El día después de Campbell

El Villa de Los Barrios afronta hoy su séptimo partido como visitante. La visita al Barris Nord de Lleida se ha transformado en una prueba especialmente difícil para los de Moncho Fernández, después de que el club cortase el miércoles al estadounidense Marcus Campbell.

La decisión de prescindir del pívot supone que los gualdiverdes, que en sus seis viajes anteriores sólo han conquistado un triunfo, acudan a este duelo con esa baja -que será definitiva-, la de Eric Sánchez, que continúa recuperándose de su lesión y que ni siquiera se ha desplazado con sus compañeros, y la duda de Ricardo Guillén, que apenas ha podido entrenarse durante la semana como consecuencia de una sobrecarga en los gemelos. Ayer tampoco pudo hacerlo al mismo ritmo de sus compañeros.

Además, el Barris Nord es, tradicionalmente, una cancha maldita para Los Barrios, que la temporada pasada encajó sobre ese parquet el revés más amplio (31 puntos) en Liga regular desde que Moncho Fernández es su entrenador.

A estas perspectivas, desde luego nada halagüeñas, se suma el run-run que acompaña al vestuario como consecuencia de las apreturas económicas por las que atraviesa la entidad, que adeuda a su plantilla una mensualidad y media, amén de los alquileres de los tres últimos meses de las casas en las que residen sus profesionales.

Después de entrenarse ayer a horas realmente intempestivas en el Once de septiembre (15:30), la caseta trata de sobreponerse a las adversidades y a no entrar en la peligrosa dinámica que supondría reincidir en las cuatro derrotas que encadenó el Villa antes de la incorporación del ahora despedido Campbell.

El técnico gualdiverde, Moncho Fernández, elude cualquier pregunta que tenga que ver con la situación económica de la entidad: "Lo siento, pero yo soy entrenador y sólo hablo de asuntos deportivos", advierte.

"Está claro que la salida de Campbell nos afecta, pero estoy convencido de que el club va a ser capaz de sustituirle pronto", vaticina. "Su ausencia no va a cambiar nuestro objetivo, que es el de ir partido a partido".

"Por el rol que estaba asumiendo, está claro que la ausencia de otro pívot hubiese sido más importante y como ya digo que espero que pronto tengamos un jugador para que nos haga su trabajo, debemos hacernos a la idea de que se ha lesionado", agregó.

El técnico compostelano, que hace caso omiso a la estadística adversa que arroja la historia ("tal y como está la LEB Oro todo el mundo puede ganarle a todo el mundo y cada semana vemos números de esos que se rompen", dice) advierte, empero, que el Lleida es "un rival muy difícil".

"Siempre existe una posibilidad, pero se trata de un equipo conjuntado, muy bien dirigido, muy completo y que después de la derrota ante el Axarquía de hace dos semanas hará lo imposible por despedirse con una satisfacción a su afición", recalca.