Pontevedra - Algeciras CF | La crónica

Un Algeciras ridículo en Pontevedra (1-0)

  • El equipo de Ania, minimizado por el colista, escenifica en Pontevedra una nueva pesadilla que le deja a merced del descenso

  • Los albirrojos no salen con hambre, carecen de pegada y encajan un gol circense

Un Algeciras CF ridículo, minimizado por el colista, escenificó una pesadilla en Pontevedra, una más en una temporada que cada vez tiene peor pinta. El equipo de Iván Ania hizo pasar vergüenza a una afición que, a mil kilómetros de casa, vio impotente una derrota que acerca el descenso. Hasta tres equipos pueden mandar este domingo a los rojiblancos al pozo del grupo I de la Primera Federación, que ya consume su 27ª jornada.

Un gol de chiste y que retrata lo que viene siendo este Algeciras en defensa significó el tanto de Brais Abelenda al comienzo de la segunda parte. Un gol circense que hizo justicia porque el Algeciras no salió a por la victoria en Pasarón, no demostró que se jugaba la vida y las pocas veces que se acercó al área contraria falló lo que fallan los equipos malos. No hay que darle más vueltas, no hay más cera de la que arde.

El Algeciras cayó ante un Pontevedra que muy probablemente va a bajar, pero los granates emitieron cierto coraje que se echó en falta en la escuadra algecirista, en la que algunos jugadores simplemente ya no están. Algo falla en un vestuario donde después de lo de Talavera o lo de Ceuta ya no valen las excusas, las lecciones ni los aprendizajes. No se está transmitiendo en el césped lo muchísimo que la institución se está jugando, un club que apenas ha entrado en la SAD bajo la promesa de mirar hacia arriba, no hacia el boquete del que tanto costó sacar la cabeza.  

Con la defensa en cuadro por las lesiones y las sanciones, Ania colocó de improvisado central a Albarrán y cubrió el lateral derecho con Benítez. El algecireño Tomás regresó al lateral zurdo y en el centro del campo Borja entró por Mario Ortiz (lesionado y sancionado) y Rodrigo Sanz tuvo su primera titularidad en detrimento de Pepe Mena. El resto, el bloque más o menos habitual.

El partido arrancó con una primera llegada del Pontevedra a los tres minutos, por la banda derecha, por el boquete de Ferrol, con un disparo mordido que se fue a córner. Álex González le pegó arriba a renglón seguido. Apretaba el equipo de casa, como era de esperar, mientras que el Algeciras parecía verlas venir.

El campo empezó a encharcarse bajo la lluvia constante y aparecieron las primeras imprecisiones, sobre todo en un Algeciras que no sufría pero tampoco tenía el control de la situación ni del balón. ¿Habrían elegido los tacos correctos, esta vez? No había claridad de ideas ni circulación. La ausencia de Mario Ortiz dejó a los de Ania huérfanos en el centro del campo.

Siguió avisando el Pontevedra, en el 19' con un disparo de Miguel Román. El Algeciras no conseguía finalizar ni concretar ocasiones más allá de algún que otro saque de esquina. La sensación de peligro llega más por el bando local. De hecho, a la media hora salvó Miño una doble oportunidad que quedó invalidada por un fuera de juego muy justito.

El primer disparo al marco de Cacharrón lo firmó Roni en el minuto 43 con un chut blandito, casi de fogueo. El primer tiempo del Algeciras, muy pobre, dejaba el poso de lo que podía suceder en lo que restaba.

El gol, de chiste

Y sucedió después de la ocasión más clara para los de Ania porque el fútbol es así de retorcido. Minuto 53 y cabalgada de campo a campo de Borja Fernández para brindar una ocasión franca a Elejalde desde el perfil derecho, ya pisando área. No cogió ni puerta.

Ni un minuto después un saque en largo de Cacharrón, lo ganó por alto el Pontevedra y acabó con Brais Abelenda tocando a trompicones el cuero entre Benítez y Albarrán, y un Miño que había salido no se sabe muy bien adónde. Y el balón que se coló pegadito a un palo. 

El Algeciras intentó reaccionar pero finalizaba con muy poquita fuerza. Muy poquita fe. La respuesta desde el banquillo legó con la entrada de Siddiki y David Martín. El marroquí tuvo el empate en el minuto 69 con una vaselina que se quedó corta ante la salida de Cacharrón. Clarísima, pero muy tiernos los que se suponen que deben morder.

Vinieron unos compases alocados en los que el Pontevedra corroboró por qué va último y perdonó dos llegadas clarísimas, sobre todo la de Rufo.

Entre las interrupciones, los cambios y los brazos caídos de un equipo que muy pocas veces ha sido capaz de hacer algo heroico, el partido se consumió en el 96 y pico con la opción de colgar un balón al área que Miño sacó en corto y propició que el árbitro pitase. Hasta a la desesperada quiere jugarla el Algeciras.

La situación deja al Algeciras grave por enésima vez esta temporada y vuelve a encender las alarmas. Con 31 puntos, los de Ania pueden despeñarse este domingo hasta la 17ª plaza, la cuarta por la cola. Sería la primera vez que Ania se ve en descenso en año y medio. Y el domingo que viene toca el Córdoba.

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