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Alcaldes del siglo XIX (I)

Enciclopedia de la LÍNEA

TOMO iXEl noveno volumen de la Enciclopedia de La Línea desgrana los altos cargos vinculados a la ciudad entre 1870 hasta 2013

Miguel Del Manzano Pratts

29 de abril 2018 - 08:28

En La Línea de la Concepción, desde 1870, en que esta barriada se segrega de la ciudad de San Roque, hasta 2013, se han sucedido un total de 75 alcaldes, que han sido 74 hombres y una alcaldesa, María Gemma Araujo Morales. Algunos de estos alcaldes han repetido en el cargo, por lo que en realidad no ha sido este el número de personas que han regido el municipio linense, sino algo menor.

Alcaldes de 1870 a 1900

En los treinta años del siglo XIX desde la creación de La Línea, se alternan en España varios gobiernos. De 1869 a 1870, el Gobierno Provisional del General Serrano, Duque de la Torre, seguido de 1871 a 1873 por la monarquía de Amadeo I de Saboya. De 1873 a 1874 estuvo vigente la primera República Española, mientras que de 1874 a 1885 se desarrolló la monarquía de Alfonso XII. De 1885 a 1902, España estuvo bajo la regencia de María Cristina.

En estos treinta años del siglo XIX (1870-1900) se suceden un total de 22 alcaldes en La Línea, algunos de ellos con muy escasa duración en el cargo.

Segregación de San Roque

En el año 1870, los moradores de esta aldea solicitaron la segregación del término municipal de San Roque, la parte de territorio que correspondía a esta Cantón militar, que constaba de 330 vecinos.

Los fundamentos que expusieron en su petición fueron: que la población era doble de la que exigía la Ley como circunstancia precisa para acordar semejante medida y que constaba de 136 casas de mampostería perfectamente edificadas y de 150 huertos. Que éstos, después de satisfacer las necesidades de la localidad dejaban un sobrante que, conducido a Gibraltar, constituía una especulación de óptimos resultados, con barcas pescadoras, canteras, caleras, fábricas de ladrillos y otras industrias que daban ocupación a muchos brazos y que formaban una importante exportación. Que existían, además de una plaza, mercado, tiendas e industrias de muchas clases, que les permitían subsistir independientemente de San Roque, de cuya población no obtenían ningún beneficio, sino que absorbía todos los recursos que a aquella se aportaban, teniéndoles completamente abandonados. Y que a pesar de mediar más de una legua entre ambas localidades, no se les había dotado de médico, ni de matrona, ni de escuela de niñas; que no atendían al empedrado de sus calles, ni a su alumbrado, limpieza y ornato, teniendo que acudir los vecinos por si propios a cubrir estas atenciones. Otras razones tan pertinentes como las anteriores contenía la razonada exposición que elevaron al Gobierno de la Regencia. Algunos de los recurrentes presentaron un Proyecto de Presupuesto municipal para el nuevo distrito.

Al ser consultado el Ayuntamiento de San Roque por el Gobierno, manifestó que se oponían a la concesión solicitada, entre otras razones, las siguientes: que estaban agrupados a La Línea los caseríos de La Atunara, Espigón, Huertos y Huertas y que la mayoría de los habitantes no debían considerarse como vecinos, porque eran transeúntes. Que los vecinos estaban a merced de la Autoridad Militar, facultada para expulsarlos cuando las necesidades lo exigieran, que no contaba con término propio, porque, considerado como un barrio de aquella ciudad, nunca lo había tenido. Además, San Roque argumentó que el espacio que ocupaba La Línea era muy reducido, y que se hallaba enclavada dentro de la zona militar de mar y tierra, que los propietarios de las huertas y edificios habían adquirido estas posesiones bajo condición expresa de destruirlas y devolver los terrenos cuando el Gobierno lo ordenara y que su prosperidad toda dependía de la Colonia inglesa, por cuyo fuego de cañón se hallaba constantemente amenazada.

