Un silencio | Festival de cine de Sevilla

La carcoma de las apariencias

Daniel Auteuil, Mathieu Galoux y Emmanuelle Devos en una imagen de 'Un silencio'.

Daniel Auteuil, Mathieu Galoux y Emmanuelle Devos en una imagen de 'Un silencio'.

Al belga Lafosse lo vimos eclosionar como cineasta con aquella Folie privée que pasó por la primera edición de este festival europeo en 2004. Con los años y los títulos, de Propiedad privada a Un amor intranquilo, la energía dramática y la fisicidad de sus imágenes se han ido atemperando en una carrera cada vez más integrada aunque siempre fiel a la disección de la pareja, el matrimonio y la familia como instituciones horadadas por la carcoma de las apariencias y el muro entre lo privado y lo público.

En Un silencio, el cineasta juega a esconder su escabroso tema durante más de media hora cocinada a fuego lento. Una mujer (Devos, desaprovechada) acude a la policía después de que su hijo adoptivo haya intentado asesinar a su marido (Auteuil). Lo que viene es un flash-back de reconstrucción que sigue eludiendo la monstruosidad hasta donde puede, aunque una vez revelada, también el juego de ocultaciones y silencios, todo es ya un ir y venir de un personaje (desdibujado) a otro sin que cristalice el punto de vista del cineasta sobre sus materiales.

Casi en las antípodas de la suspensión de juicio moral de El último verano, Un silencio no sabe qué carta jugar ni tampoco cómo salir de su propia indecisión.