CROSSING | FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA

Los niños nos miran y Dios también

Hadewych Minis en 'Crossing' mientras se masca la tragedia.

Hadewych Minis en 'Crossing' mientras se masca la tragedia.

Wouter e Iris son un joven matrimonio holandés que acaba de pasar unas vacaciones en África y vuelve a casa en un ferri que atracará en Algeciras. Las cosas entre ellos no parecen ir bien; aunque menos vocingleros, no se llevan mucho mejor que Richard Burton y Elizabeth Taylor en uno de sus días buenos. Crossing intercala otras dos historias en medio de esta: la del capitán del barco, un árabe con hija embarazada a bordo y conflicto abierto a costa del rechazo al futuro padre de la criatura, y la de dos gaditanos empleados de la Cruz Roja que esperan en tierra firme mientras rescatan del puerto inmigrantes ahogados y le tiran los tejos a una camarera.

El paso de cada una de las tramas a la siguiente se produce siempre de manera caprichosa y deslavazada, como si no hubiera el menor rigor ni en la escritura, ni en el montaje, a la hora de diseñar los saltos e interrelaciones entre las diferentes líneas argumentales. Siendo esto malo, no es lo peor, lo peor con creces es el castigo despiadado y moralista al que Jacqueline Van Vugt, directora y guionista, somete a unos padres que descuidaron momentáneamente a sus hijos unos minutos mientras tenían un encuentro sexual en los aseos.