El condado de Durham, al norte de Inglaterra, se ha vestido en este martes de banderas de rojo y amarillo junto a la Union Jack con motivo de la visita de la Reina. Doña Letizia se ha reunido con el príncipe de Gales en la que es su segunda visita a Reino Unido en la última semana. El pasado martes asistió, junto a Felipe VI, a la misa en recuerdo del duque de Edimburgo. Este martes lo ha hecho para la inauguración de una muestra de arte español del Siglo de Oro que atesora el castillo de Auckland, uno de los monumentos principales de este territorio episcopal. Una colección de Zurbarán preside esta semblanza de la Spanish Gallery, una iniciativa privada.
Junto a las obras de Zurbarán que contaba el castillo se han unido cuadros de Velázquez, Ribera o Murillo. Una colección reunida por el coleccionista Jonathan Ruffer.
Carlos de Inglaterra recibía a doña Letizia a las puertas de la fortaleza para visitar las obras de arte. La reina española ha contado con las muestras de cariño de los vecinos de Durham con banderas de los dos países reunidos en la cita cultural.
Un estilismo que ha decepcionado
La Reina lucía un abrigo negro y el vestido de esta ocasión era rojo vino, de Carolina Herrera, en un encuentro protocolario con gran significado. En 2019 se había producido la visita anterior de ambos en el Reino Unido. El 'clutch' a juego con el vestido es también de Carolina Herrera.
Pero lo que más ha sorprendido de la aparición de Doña Letizia ha sido el peinado escogido, un semirrecogido que lo cierto es que no le sentaba precisamente bien. Además de despejarle la cara demasiado y parecer un tanto descuidado, dejaba más en evidencia que nunca sus canas, una moda que si bien ya siguen Carolina de Mónaco, Sarah Jessica Parker y Demi Moore entre otras, hay que saber llevar para que no envejezca.
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