Padilla y Galván, dos estilos de puerta grande en La Línea
Velada y fiestas 2016 | corrida de toros
Galván volvió a llevarse de calle la tarde al cortar un rabo al que cerró la corrida. El Cid dejó detalles de buen toreo y cortó una oreja al primero.
Tarde con muchos detalles la que se vivió ayer en La Línea, en la que los tres toreros tuvieron que sudar para lograr el triunfo ante unos tendidos que se vieron cubiertos en casi la mitad de su aforo. Pero que sin duda los asistentes pudieron disfrutar con el quehacer de los toreros, que no se dejaron ganar la pelea.
Mal arrancaba la corrida, apenas quince minutos estuvo en el ruedo el primero de la tarde, un toro que más que embestir pasaba por allí, sin la más mínima entrega, ante el que Padilla tampoco se esforzó mucho por sacar algún partido, y tiró rápido por la calle de en medio, alentado también por el intenso viento.
Cambió de aires en el cuarto, un buen toro que salió galopando llegando a los burladeros, con más bríos que sus hermanos y de embestida franca, al que Padilla tiró de repertorio y recibió hasta con cuatro largas de rodillas, lanceando después con gusto a la verónica. Lo llevó al caballo galleando por chicuelinas, tercio en el cumplió el animal. El público ya estaba con el jerezano que pareó variado, de poder a poder, de dentro a fuera arrancando del estribo y al violín. Ya con todo a su favor inició de rodillas el trasteo muletero, y consiguió varias series lucidas. Cuando quiso torear al natural se fue apagando el toro y Padilla tiró de raza para rematar con desplantes airosos rodilla en tierra. Dos pinchazos y una gran estocada fueron el colofón a su actuación poniendo en sus manos las dos orejas y el consecuente triunfo.
Le buscó las vueltas El Cid a su primero, toro de escasa o nula raza con medias arrancadas al que consiguió hilvanar varias series por el lado derecho para acabar dándoselos de uno en uno. Esfuerzo y ganas de agradar de El Cid, premiado con una oreja tras una estocada casi entera. Descarado de cornamenta el quinto, que acometía con cara alta, el de Salteras puso toda su voluntad tratando de enganchar adelante la embestida sin dejarle pensar pero el toro hacía hilo con él con el problema de no dejarle ligar los muletazos ni mucho menos quedarse colocado, aun así obtuvo pasajes lucidos y tras pinchazo, media y un certero golpe de descabello el público agradeció su labor.
David Galván pide paso con todas las de la ley, ganas no le faltan, cada tarde lo demuestra, y condiciones tiene para estar arriba. De mérito fue su labor con el tercero, un toro que aparentaba raza y acabó en genio, acostándose mucho por ambos pitones y saliendo con la cara alta de cada muletazo. Galván no tuvo un ápice de duda con él, tras un ajustadísimo quite por chicuelinas y un gran tercio de banderillas de Rafael Limón y Álvaro Núñez, exprimió al toro a base de porfiarle, tanto que recibió una fuerte voltereta tras la que volvió a la carga, dos estocadas enteras y oreja para el diestro.
Al sexto, otro toro que embistió con matices, lo lanceó a pies juntos muy airoso y al que supo aplicar con la muleta algo esencial para sacar jugo de la faena, echarle la muleta abajo y no dejarse enganchar porque cuando el toro topaba con la muleta lanzaba un derrote arriba y frenaba la embestida. Finalizó con circulares larguísimos y firmó la obra con una estocada entera que quiso lograr a recibir y fue casi al encuentro. Dos orejas y rabo.
En definitiva, una tarde entregada, salvando las actuaciones en primero y quinto, que apunta hacia un futuro, esperemos no muy lejano, en el que la Feria Taurina linense vuelva por los fueros de anteriores años, donde se vivían dos y tres tardes de toros con gran intensidad.
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