Otras mil razones, tan poco prudentes como las anteriores, y algunas denigrantes y ofensivas en alto grado para este honrado vecindario, opusieron los ediles de San Roque para contrarrestar las poderosas razones que impulsaron a los habitantes de La Línea a pedir su segregación, terminado su escrito de cargos con la siguiente manifestación: "Que defenderían, en todo caso, cualquier resolución que se opusiera a la integridad de su territorio, y que confiaban en que la Diputación Provincial fallaría a favor de la ciudad la cuestión suscitada".

Considerando la Diputación Provincial que, por el número de vecinos y otras condiciones, La Línea estaba en actitud de ser segregada, y sobre todo por haber desaparecido, según orden del Poder Ejecutivo de 14 de julio del mismo año, la prohibición estricta de edificar y reparar los edificios en las poblaciones de La Línea y Campamento, dictada en 24 de julio de 1862, permitiéndose edificar detrás del Cuartel de Infantería. Y, por último, por existir una moción dirigida a la Junta Provincial de Agricultura, Industria y Comercio, por varios propietarios, labradores y vecinos de la Aldea de La Línea, según certificado expedido por la Secretaria de dicha Junta, en cuya moción se exponía que el Ayuntamiento de San Roque tenía desde antiguo señalado a la Alcaldía Pedanea de La Línea de Gibraltar como término jurisdiccional el comprendido desde el Cachón nombrado de Jimena hasta el arroyo de Guadalquitón por la huerta del Rango y formado ángulo a la Pedrera, cuyo territorio comprende aproximadamente media legua de ancho y dos y media de largo.

Considerando justificado que el nuevo distrito podrá sufragar sus gastos sin gravar excesivamente a los vecinos, y correspondiendo en justicia acceder a la petición solicitada, limitándose a la segregación y quedando la división de bienes, etc., para después que el Gobierno haya aprobado la formación del nuevo Municipio, y fijado el nombre que éste deba llevar, por corresponder su designación al Gobierno, señalábasele por su propio término jurisdiccional la porción de terreno a que se extendía la autoridad del Alcalde de Barrio. El presupuesto presentado por los exponentes ascendía a 3.595 escudos (8.987,50 pesetas) cuya cantidad quedaba fácilmente cubierta con los ingresos o arbitrios que tenía asignados.

El Gobierno no creyó oportuna acceder a la proposición de que esta nueva población tomase el nombre de Línea de la Victoria. A propuesta de su primer alcalde y de acuerdo con los concejales nombrados por el Gobierno, se le designó con el de Línea de la Concepción que lleva en la actualidad. Este suceso, así como el de la segregación y nombramiento de su primera Corporación Municipal fueron celebrados con grandes festejos, en cuya fecha empezó el desenvolvimiento de esta Villa hasta llegar a su estado actual. Débese, en primer término, el feliz resultado de las gestiones para la emancipación de esta Villa a los desvelos, actividad y desprendimiento del más antiguo de sus vecinos don Lutgardo López Muñoz, que fue su primer alcalde, apoyado por las valiosas influencias del entonces presidente de la Diputación Provincial D. José González de la Vega, quien se dignó acompañar en todas sus gestiones, tanto en Madrid, como en Cádiz, al iniciador de tan loable proyecto.

El 20 de julio de 1870 se personó en esta villa en cumplimiento de órdenes recibidas de la Excma. Diputación Provincial de Cádiz el alcalde presidente de la Ciudad de Algeciras D. Manuel de Juliá y Jiménez para constituir el primer Ayuntamiento de esta villa; invitando oficialmente por orden de dicha Corporación para formar aquél, a los señores D. Lutgardo López Muñoz, D. José Morales Barragán, D. Antonio Bernal Sánchez, D. Manuel Blanco Jiménez, D. Pedro Calvino Prados, D. Manuel Cabello Reyes, D. Pedro Guerrero Roldán, D. Pablo Soler Palazón, D. Andrés Herrera Gutiérrez, D. Juan Cano Domínguez y D. Luís Ramírez Galuzo. Quedando constituido definitivamente el ayuntamiento de esta villa en la forma siguiente presidido por Lutgardo López Muñoz, el primer alcalde de la ciudad de La Línea.

