Entrevista

Juan Carlos Romero: “Los códigos expresivos del flamenco se pueden aplicar a cualquier música”

  • El onubense prepara la puesta de largo en teatros de su último disco, ‘Arias impuras’, en el que interpreta grandes obras clásicas acompañado de Rocío Márquez, Pasión Vega y Eva Yerbabuena

Juan Carlos Romero: “Los códigos expresivos del flamenco se pueden aplicar a cualquier música”

Juan Carlos Romero: “Los códigos expresivos del flamenco se pueden aplicar a cualquier música”

Si existiera un Manual para la Creación (artística, claro, que de la otra, Dios sabrá), el primer paso sería, probablemente, aprender mucho. De los mejores, si fuera posible. Luego, el librito aconsejaría que se disfrutara con lo que se hace. Divertirse con ello tratándolo siempre con cariño y respeto. Y un tercer paso (aunque ni mucho menos fuera lo último) indicaría, en negrita, que hay que echarle imaginación. Que es necesario sorprender y ser original siempre. En cada nueva propuesta, en cada proyecto. Por ejemplo, ese hombre de ahí, el de la guitarra, es de los que hubieran seguido el Manual, si existiera, al pie de la letra. Se llama Juan Carlos Romero. Nació en Huelva y, ahí donde lo ven, es, muy probablemente, sin estridencias ni alardes, el mejor guitarrista flamenco del momento. Lo es por muchas razones, pero sobre todo porque sabe muy bien lo que hace (como para no, con maestros como los hermanos Sanlúcar, Miguel El Tomate y el Niño Miguel) y porque es feliz haciéndolo. Lo ama y lo respeta, y eso se le nota cuando crea. Cuando hace cosas imposibles, como coger un pentagrama, decorar las exquisitas notas de Bach o de Schubert pintándolas con los colores del mismísimo duende flamenco y conseguir que parezca que han estado allí toda la vida. Y si cree que eso no se puede hacer, pruebe a imaginar a qué suena, además de a gloria, el Ave María cuando lo cantan Rocío Márquez y Pasión Vega. De eso trata Arias impuras, la última creación de Juan Carlos Romero, que es probablemente el intento más sobrio, serio y brillante que se ha hecho nunca de interpretar la música clásica desde el flamenco más sofisticado. De retocarlo, renovarlo, sin tocar ni una coma. Lo hace con ocho de las arias de ópera más conocidas del mundo, y ya no solo es que se atreva, sino que además lo hace muy bien rodeado: las voces de Rocío y Pasión, el talento de Eva Yerbabuena (que se baila La donna é mobile como si siempre hubiera sido una pieza flamenca) y de Manuel Alejandro, que dirige la Orquesta Sinfónica Iberia. Pura música. Clásica y flamenco conviviendo en un disco que se va a convertir, encima, en espectáculo. Madrid acogerá este otoño la puesta de largo de las Arias impuras en teatros, que luego vendrán a Andalucía con paradas aseguradas en Sevilla y Huelva. El resto “ya se verá”, dice Juan Carlos Romero, porque lo suyo es no estarse quieto. En octubre ofrecerá el concierto de clausura del Festival de la Guitarra de Sevilla para marcharse después de gira a Croacia y Rumanía con su concierto de guitarra De agua y ceniza, entre otros proyectos. Al fin y al cabo, se trata de seguir ese Manual que no existe. De crear y emocionar con ese lenguaje único y universal que llamamos música.

-¿Arias impuras es un disco de música clásica o es de flamenco?

–Es un disco de música clásica reinterpretado, acunado te diría, por un músico y guitarrista flamenco. En ello radica el interés y la novedad que, en mi opinión, puede tener este disco. He respetado todo el armazón armónico y rítmico de los autores salvo pequeñas variaciones en alguno de ellos. Es en la interpretación de las melodías, la forma de cantarlas con la guitarra donde están los grandes cambios.

-¿Por qué hacerlo ahora?

-Porque creí que era muy importante señalar que el flamenco no es solo una música y una cultura, sino que es también un lenguaje complejo y consolidado con un sustrato sentimental y unos códigos expresivos muy poderosos que son aplicables a cualquier música. Me parecía necesario que se supiera, que se tuviera conciencia de ello, compartirlo y celebrarlo. De muy pocas expresiones musicales en el mundo puede decirse algo parecido. 

"El flamenco es una valiosa herencia que se recibe y que cada generación debe tratar de hacer crecer"

-¿Ha costado mucho reinterpretar así las arias clásicas?

