La Unió Esportiva Costa Brava, la antes conocida como Llagostera, llega este domingo al Nuevo Mirador con la vitola de ser uno de los clubes más humildes del grupo II de la Primera RFEF. El Algeciras CF medirá su dinámica positiva a un rival que atraviesa su primer bache tras haber enlazado sus dos primeras derrotas de la temporada y la eliminación en la Copa Federación.

El conjunto que entrena Oriol Alsina, el artífice del histórico ascenso del club catalán, cuenta con seis puntos (tres menos que los algeciristas), pero cayó a puestos de descenso tras sufrir la segunda derrota consecutiva de la temporada la pasada jornada ante el Albacete (0-3). El primer revés había llegado la semana anterior ante el imparable Villarreal B (2-0).

En el seno del Costa Brava hay "tranquilidad absoluta" porque se asume que el equipo ha cedido ante dos de los titanes de la categoría y por las sensaciones mostradas en el comienzo liguero con las cuatro primeras jornadas en positivo con tres empates seguidos y la victoria sobre el Cornellà, su único triunfo. Los que visten de azulgrana solo han marcado dos goles y han recibido seis.

La eliminación en la Copa Federación es un mal menor para la modesta entidad. Los de Alsina se adelantaron por dos veces ante el Izarra, pero sucumbieron tras la prórroga en la suerte de los penaltis. Lo peor, la carga de minutos previa a un viaje kilométrico hasta el sur de España.

El Costa Brava disfruta de la Primera RFEF tras un ascenso cargado de épica que consumó tras empatar frente al Hércules de Alicante en la última jornada de la segunda fase de la pasada temporada. Los de Oriol Alsina lograron el último billete para la nueva división siendo para muchos la gran sorpresa.

La Llagostera tomó en verano la decisión de convertirse en el Costa Brava para poder hacer frente a los gastos de la categoría. La directiva de la entidad tomó una decisión "por pura supervivencia" que sentó un precedente en la Primera RFEF. El Costa Brava cambió de hogar para jugar en el Municipal de Palamós, un escenario conocido por el equipo en su último periplo en Segunda. El club, que representaba a un municipio de Girona de unos 8.000 habitantes, decidió abrirse a toda la Costa Brava catalana con un proyecto que permita ser viable.

"Para avanzar en este mundo llamado fútbol nos vemos obligados a cambiar el nombre del club y consecuentemente el escudo, abriéndonos a todo el territorio, la Costa Brava. Queremos que quede muy claro que no lo hacemos porque sí, sino que se trata de pura supervivencia", argumentó la entidad, que mantuvo los colores y el himno, pero no el nombre y el escudo.

Moussa.

El club afincado en Palamós cuenta con una cara conocida para el algecirismo, el extremo Moussa Sidibé, que recaló cedido por la Ponferradina. Para Moussa fue un regreso a casa ya que brilló con la Llagostera tras su paso por el Nuevo Mirador. El malí dio el salto al Andorra después de la campaña 18/19.

El Costa Brava mantiene parte del bloque del ascenso, especialmente en la retaguardia. Los azulgrana cuentan con veteranos como el portero Marcos o los defensas Forlín y Pepe Martínez, y se han reforzado con expertos como Jordi Xumetra -que jugó con el Levante en Primera y suma los dos goles de su equipo-, Boris o Perone.

De la docena de fichajes realizados, además del de Moussa, está el delantero Borja Llarena, que el pasado curso visitó el Mirador y marcó con el Marino.

Alsina, pendiente sobre todo del estado físico de los futbolistas que participaron el miércoles en la Copa Federación, recupera a Álex Calatrava, que cumplió sanción por su expulsión en Villarreal.