el lunes con el otro barco que está en camino", dijo Mejías, que mantuvo ayer encuentros con representantes de la Autoridad Portuaria, entre ellos, su presidente, Manuel Morón, aunque no con la empresa. "Lo que sí pido a quienes están mandando mensajes populistas es que conozcan el convenio", declaró el representante de los estibadores portuarios, que encabezará hoy una asamblea para explicar a los trabajadores la situación.

Marapie y el sindicato Coordinadora acusaron ayer a TTIA de "querer echar un pulso" a la estiba trayendo un barco con sólo 82 contenedores para Algeciras. "Económicamente no es rentable traer tan escasa carga, pagar las tasas portuarias, los prácticos, el atraque por no querer contratar a cinco o seis trabajadores más", lo que consideran un gasto mínimo en comparación con el resto. "Esto ha sido un envite para sembrar la inquietud, culpar a los trabajadores e intentar acabar imponiendo sus condiciones laborales".

De todas formas, en un comunicado de prensa los dos organismos agradecieron la inversión de la compañía y anunciaron que están dispuestos a demostrar que son "una de las plantillas más profesionales de Europa y de todo el mundo".

Mientras tanto, los sindicatos CCOO, UGT, CIG, ELA y la Coordinadora, sindicatos integrantes del Comité de Coordinación Sindical del sector de la estiba portuaria, ratificaron ayer la convocatoria de ocho jornadas de huelga durante el mes de mayo en todos los puertos españoles para expresar su rechazo a la Ley de Puertos, a la que ven como una "agresión inaceptable" para los derechos laborales básicos de los estibadores.