Cuando hay honor en la derrota (2-1)

Cuesta volver a escribir la palabra derrota después de tanto tiempo, especialmente cuando se antoja tan injusta como la que cosechó el Algeciras CF en Murcia en su despedida de la temporada 2024/25. El equipo de Fran Justo mereció, como poco, el empate en un broche de curso condicionado por el escenario, por lo que se jugaba el rival y por un arbitraje algo casero que decantó la balanza en dos acciones claves: perdonar la expulsión al local Kike Cadete cuando Leiva iba lanzado hacia el área y un controvertido penalti por manos de Paris Adot en el minuto 89, una pena máxima que resultó el salvoconducto para que los pimentoneros rescatasen la segunda posición de cara al playoff de ascenso.

El resultado a fin de cuentas es intrascendente para un Algeciras que ha terminado en la novena plaza con 52 puntos, con los deberes de la permanencia entregados desde hace dos semanas, pero queda ese regusto amargo de que un punto habría sido la recompensa mínima para un equipo que compitió a la altura, supo resistir cuando tocaba y desquició por momentos a un Murcia que tuvo que quemar las naves para evitar un incendio antes de su momento cumbre. El Algeciras fue a por todas, tanto es así que Fran Justo debió saltar como un resorte cuando el árbitro no quiso expulsar a Cadete en la mencionada jugada del minuto 64 en la que el algecireño Leiva cabalgó medio campo antes de ser derribado. Quizás en otra plaza sí hubiese sido roja, pero en Murcia y en la última jornada no bastó.

Pocos peros se le pueden poner a este Algeciras que ha terminado la competición en modo jabato, con la plantilla apurando las reservas del tanque, con muchos muslos y tobillos vendados, y con la sensación de que faltó muy poco para meterse en el ajo del playoff. No había tanta diferencia, al menos en estos dos últimos meses, con el Antequera o el Mérida, que sí van a disfrutar del gran premio de unas eliminatorias por subir a la Liga de Fútbol Profesional. Otra vez será y ojalá esto anime a la propiedad a dar un empujoncito más a un proyecto que no está tan lejos de poder soñar.

El Algeciras aparcó las galas y festejos de la semana y saltó al Enrique Roca (otrora Nueva Condomina) con un once de los llamados de gala. El técnico dio entrada a Lautaro por Aleix Coch -estaba tocado- en el eje de la defensa y mantuvo a los mismos de la última victoria en casa. El Murcia arrancó con los colmillos afilados y nada más empezar estuvo a punto de aprovechar en botas de Pedro Benito una pérdida de balón algecirista. Los locales probaron con un disparo lejano de Yriarte que atajó en dos tiempos Lucho y tocaron el palo en un remate que no valía de Loren Burón. Todo esto en diez minutos de poderío grana.

El Algeciras tuvo su primer acercamiento en una falta lateral que Manín cabeceó fuera y poco a poco comenzó a estirarse, a acomodarse en un partido que se ajustaba más a lo que quería. En el minuto 25 Diego Esteban bailó claqué y probó la portería defendida por Gazzaniga. Sin embargo, el gol llegó en el bando contrario al filo de la media hora cuando el Murcia rentabilizó un centro desde la derecha de David Vicente que el central Saveljich remató entrando como un avión.

El Algeciras se recompuso y, tras un aviso de Flakus, apareció el mariscal de campo Marino Illescas para crear. El de Écija aprovechó un desmarque de Tomás para encontrar a Dani Merchán solo en la izquierda y el lateral definió cruzado para empatar en el minuto 41. Mazazo a un Murcia que ya sabía que el Ibiza goleaba al Ceuta en Can Misses. La segunda plaza peligraba.

Por eso, el inicio del segundo tiempo dejó ver a un Murcia mucho más osado, con cambios a modo de revulsivo y mucha más presencia en cada ataque. La tuvo Pedro Benito nada más reanudarse el choque. Los granas llegaban con insistencia ante un Algeciras que se defendía con solvencia. Iván Turrillo entró por Tomás y poco después entró en liza Neco Celorio para dar otro aire arriba.

El Algeciras tuvo sus opciones para ponerse por delante en Murcia. Álvaro Leiva estaba animado y protagonizó en el minuto 64 una cabalgada, similar a la que hizo en Villarreal, para plantarse en el otro área. Justo antes de colarse dentro de los onces metros fue derribado por Kike Cadete. Los algeciristas reclamaron la roja, pero quedó en amarilla. El que sí vio la roja fue Fran Justo. Marino estrelló el lanzamiento de falta en la barrera.

Los murcianistas volvieron a probar a Lucho, pero se desesperaban con el paso de los minutos, sobre todo unas gradas que pitaban cuando el Algeciras movía y movía con posesiones largas. Y volvió a aparecer Alvarito Leiva a falta de diez minutos para meterse hasta la cocina y sacar un derechazo que Gazzaniga desbarató con un paradón.

El partido se consumía y entonces llegó el minuto 89 en el que Ortega Herrera vio penalti por manos de Paris Adot en una acción complicada, con el algecirista cayendo en una postura en la que pugnaba por defender. El penalti puso en bandeja la oportunidad a Flakus, que lanzó con determinación y permitió suspirar a todo el murcianismo, que jugará con ventaja de campo en la eliminatoria contra el Nàstic de Tarragona. Casi nada.

Mientras un puñado de equipos de la liga de los mortales se jugaban literalmente la categoría, el Algeciras salía a disfrutar y a competir en Murcia, muy lejos de los apuros de los dos últimos años. Esta vez las celebraciones tocaron a los vecinos del Sanluqueño y el Marbella, que seguirán una campaña más en la Primera Federación, y las lágrimas cayeron en Yecla, Fuenlabrada y Alcoy, que caen al pozo de la Segunda RFEF. El Algeciras se autoimponía buscar algún aliciente, como terminar lo más arriba posible. Buscaba la ambición donde casi ya no había. Ojalá los que sigan encuentren de nuevo más ambición para volver a la carga a partir del próximo mes de agosto.