Todo el mundo quiere un Rodman

Desde que Dennis Rodman se fue la NBA sufre un vacío que trata de revertir con nuevas normas de comportamiento, de vestimenta y con una élite de jóvenes modélicos. El jugador más incontrolable de todos los tiempos, el más impredecible y surrealista, el más malo malísimo se retiró de los grandes focos hace ya casi una década, sin embargo desde entonces los equipos, los managers de las franquicias, los técnicos, los fans ansían tener su propio chico malo. Todos quieren un Rodman en su bando.

A sabiendas de que el gusano es un tipo de los que se da entre mil millones (seguramente producto de algún eclipse o de cierta alineación de planetas), no se ha vuelto a ver algo similar hasta que Ron Artest se ganó a pulso ser el nuevo rostro malo de la NBA. Con menos carisma y seguramente más odiado por la gente, Artest es lo más cércano a lo que Rodman fue en los 90.

Phil Jackson, el hombre que mejor supo domar al gusano a excepción del recordado Chuck Daly, trata de repetir en Los Ángeles la fórmula que le dio a los Bulls sus tres últimos anillos. Es algo que el entrenador venía mascando desde que el pasado verano hizo a los Lakers campeones. Nadie como Jackson sabe que un back to back (repetir anillo) es una misión difícil. Un desafío para el que necesita a un Rodman. Por eso el maestro zen se fijó en Artest, una bestía física, un azote defensivo, un jugador más loco que cuerdo capaz de desquiciar al contrario. Un nuevo reto para él mismo.

Tras convertirse en Laker Ron Artest ha asimilado su nuevo rol sin salirse demasiado del tiesto. Phil lo ha metido en cintura y en su particular triángulo. Atrás queda el peor Ron-ron, el que agredió a aficionados en la batalla campal de Auburn Hills en un Detroit-Indiana, el que era detenido en nightclubs con las nueve milímetros cargadas o el que grababa canciones de rap para ridiculizar a otros profesionales. Artest ha canalizado su agresividad. Ya demostró una gran mejoría en los Rockets. El propio Yao Ming llegó a decir a su llegada que esperaba que no pegase a nadie más del público. Si está centrado, Artest se convierte en uno de los cinco mejores defensores de la Liga y eso es lo que quiere Jackson para los play-offs.

El de Queensbridge (Nueva York), a sus 30 años, asume además su papel de incendiario en los momentos calientes. Ya ha conseguido en más de un partido decisivo picar a la grada, centrar sus iras y descargar de presión a Kobe Bryant y a Pau Gasol para que ejerzan de verdugos. Así es el nuevo Ron, dispuesto a llevarse los palos y los abucheos por el grupo.

El resto de equipos tratan de moldear a su bad boy. Los técnicos apuestan en su quinteto de salida por un especialista defensivo o así lo llaman. Aunque en el mayor de los casos se trata de un jugador muy limitado técnicamente, puro músculo, perro de presa de la estrella rival. El mejor ejemplo, Danthay Jones en los Pacers.

En Denver también disfrutan de su Rodman particular. Chris Andersen The Birdman. Redimido de una sanción ejemplar por consumo de cocaína, el hombre pájaro es uno de los mejores taponadores y reboteadores de la NBA. El Rodman blanco (repleto de tatuajes y excentricidades) es todo un ídolo en los Nuggets, finalistas del Oeste el pasado curso y aspirantes a todo esta temporada.

¿Y el genuino Rodman, qué es del tipo más pintoresco que ha jugado en la NBA? Dennis Rodman, además de llevar un showman dentro, pasó como uno de los jugadores más competitivos de la historia. Con apenas 2 metros se labró una gran carrera en Detroit, San Antonio y Chicago, además de jugar en Nets, Lakers, Mavericks y varias ligas de sudamérica. Conquistó cinco anillos (dos con los Bad Boys y tres con los Bulls de Jordan y Pippen), fue nombrado dos veces mejor defensor y durante siete años el mejor reboteador de la gran Liga. Con un físico espectacular era el pívot más temido por los rivales por su hambre, su colocación y su fiereza. Protagonizó numerosos escándalos, se mezcló en Hollywood con sonados líos con Carmen Electra y Madonna, hizo una peli con Van Damme, se transformó en chica, protagonizó un misterioso intento de suicidio en una camioneta, se pintó el pelo de todos los colores imaginables... pero sobre todo fue único e irrepetible. Ahora se dedica al póker o eso dicen.