50º ANIVERSARIO CRUZ HERRERA

Medio siglo sin el pincel más ilustre de La Línea

  • José Cruz Herrera falleció el día 11 de agosto de 1972, hace exactamente 50 años

  • Sus restos fueron trasladados desde Casablanca a La Línea para ser enterrado en su ciudad de nacimiento

"Lluvia en Marrakech" de José Cruz Herrera

"Lluvia en Marrakech" de José Cruz Herrera

Este jueves, 11 de agosto, se cumplen 50 años del fallecimiento del pintor linense José Cruz Herrera (1890-1972), acaecido en Casablanca a los 82 años de edad. En Marruecos pasó la segunda mitad de su vida, la época más brillante de su trayectoria, desde que visitara Casablanca por primera vez en 1926, cuando este territorio todavía formaba parte del protectorado francés. Cruz Herrera, como otros pintores europeos de la época, encajó en el ambiente cosmopolita de esta capital africana a orillas del Atlántico

Seducido por la cultura y el ambiente de sus callejas, zocos emparrados y medinas, unido a la personalidad de sus gentes, tomó la decisión de instalarse definitivamente allí y trasladar a su familia en 1939, una vez finalizada la Guerra Civil. Durante 33 años en territorio marroquí, con frecuentes visitas a Tánger, Tetuán, Xauén, Rabat, Fez, Marrakech o Mequinez, este hijo y nieto de litógrafos radicados en La Línea redescubrió la luz, el color puro y la pincelada suelta hasta convertirse en un prodigioso pintor impresionista, además de uno de los mejores orientalistas del panorama español.

Un zoco visto por Cruz Herrera Un zoco visto por Cruz Herrera

Un zoco visto por Cruz Herrera

“Yo nací en La Línea de la Concepción (el año no lo digo y así salgo ganando). Desde la terraza de mi casa, contemplaba las montañas azules de África como algo misterioso que me atraía y adivinaba los miles de asuntos maravillosos que aquellas tierras descubrirían ante mis ojos, que anhelaban mirar y estudiar de cerca. Y efectivamente, en el año 1926, con lo que me dieron de mi primera Medalla en la Exposición Nacional, me planté en Casablanca, con la idea de permanecer allí unas semanas hasta que se acabaran las pesetas de la Medalla”, escribió el artista.

Sin embargo, Cruz Herrera siempre estuvo conectado con su tierra y raíces. A pesar de haberse establecido en Casablanca, abrió un estudio de alrededor de 80 metros cuadrados en una casona de San Roque, donde pasaba temporadas, cruzando el Estrecho con frecuencia. Su amor por el sur de España y el norte de África puede recordar al que sintió el escritor y Premio Nobel de Literatura Albert Camus quien, estando en París, llegó a escribir: Retener esta luz, volver a ella, no ceder más a la noche de los días, rememorando su infancia en Argelia.

No sólo la obsesión por la luz, también una noble veneración por las mujeres une las figuras de Camus y Cruz Herrera. En cierta ocasión, al preguntarle a este último por sus temas pictóricos favoritos contestó: “Mujeres, mujeres, mujeres, frutas y flores que es una misma cosa”. Sus elegantes y poco convencionales retratos de andaluzas -fueron muchas las modelos campogibraltareñas- y africanas demuestran esta devoción. 

Retrato de una niña gitana por Cruz Herrera Retrato de una niña gitana por Cruz Herrera

Retrato de una niña gitana por Cruz Herrera

Si Cruz Herrera empezó a pintar fue a raíz de una enfermedad infantil. Para amenizarle sus días en cama, su familia le regaló una caja de pinturas. Curiosamente, a los 17 años Albert Camus también enfermó de tuberculosis, un hecho que lo convirtió en un lector voraz y un amante de la filosofía gracias a que uno de sus maestros, Jean Grenier, le llevaba asiduamente libros al hospital.  

A pesar de haber vivido en la convulsa época de las vanguardias europeas -Picasso tan sólo era 9 años menor que él-, Cruz Herrera siempre renegó de ellas, manifestando con frecuencia su absoluta aversión por las corrientes de renovación estética. El linense, siendo muy niño, comenzó en el mundo de la pintura realizando copias de las grandes obras clásicas de Velázquez, Murillo y Goya, manteniéndose fiel a la tradición hasta el final de sus días. 

Retrato de José Cruz Herrera por Jacobo Azagury Retrato de José Cruz Herrera por Jacobo Azagury

Retrato de José Cruz Herrera por Jacobo Azagury

Su amplia producción está esparcida por colecciones particulares de medio mundo. Se calcula que realizó unas 5.000 pinturas, por lo que muchos son todavía los trabajos desconocidos para el gran público. También obtuvo innumerables premios, entre los que destacan la Medalla de Oro de las Artes, las Ciencias y las Letras de París, en 1930, la Cruz de Caballero de Isabel la Católica, en 1940, o la Encomienda de Alfonso X El Sabio, en 1958.

Un año antes de su muerte, el pintor donó al Ayuntamiento de La Línea 250 cuadros que conformaron el primer Museo Cruz Herrera. Inaugurado en 1975 y ubicado en la Casa de la Cultura, el pintor no llegó a conocerlo. En este emplazamiento se exhibió su obra hasta el 15 de enero de 2016, fecha de apertura de la actual pinacoteca, que rinde homenaje permanente al artista en el edificio de Villa San José.

La delegación de Cultura del Ayuntamiento de La Línea y el Museo Cruz Herrera reivindican estos días su figura con la exposición ‘Inéditos’, abierta al público desde el pasado viernes y hasta el 31 de enero de 2023, compuesta por veinticinco obras procedentes de coleccionistas privados.

José Cruz Herrera falleció el día 11 de agosto de 1972, pero sus restos fueron trasladados desde Casablanca a La Línea para ser enterrado en su ciudad de nacimiento. En 1974, el Ayuntamiento le concedió, a título póstumo, la Medalla de Oro de la ciudad.

Actual Museo Cruz Herrera en La Línea Actual Museo Cruz Herrera en La Línea

Actual Museo Cruz Herrera en La Línea

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