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Una carrera de fondo en el Estrecho

La Expedición 339 que ha investigado durante dos meses en el 'Joides Resolution' cuándo se separaron Europa y África ha contado con una linense entre los 34 científicos de 13 países, Estefanía Llave Barranco

Estefanía Llave Barranco, en plena tarea en el 'Joides Resolution'.
E. Correa / Algeciras

13 de febrero 2012 - 01:00

Estefanía Llave es una de los 34 investigadores de 13 países que durante dos meses ha estudiado en el Golfo de Cádiz cuándo se originó el Estrecho de Gibraltar.

Esta científica de 37 años nació en La Línea de la Concepción y estudió Ciencias del Mar en Cádiz donde destacó por su interés en la geología. Tras años de estudio y esfuerzo se sacó la plaza de funcionaria en el Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Este instituto, que depende del Ministerio de Economía y Competitividad, está en Madrid, donde reside con su familia.

Llave Barranco es una de los cinco españoles que han formado parte del equipo del Joides Resolution para estudiar y tomar muestras de los sedimentos contorníticos. En este tipo de expediciones cada país paga una cuota que fija el número de investigadores que puede participar. Por ello, Estados Unidos y Japón son los países que más han sumado. Sin embargo, España, que abona por un solo investigador ha logrado tener cinco debido a la excelencia de los candidatos.

Estefanía Llave ya apuntaba maneras en su tesis sobre los depósitos contorníticos. De hecho, se cruzó en su elaboración con Francisco Javier Hernández y Dorrick A. V. Stock, co-jefes de la Expedición 339. En 2003 se doctoró cum laude y como reconoce, de aquellos barros, estos lodos. Su ventaja para entrar a formar parte de este importantísimo proyecto fue su tesis que además coincidía con los objetivos principales de la expedición. "En la corrección de la tesis surgió la idea de perforar y ocho años más tarde arrancó la campaña", celebra.

Como buena conocedora de los fondos marinos reconoce que ha tenido mucha suerte de participar. "Yo he acudido como observadora de Aguas Españolas. Me ha tocado la lotería y he estado con los dos que más saben de los fondos oceanográficos", subraya.

Sobre el día a día en el Joides Resolution, explica que trabajaba en turnos de 12 horas todos los días incluidos fines de semana y festivos. "No se hace pesado. Se trabaja mucho pero con los mejores especialistas y con los mejores medios", aclara sin obviar que estos estudios cuestan mucho dinero. "El Joides Resolution costaba 600.000 euros al día. La campaña ha durado dos meses y tiene que salir bien. Cada 24 horas celebrábamos reuniones para poner en común los resultados preliminares. Mi turno era de doce del mediodía a doce de la noche. A cada cambio de perforación había que poner en común lo logrado. Solo tuvimos problemas en una operación cercana al Estrecho porque colapsaba el sistema", desvela.

De este tipo de expedición, reconoce que todo está estudiado incluso cuando le va a dar el bajón a los participantes. "La sexta semana se está un poco depresiva. No deja de ser un barco. Es como los astronautas", apostilla sin olvidar que pasó la Navidad en el buquelejos de sus hijos de tres y cinco años y de su marido. "Era la única en el barco que tenía hijos tan pequeños y los compañeros me ayudaron mucho. Menos mal que tenía contacto diario con ellos vía satélite americano", recuerda.

Europa Sur se ha hecho eco en dos ocasiones de la Expedición 339 del Joides Resolution y de sus descubrimientos. Sobre si se puede saber más de lo que ya se ha publicado, Estefanía Llave avanza que en marzo se enviará un borrador con conclusiones a las dos revistas científicas más importantes, Nature y Science.

Además, en junio la investigadora acudirá a Bremen (Alemania) con todos los participantes para coger muestras de los sondeos. Así podrá trabajar durante un año realizando análisis y publicando los resultados de la campaña y de las muestras. "Los que hemos estado en el barco tenemos un año de privilegio. En junio del año que viene acabará nuestra moratoria y los sondeos quedarán a disposición de toda la comunidad científica", dice quien conoce al dedillo cómo funciona el protocolo entre los investigadores.

En este sentido, hace hincapié en que para ella ha sido un verdadero honor estudiar los sedimentos contorníticos a los que dedicó su tesis. "Tengo muchísima suerte, soy funcionaria y soy investigadora y sigo trabajando en lo que más me gusta y para lo que tanto he estudiado. Estoy recogiendo los frutos y no todos lo conseguimos", apostilla sin dejar de insistir en la emoción que le provocaba ver desde el buque el Mar de Alborán y el Estrecho de Gibraltar.

Como investigadora habla inglés como su lengua materna. "Es el idioma científico", alega quien ha estado en no pocas universidades extranjeras. La joven termina hablando de este rincón, el de sus padres y el de su familia. Y ahora que vive en Madrid y está lejos de la costa confiesa que le gusta el levante y el poniente. "Echo de menos los dos vientos", concluye sin olvidar que no hay premio sin esfuerzo. Estefanía Llave es un ejemplo de mujer que no renuncia a tener una familia, a participar en proyectos y a trabajar activamente en la investigación.

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