Narcotráfico
Los narcotraficantes recuperan por piezas las lanchas incautadas por la Guardia Civil

Mucho más que una noche en Bangkok

Linenses por el mundo

Antonio José Asensio Perales. Linense de adopción, es un auténtico trotamundos que reside en Tailandia después de haberlo hecho en Bilbao, Madrid, las Islas Baleares, Dublín y Londres Durante su estancia en La Línea dirigió equipos de fútbol de categorías inferiores

Asensio, junto al famoso Buda Reclinado, durante su estancia en Bangkok.
Rubén J. Almagro

17 de febrero 2014 - 01:00

EN 1984 Murray Head y Anders Glenmark vivieron su momento de gloria musical con el tema One night in Bangkok que aún permanece en el recuerdo de los ochonteros. Mucho más de una noche, en concreto desde octubre del pasado año, lleva en la capital de Tailandia un linense [de adopción], Antonio José Asensio Perales (26/06/1974), que ejerce de profesor de educación física en un colegio internacional. Antonio es un auténtico trotamundos -con enorme vinculación al fútbol base de La Línea- que dentro de dos años, cuando finalice su contrato, está decidido a poner rumbo a cualquier otra parte del mundo y que para pasar diez días de vacaciones se plantea si va "a China, a Corea o a Taiwan". El caso es moverse.

Hijo de una linense y de un catalán, nacido accidentalmente en Bilbao, Antonio Asencio se asentó en La Línea a los trece años después de haber residido en la capital vizcaína, Sabadell y Madrid. La separación de sus padres llevó a su madre a regresar a su ciudad natal, donde Antonio residió hasta los 21, formándose en el Colegio Público Inmaculada, Instituto Mar de Poniente y Escuela Universitaria de Magisterio Virgen de Europa, al tiempo que hacía sus pinitos en el Club de Atletismo (CAL).

Asensio obtuvo la titulación de entrenador y su primer equipo fue un benjamín de Puente Mayorga, para pasar después por la Balona juvenil y la Balona B, donde formó tándem con Sebastián Naranjo.

Con 21 años regresó a la capital de España para estudiar Inef y uno de sus profesores le ofreció la posibilidad de incorporarse a una empresa dedicada a las estadísticas en el fútbol. "Veíamos todos los partidos de las ligas española e italiana y tomábamos datos", explica. "Yo me encargaba de formar a la gente, establecer los horarios de trabajo y enviar todos los datos a televisiones [como Tele 5], periódicos [Marca] e incluso cada semana hacía un informe de su más inmediato rival para el Dépor, que esa temporada fue campeón de la mano de Irureta".

"Pasados dos años, ya con 26, me llamó la Universidad Europea de Madrid para ejercer de profesor en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y decidí cambiar de trabajo", continúa.

"Era un trabajo cómodo, bien pagado, pero echaba de menos el fútbol, así que un día dije adiós, no quiero estar así el resto de mi vida y me marché a Menorca a trabajar en un club de fútbol, por la mitad de sueldo, pero en el que podía hacer carrera como entrenador y me fue bien, en tres años ya estaba ganando más dinero y además hacía lo que realmente me gustaba", además de obtener éxitos sonados, especialmente al frente del Ferreries, que completó la mejor temporada de su historia en Tercera división.

Pero el fútbol no fue capaz de retenerle en las islas Baleares y su ansia de mejorar inglés llevaron a este linense adoptivo primero a Dublín y más tarde a Londres, donde, a pesar de su formación académica y deportiva, incluso trabajó en la cocina de un restaurante que daba sus primeros pasos.

"Era feliz, pero en junio de 2012 recibí una oferta de un Tercera división de Ibiza y dije que sí de inmediato", recuerda. "Fue una pesadilla, apenas contábamos con catorce jugadores, los pagos nunca se producían... un desastre total. En enero de 2013 a los dos jugadores que no eran de la casa y a mí nos echaron porque no podían ni abonar las nóminas ni pagar los pisos y aunque les gané la denuncia, el club desapareció y no vi un solo euro".

"Aquello me obligó a volver a Londres, para trabajar de ayudante del manager en un restaurante japonés, hasta que dije 'yo no valgo para esto' y me dispuse a cumplir mi sueño de estar algún tiempo en Tailandia", detalla.

"Así que después de un mes en La Línea de vacaciones me vine a Bangkok, en octubre 2013 y después de estudiar varias ofertas decidí aceptar la de profesor de Educación Física en el Wells International School y fuera del ámbito escolar entreno a los equipos masculinos sub-15 y sub-13 de fútbol, que por cierto, el nivel medio de fútbol en Tailandia en críos y colegios es bajísimo, quizás por eso mi idea de de abrir una escuela española de fútbol cada vez parece estar más cerca de llevarse a cabo".

"Voy cada año a La Línea a ver a mi madre, mi hermana y mi sobrinillo, porque además allí están mis mejores amigos, de los que ahora con el whatsapp leo las tonterías que escriben a diario", dice en referencia a su vinculación a La Línea. "Con ellos pasé muchas tardes en el Paseito Fariñas, pero yo en verano trabajaba en la Heladería Monerris, aunque siempre me quedaba alguna noche para ir a la Feria , al Portobello..."

"En cuanto a mi familia, pues de La Línea de toda la vida, Perales, una familia modesta y trabajadora", acaba. "Algunos de mis tíos jugaron al fútbol, aunque puede que el más conocido fuese Julio, en su caso por el ciclismo. Mis abuelos vivieron en un patio de vecinos en Méndez Núñez, y ya viuda mi abuela, se fue a otro en San Pedro. Con mi madre siempre vivimos en Muñoz Molleda, y ahí sigue, y ahí espero volver pronto".

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último