Grupo H. España-Suiza

Gelson Fernandes, el héroe secundario

  • El suizo, nacido en Cabo Verde, ejemplifica la capacidad de sacrificio de su selección, la primera sorpresa del Mundial.

Ottmar Hitzfeld lo puso para  defender, pero terminó convirtiéndose en goleador, en el verdugo de España en la mayor sorpresa de la primera jornada del Mundial de fútbol de Sudáfrica 2010. 

Corría el minuto 52 del partido en Durban cuando Gelson Fernandes, un suizo de Cabo Verde, metió el balón en la portería de Iker Casillas tras una embarullada jugada. 

Suiza se adelantaba 0-1 y nadie lo podía creer en el estadio Moses Mabhida. El campeón de Europa, uno de los grandes favoritos para  llevarse el título mundial en Sudáfrica 2010, se ponía por detrás en  el marcador. 

Ya no podría remontar. Pese al esfuerzo de las estrellas  españolas, pese a Fernando Torres, David Villa, Xavi o Andrés  Iniesta, la roja cayó ante la firmeza defensiva de un equipo que  nunca escondió sus intenciones. 

"En estos torneos cortos, el primer partido es muy importante",  dijo Vicente del Bosque en una entrevista antes del Mundial.  "Suiza tiene un fútbol con mucha energía. Principalmente se basa en  una pareja de mediocentros, Inler y Fernandes. Alrededor de ellos se  construye el equipo. Son gente rápida, muy agresiva". 

Su análisis no pudo ser mejor. Tanto Göhkan Inler como Fernandes resumieron el espíritu de sufrimiento con el que Suiza salió al campo. 

Del Bosque calificó el martes de "ejemplar" a su técnico rival,  Hitzfeld, al que hoy abrazó antes de empezar el partido. El alemán  dio una lección táctica y sus jugadores la llevaron a la práctica a  la perfección. 

"Si es necesario defenderemos con nueve", había dicho. Y así lo  hicieron. 

El gol de Fernandes fue el colofón a una idea de juego, la misma  con la que Estados Unidos infligió la única derrota que hasta ahora conocía la selección de Del Bosque, en las semifinales de la Copa Confederaciones, en 2009. 

El mediocentro suizo, un actor secundario, un hombre que el Manchester City cedió al Saint Etienne francés, fue designado jugador  del partido. 

Fernandes llegó a Suiza junto a su madre a los cinco años  procedente de Cabo Verde. Su padre había conseguido trabajo en Sitten  un año antes y al fin podía reunir a toda la familia. 

Unos años después, se convirtió en capitán de la selección sub 21 y hoy, a los 23 años, es indiscutible en el cuadro de Hitzfeld, un  equipo que ha sabido aprovechar los talentos procedentes de la  inmigración y que hoy dio el mayor golpe del Mundial a base de tesón  y fe.

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