Lutgardo López Muñoz

(20/7/1870 - 1/2/1872)

Lutgardo López Muñoz, en el año 1863, y siendo el vecino más antiguo y alcalde pedáneo del barrio de "La Línea de Gibraltar", dependiente del municipio de San Roque, hizo donación a las autoridades militares de este cantón, de toda la piedra necesaria para la construcción del Pabellón de Jefes y Oficiales de su guarnición, edificio que hoy es la Comandancia Militar de La Línea, en la Plaza de la Constitución, antigua Explanada, cuyo edificio es actualmente el más antiguo de la ciudad.

Pero éste no fue el principal gesto de Lutgardo López Muñoz, como antiguo vecino de La Línea, sino precisamente quien en 1870 consiguió la emancipación de esta villa del municipio de San Roque, que se consiguió por decreto de S. A. el Regente, de 17 de enero de 1870. Por ello y como premio a sus esfuerzos y éxitos en tan loable hecho, el Gobierno concedió a don Lutgardo López Muñoz el título de Jefe Honorario de la Administración Civil, e igualmente premió a don José González de la Vega, una gran Cruz Honorífica. El 20 de julio de 1870, don Lutgardo López Muñoz tomaba posesión de su cargo, porque en justicia se merecía la alcaldía de La Línea, tras la elección realizada entre los vecinos designados por la Diputación Provincial para constituir el primer Ayuntamiento provisional de este municipio. Anteriormente hemos reseñado la composición de esta primera Corporación Municipal.

Le toca una difícil tarea. En la Línea no hay escuela de niñas y una sólo de niños. El Ayuntamiento no posee local alguno, las calles son de arena, existen pocos edificios de mampostería. La villa ha estado totalmente abandonada de las tareas del municipio sanroqueño.

Hay que construir una nueva ciudad. Y en verdad, que sienta los cimientos. El 28 de diciembre de 1870 se crea el Juzgado Municipal con don José Vázquez Soto como primer juez y don Miguel Moscoso como secretario. El 2 de enero de 1871 es inscrito en el Registro Civil del Juzgado Municipal el primer nacimiento y al día siguiente, el primer fallecimiento. El 6 de febrero de ese mismo año, se registra el primer matrimonio.

Don Lutgardo cesa como alcalde el 31 de enero de 1872, en que es elegido por votación popular don José Peón Fernández. Como veremos más adelante, el 10 de abril de 1881, don Lutgardo volvería otra vez a ocupar la alcaldía, que ostentaría hasta el primero de julio de dicho año. Luego fue concejal en distintas corporaciones municipales linenses.

Don Lutgardo López Muñoz falleció en La Línea de la Concepción el día siete de julio de 1893 a los 78 años de edad, y la noticia de su fallecimiento y acto de sepelio nos la da el Diario de La Línea: "Ha fallecido en esta villa nuestro respetable y convecino Lutgardo López Muñoz. Es una desgracia que lamentamos vivamente y que ha producido en la localidad gran sentimiento. Era el señor López Muñoz uno de los más antiguos vecinos de esta villa, en la que siempre ha radicado y ejercido influencia, desempeñando en diversas épocas los primeros puestos, siendo muy querido y respetado por todos. Militó en el partido liberal, en el que siempre fue uno de sus más forzados campeones, si bien hoy alejado de la política activa. El sepelio, que tendrá lugar mañana, día ocho de julio, es seguro que concurrirá la población entera, rindiendo justo tributo del cariño que era objeto el finado. También concurrirá una numerosa representación del Partido Liberal y de la Corporación Municipal".

La fecha de la muerte de Lutgardo López Muñoz el siete de julio de 1893 coincide con la Velada linense en aquel año, por lo que como muestra de respeto y aprecio, el Ayuntamiento acordó que aquella noche no se encendiera el alumbrado de la Caseta Municipal y que no tocara la música en la Plaza Alfonso XIII.

Años más tarde, ya en 1931, como único recuerdo, el Ayuntamiento acordó darle su nombre a una calle de La Línea, precisamente a la antigua calle Alba. Años más tarde, se cambió el nombre de esa calle y se le puso su nombre a la que va desde la calle Carboneros a la Avenida España, justo enfrente del Cuartel Ballesteros.

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