-Cuesta porque yo tengo la costumbre de tomarme muy en serio lo que hago y eso significa dedicarle mucho tiempo y atención a todos los detalles. Le he dado muchas vueltas y he probado varias formas de abordarlo, con distintos acompañamientos y otros enfoques hasta dar con lo que finalmente he grabado. He querido siempre ser respetuoso con estos maestros de la historia de la música, que sus composiciones fueran siempre reconocibles y que también lo fuese mi origen y condición musical. Este equilibrio ha sido el principal objetivo. No quería dejar de ser quien soy para interpretar su música.

-¿Y sacar un disco de esas características?

-Eso también cuesta. Cuando hablas de un proyecto así todos esperan que hayas metido a Bach o a Debussy por bulerías o por tangos, con unos  palmeros jaleando. Nunca me lo hubiera perdonado. No era una cuestión de apariencia, de torcer el brazo a la naturaleza musical de cada estilo, sino de que convivan pacífica y respetuosamente. El papel lo aguanta todo, ya se sabe, y de todo esto cuesta hacerse una idea real si no muestras ejemplos concretos y sonoros, así que me metí en el estudio y grabé varios de ellos para que conocieran con certeza de qué hablaba. No fue nada fácil.

-¿Cómo ha resultado la acogida del disco por el público y la crítica?

-Pues bastante buena, esa es la impresión que he recibido después de una intensa promoción en prensa, radio y televisión por España. En este caso era la otra parte, la clásica, la que pudiera tener alguna queja pero también es un mundo que ha cambiado mucho y se muestra más receptivo a estos atrevimientos. Estas grandes obras han sido interpretadas miles de veces ateniéndose íntegramente a la partitura. Que esta vez no se haga así tampoco es para rasgarse las vestiduras... digo yo. 

"He querido ser siempre respetuoso con estos maestros, que sus composiciones fueran reconocibles"

-El adjetivo de ‘impuras’ suena a advertencia, a: “cuidado, puristas, que esto es otra cosa…”.

-Sí, así es. Por evitarles un disgusto. Nunca fue esta la intención al abordar este disco, ni siquiera generar alguna provocación. Para mí es una exaltación del lenguaje que ha sido capaz de crear el flamenco.

-¿Juan Carlos Romero es más ‘purista’ o menos que otros intérpretes o compositores flamencos?

 -La pureza, en un sentido filosófico y amplio del término, ha sido siempre un empeño imposible  de los seres humanos, lo que no es razón para dejar de intentarlo. En el arte yo lo entiendo como un ejercicio máximo de sinceridad e íntima verdad. En el flamenco el término “purista” está muy manoseado y mal visto sobre todo porque en una época reciente fue poderoso e intimidante. De aquello ya no queda casi nada ni casi nadie aunque algunos, con una impostura pasmosa, lo aprovechan para inventarse un enemigo y así darle un barniz de rebeldía, de ir contra corriente a lo que hacen, cuando la corriente son ellos. Soy un apasionado admirador de la tradición y parto de ella para alcanzar cualquier vanguardia y entiendo el flamenco como una cadena, como una valiosa herencia que se recibe y que cada generación debe tratar de hacer crecer. Si quieres ser un heroico artista que se enfrenta a las modas dominantes y al poder establecido canta por seguiriya. Soy siempre partidario de la libertad, del que hace y del que opina, pero me resulta muy antipático ese victimismo estratégico.

-Hay quien dice que los clásicos no deben cambiar, exactamente lo mismo que piensan otros sobre el flamenco. ¿Cree que es importante que evolucione, o incluso que fusione?

-Clásico significa vivo. Todos los intentos o logros, que ha habido muchos en los últimos 50 años, de aportar a la tradición nuevos caminos o de ensanchar los que tenemos deben acogerse con naturalidad, porque lo anormal, lo que dejaría al flamenco moribundo sería que no ocurriese nada nuevo. Creo además que esto es incompatible con la curiosidad y la ambición del ser humano. Lo de la fusión me resulta ya más ajeno y remoto. No la creo ni siquiera probable.

"Si comparamos el trato al flamenco con el que se da a otras músicas, creo que aún hay mucho por hacer"

-Pero también hay quien dice que lo que hacen artistas como Rosalía no beneficia al flamenco...

-Unos la ven como la ungida creadora que viene a salvar al flamenco del tedio y otros como una usurpadora apropiacionista de unas señas de identidad.  No sé cuál de las dos me parece más absurda. Ella hace lo que cree que debe hacer, que es ser libre para decidir. Dará un golpe de timón cuando lo estime oportuno como acaba de hacer con su Motomami, dejando con un palmo de narices a unos y otros. No pertenece a ningún territorio concreto. El flamenco es para ella un ingrediente junto a otros muchos. Esa es la impresión que me transmite.

-¿Está bien tratado, bien considerado, actualmente el flamenco?

