Feria de Algeciras

El botellón amaga en Las Palomas y termina en el antiguo Magallanes

  • La Policía Local expulsa a los pequeños grupos de jóvenes que se asientan en el anillo de la plaza de toros para consumir alcohol. Los bajos de la UNED, repletos de chavales

Al estilo Carlos Giménez -aquel dibujante que popularizó la expresión Rambla arriba, Rambla abajo-, los jóvenes algecireños debieron someterse ayer a la normativa antibotellón; y olvidarse del anillo de Las Palomas, para emprender camino hacia al antiguo cine Magallanes. Los vanos intentos por llenar los cubatas en la plaza de toros quedaron en meros amagos, porque las continuas advertencias de la Policía Local no cesaron. Allí no. Ese no era el sitio. Así que, como no quedaba otra: Botellón arriba, botellón abajo; Bolsas arriba, bolsas abajo.

Todos andando hacia la escalera ubicada en la Plaza de la Constitución, entre la UNED y el salón de juegos Monte Cassino. Y los techados de la universidad se "petaron", puesto que el sol y el calor no ofrecieron ayer ninguna tregua. "A la sombra se está mejor", afirmó un chaval, con el correspondiente whisky con Coca-Cola en la mano. En un día en el que las temperaturas marcaron el ritmo de las copas: primero el hielo, después el alcohol y, por último, el refresco. Al compás de una feria que, desde allí, apenas se olía. Si acaso, se intuía; por el ruido de fondo y el paso de los viandantes, que emprendían a media tarde el trazado hacia el Real para disfrutar del Domingo Rociero.

Aunque, lejos de la UNED y en pleno recinto, el anillo de Las Palomas se sometió a un constante asentamiento de jóvenes. A las 14:00 horas ya se acumulaban los primeros grupos. Unas cincuenta personas arrancaban la jornada con litronas y diversos alcoholes. Pero la Policía pasó de las advertencias a la acción. Todos fuera. Tan sólo quedaron bolsas de plástico y botellas de whisky, vodka y demás género. Y eso que era el primer amago; porque después se sucedieron los intentos por hacer botellón en la plaza de toros.

Aún así, los alrededores del antiguo Magallanes concentraron a la mayor parte de los jóvenes dispuestos a beber en la vía pública. El rebujito corrió de mano en mano; intercalado con cubatas y cerveza. Algún que otro reducto de chavales también sobrevivía en distintos puntos de la barriada; diminutos grupúsculos que consumían y conversaban en escaleras y accesos a bloques de viviendas. Aunque eran minoría.

Todo ello, en el primer día de Feria. En la primera jornada tras "una noche tranquila", en palabras de los representantes del equipo de gobierno del PP. "Sin incidencias en materia de orden público y con cumplimiento de los horarios establecidos para el cierre de las casetas", explicó ayer el concejal responsable del área, Jacinto Muñoz, que acudió por la mañana a la reunión de la mesa técnica de Seguridad. "Únicamente se apercibió a los responsables de la caseta El Mero, después de que en los controles de sonometría realizados la pasada madrugada se obtuviese un registro de cien decibelios. Una medición superior a la permitida", expuso el concejal.

Paralelamente, también resultó una constante la presencia de agentes de Caballería de la Policía Nacional, que vigilaban los accesos y las calles cercanas al recinto ferial.

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