Mala Rodríguez | Rapera

“Si en algún momento he estado perdida, lo he reflejado en mi música”

La rapera Mala Rodríguez, en una de sus actuaciones.

La rapera Mala Rodríguez, en una de sus actuaciones. / Antonio L. Juárez

Este pasado 21 de julio se estrenó el tema Yo no soy un ángel, colaboración de Mala Rodríguez con Omar Montes, un sencillo “pegadizo, bailable y atrevido” que, además, cuenta con un videoclip “espectacular”, que representa “una boda en la que no todo es lo que parece”. Las de María Rodríguez Garrido (Jerez de la Frontera, 1979) con la música casi son ya de plata, tras 23 años de carrera y convertirse por méritos propios en la figura femenina por excelencia del rap español. Con letras agudas y mucho flow, La Mala sigue marcando el minuto.

–Ha lanzado recientemente el tema Yo no soy un ángel, una colaboración con Omar Montes. ¿Cómo surge y qué nos quiere contar?

–El tema habla de cuando te equivocas, de que nadie es perfecto, de que somos muy débiles. El vídeo está precioso, increíble, cuando lo veas vas a flipar. Me gustó mucho que él (Montes) escuchara la canción y dijera que quería cantar ahí, lo vio claro y le dio otra vuelta de tuerca a la música. Es una canción que lleva en el horno mucho tiempo. Le habíamos metido una sección de cuerda, ha estado mucho rato trabajándose. Ha quedado como algo muy especial, original.

–Una canción que se une a otros títulos que ha ido lanzando en los últimos tiempos como De las malas, No molestar y Sombrilla. ¿Se viene nuevo disco próximamente?

–Fíjate que desde la pandemia estoy trabajando con un productor y estamos haciendo, haciendo, haciendo... Y seguimos. Cuando sea el momento, saldrá el álbum, queremos concluir la grabación este verano. No hay fecha, todo está en el aire siempre.

–Desde que la conocimos en el año 2000 con el álbum Lujo ibérico, ¿cómo ha evolucionado el compromiso con las temáticas de sus composiciones?

–Comprometida me siento conmigo misma. Y si en algún momento yo he estado perdida, para otra cosa que no sea el reclamo social o el ego trip, también lo he reflejado. Si me siento identificada con eso, también lo tengo que mostrar, contar, no lo puedo evitar.

–En los 90 la escena rap española fue muy fructífera. ¿Cómo la ve hoy frente al éxito de otras músicas?

–A mí me pueden seguir gustando gente como Celedonio, porque sigue manteniendo vivo un estilo. También me gusta el de Morad. Lo que sí siento es que evoluciona la música pero realmente las historias siguen siendo las mismas, todo el mundo habla de lo que le pasa. Quizá son más sensibles a la hora de hablar de temas emocionales, pero son fieles a las historias de la calle. A mí me siguen representando y me gusta lo que se hace hoy, llámalo trap o como sea; sigue siendo rap. Es cierto que hoy en día es algo más popular, lo de mezclar hip hop con otros géneros. La música urbana es el nuevo pop.

–¿Cómo se ha adaptado usted a esas nuevas tendencias sonoras?

–Me he sentido siempre en contacto con lo que vivía, con lo que pasa. Igual si me hubiera quedado en mi casa y de repente hubiera salido a la calle, sería diferente. Me encanta escuchar a gente nueva y también estoy agradecida por lo que traen estos artistas. No he querido nunca hacer una desconexión de la música. Me parece una actitud arrogante lo de ser vieja escuela porque siempre va a haber una nueva escuela. Es muy triste creer que ya lo has visto todo.

–Como rapera, ¿le sigue pareciendo difícil destacar siendo mujer? ¿Cómo ha ayudado su carrera a proyectar la evolución del triunfo femenino?

–Me considero una persona pionera, no había alguien delante mostrándome el camino. Me he tenido que dar muchos arañazos y, a su vez, descubrir por mí misma las cosas, estar en primera línea. Lo considero algo muy bueno, me siento muy orgullosa y honrada de que se me haya dado esa oportunidad en la vida. He aprendido mucho de los obstáculos.

–A tenor de ciertos titulares “polémicos” y recientes sobre usted, ¿considera que han intentado buscarle las cosquillas para generar debates que no llevan a nada a través de las redes sociales?

–Sí, pero está guay, me da igual. Tengo muy claro en quién pienso cuando me acuesto y me levanto. Entiendo que aquí nadie es más que nadie y que cada uno tiene su camino, que cada persona tiene su proceso de crecimiento. No me gusta sermonear ni dar consejitos, no va conmigo. Yo simplemente lo hago lo mejor que puedo cada día y la única persona que me puede juzgar es Dios.

–Siempre de frente y sin tapujos en sus letras, ¿se mordería la lengua por algo o por alguien en esta vida?

–Hombre... (se lo piensa) yo nunca quiero que nadie sufra, no me gustaría hacer daño a nadie. A mí por ejemplo ese rollo de tiraeras no me parece bonito para nada. Prefiero morderme la lengua antes que entrar en una guerra, una situación incómoda contra alguien.

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