-Si lo miras con perspectiva histórica diremos que sí, pero si nos ceñimos al puro presente y lo comparamos con el trato a otras músicas creo que hay mucho por hacer sobre todo si tenemos en cuenta la riqueza que el flamenco le genera a nuestro país y en concreto a Andalucía. Merece mucho más y habrá que recordarlo siempre que haya ocasión.

-Tres ejemplos de grandes talentos del flamenco, Eva Yerbabuena, Rocío Márquez y Pasión Vega, colaboran en el disco. ¿Cómo consiguió involucrarlas y cómo ha sido la experiencia?

-Ha sido un verdadero placer tratar con ellas, en lo artístico, lo profesional y lo humano. Han dejado una muestra muy valiosa de su talento,  su capacidad de adaptación y su valentía al enrolarse en esta aventura poniendo brillantemente los otros elementos fundamentales de este trabajo: la voz y la danza.

-¿Y con Manuel Alejandro, que viene de un mundo tan diferente?

-Manuel Alejandro, director de la orquesta, fue el primer músico clásico en escuchar este disco y, la verdad, no sabía qué impresión iba a causarle el tratamiento que yo había dado a estas obras maestras de la música. Cuando su respuesta fue que él quería formar parte de este proyecto no imagina la alegría que me dio. Mi agradecimiento y admiración a todos por lo que han dejado de sí en este trabajo.

-El Tomate, Niño Miguel, Manolo e Isidro Sanlúcar… No puede decirse que haya tenido malos maestros. ¿Con qué se quedaría de cada uno?

-He sido un verdadero privilegiado al estar cerca desde muy niño de semejantes artistas. ¿Qué he aprendido? Todo lo que sé. Desde luego menos de lo que hubiera querido y más de lo que jamás hubiera soñado. No hay forma de agradecer su generosidad, su atención y cariño hacia mí. He llegado hasta aquí a hombros de gigantes.

Rocío Márquez: “Lo admiro desde que empecé, así que ha sido un placer trabajar con él”

Rocío Márquez. Rocío Márquez.

Rocío Márquez.

“Eso no es trabajo”, pensaría (se le supone, por lo que cuenta) Rocío Márquez cuando recibió la llamada, hace ya unos años, de Juan Carlos Romero para proponerle una colaboración que “para mí”, explica, “ha sido un placer” porque supone, entre otras cosas, trabajar junto a Romero, a quien “admiro desde que empecé en el arte”. Además, dice la cantante, “el proyecto me interesó desde el principio”. A la artista le gusta la propuesta del guitarrista y compositor de “aflamencar grandes clásicos que están en el imaginario colectivo”, de “darles una nueva vida más cercana a nuestros parámetros expresivos”. El resultado final “tiene el sello de Juan Carlos”, una factura “tan personal y emotiva como solvente, compacta y redonda”.

Pasión Vega: “Ha sabido llevar el alma flamenca a los clásicos sin sonar nada extraño”

Pasión Vega. Pasión Vega.

Pasión Vega.

“A Juan Carlos”, cuenta Pasión Vega, “lo admiro mucho. Por su trabajo, su trayectoria, su forma de tocar…”. Así que “me encantó la idea” de participar en el disco. Primero, por unirla en una canción con Rocío Márquez. Segundo, por involucrarla en la idea tan “experimental, pero exquisita” de “interpretar de otra manera” una música que, pese a estar “destinada a otro tipo de voces y de instrumentos”, Romero ha logrado conservar en su esencia al mismo tiempo que “aporta su guitarra y su corazón”. Para Pasión Vega ha sido “todo un reto” cantar arias, nada menos que en italiano y francés, pero al mismo tiempo “ha sido una experiencia maravillosa y enriquecedora” y “un regalo increíble”.

Eva Yerbabuena: “El disco es una pieza más de una trayectoria impresionante”

Eva Yerbabuena. Eva Yerbabuena.

Eva Yerbabuena.

No es porque sean amigos “de muchos años” por lo que Eva cree que Romero “es un gran compositor, cuya forma de crear siempre me ha interesado”. La bailarina comparte muchas, además, cosas con el guitarrista. Su proceso creativo “me parece muy interesante, y siempre me aporta”, así que la experiencia de participar en Arias impuras “ha sido maravillosa y muy divertida”. Eva Yerbabuena destaca que Juan Carlos Romero “lo ha hecho (el disco) desde una perspectiva muy personal, y no de una moda”. En cualquier caso, “lo más interesante es su punto de vista sobre esa música maravillosa” en un disco que, asegura, “supone una pieza más, arriesgada, sutil y exquisita, en una trayectoria impresionante”.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios